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Cuando Necesitas a un Amigo

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Todos necesitamos un amigo—alguien con quien comunicarnos, alguien con quien compartir las alegrías y tristezas de la vida, alguien que nos escuche, aconseje, conforte y nos aliente. Y esa no es una necesidad que recién apareció en nuestros días. En el inicio de los tiempos, Dios dijo respecto del primer hombre, Adán, “No es bueno que el hombre esté solo”. ¿Qué hizo Dios con este problema? ¡Él solucionó la necesidad de Adán de compañerismo terrenal, al crear una compañera para él!

Puedes estar pensando, “Eso es maravilloso; Dios creó una amiga para Adán. Pero, ¿cómo va a llenar mi necesidad de compañía?” Puedes haber sentido muchas veces que las personas son tus amigos hasta que tienes realmente una necesidad. Entonces, no puedes encontrar al amigo. Puede que tus amigos no hayan cumplido tus expectativas. Tus buenas intenciones hacia un amigo pueden haber sido mal interpretadas, o los malentendidos pueden haber roto una amistad. La distancia, agendas ocupadas y otras prioridades interfieren con el establecimiento del tipo de relaciones cercanas que anhelas. Y llega un momento en el cual los amigos, no importa cuán fieles sean, no pueden cumplir con nuestras necesidades.

Pero, ¡no te desesperes! Existe un amigo para ti, uno cuyas preocupaciones e intereses en ti van más allá del ámbito de cualquier amistad terrenal. Jesucristo ha reservado un lugar en cada corazón que solamente Él puede llenar. Y cuando Él lo hace, te darás cuenta que es un amigo personal que nunca será insensible, ni lejano, o demasiado preocupado con otras cosas para encontrar tiempo para ti.

Jesús es un amigo que desea satisfacer todas tus necesidades. Él escucha con amor y entendimiento cuando expresas tus problemas e indecisiones. Él nunca malentiende o juzga mal, y nunca comete errores al darte un consejo. Su promesa es: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Su presencia ha alegrado y confortado a gente en camas de hospitales, en campos de batalla y en cualquier tipo de adversidad profunda.

¿Conoces al mejor de todos los amigos? Si no lo has conocido, Su amor te llegará hoy. Él ha prometido: “Y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). No debes temer al rechazo. Sólo ven hacia Él y confiesa la necesidad en tu vida. Arrepiéntete de los pecados del pasado con un corazón verdaderamente arrepentido, con el propósito de dar la espalda a toda maldad. Entrega el control de tu vida a Dios, y dile: “Señor, estoy entregando mi camino a Ti. Mi vida es Tuya”.

Cuando das completamente tu vida a Dios, encontrarás que Él demuestra perfectamente todas las características de un verdadero amigo.

Él te apoya. Cuando estás preocupado o desanimado, Su promesa es: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10). Él anhela apoyarte.

Él comprende. Tus fuerzas y tus tropiezos, tu potencial y tus problemas, son todos conocidos por Él. ¡Con cuánta ternura considera Él tus necesidades, preguntas, heridas y anhelos! En Salmo 103:14 leemos, “Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo”. Él nos acepta y nos ama a pesar de nuestras limitaciones. Después de todo, ¡también es nuestro Creador!

Él te conforta. Cuando todo en la vida parece hundirse en el dolor y la confusión, puedes invocar a Su promesa: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Juan 14:18). La angustia puede ser profunda, pero Él llega aun hasta las profundidades más internas de tu corazón y te conforta como nunca alguna persona podría hacerlo.

Él se comunica contigo. ¡Imagínate teniendo acceso inmediato a un amigo en cualquier momento que le llames! Siempre ahí, nunca una señal de ocupado o un mensaje grabado diciendo: “Lo siento, pero no estamos disponibles para atender el teléfono en este momento...”. El mensaje del Señor para ti es: “Clama a mí, y yo te responderé” (Jeremías 33:3).

Él siempre está listo para ayudar. Hace muchos años el Salmista David escribió: “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado”
(Salmo 28:7). ¿Estás desesperado en la vida? La fortaleza y el escudo de David nunca le falló, ni siquiera una vez. Jesús tampoco te fallará, bajo ninguna circunstancia.

Él piensa en ti. Este es un amigo que nunca se olvidará de ti. La Biblia dice que ¡Él hasta tiene contados los cabellos de tu cabeza! Para Él, eres un individuo precioso, que no tiene precio, no importa cuán solo o abandonado te puedas sentir. Qué promesa tranquilizadora se observa en las palabras: “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí” (Salmo 40:17).

Él es fiel. Hace muchos años un compositor de canciones redactó estas bellas palabras: “¿Podemos encontrar un amigo tan fiel, quien comparta todas nuestras tristezas?” Este amigo nunca te descuidará, nunca te pondrá de lado por ningún otro amigo. Siempre estará allí para ti. En Lamentaciones 3:22-23 leemos: “Nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad”.

Sí, tu amistad con Jesús puede ser la amistad de tu vida. Así que apréciala y mantenla a través de la obediencia a Su Palabra y la comunicación diaria, porque nunca encontrarás otro amigo que te ame más profundamente o tan completamente como Él. La Palabra de Dios nos dice: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). Un día en el Calvario, Jesús hizo eso por ti.

¿Es Él tu amigo?