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Ganando Fortaleza Espiritual

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Luego de haberle pedido a Dios el perdón de tus pecados y haber recibido Su salvación, tu vida nunca será la misma. Satán, el enemigo de tu alma, tratará de diversas formas de alejar tu corazón de Cristo. Sin embargo, existen medidas prácticas que puedes tomar cada día que te fortalecerán como Cristiano.

Lee la Biblia diariamente. “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119:11). Un programa de lectura diaria te mantendrá en Su Palabra y permitirá que Su Palabra crezca en tu corazón.

Ora cada día. “La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16). “Buscad a Jehová y su poder; buscad su rostro continuamente” (1 Crónicas 16:11). Cristo es tu amigo y ganarás fortaleza espiritual mientras pases tiempo hablando con Él y escuchándolo cada día.

Reúnete regularmente con otros creyentes para el culto. “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25). Reunirte con otros creyentes es una gran forma de compartir tu fe y de ganar coraje a partir de las victorias que comparten.

Realiza enmiendas por errores pasados. “Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres” (Hechos 24:16). Limpiar tu pasado te brindará una gran paz al saber que eres perdonado por Dios y los hombres.

Elige amigos que te inspiren y no que te hundan. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14). Los amigos tienen un impacto directo en nuestra vida diaria. Aquellos que comparten tu pasión por Cristo te alentarán cuando el camino se vuelva duro.

Aprende la diferencia entre la tentación y los actos de pecado voluntario. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13). “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Así como tu elección de seguir a Cristo fue una decisión conciente, también los actos voluntarios de pecado son cuestión de elección. Satán te tentará hacia el pecado, pero no puede forzarte a actuar mal.

Desarrolla una relación fuerte con Jesucristo buscando y recibiendo las experiencias de santificación y el bautismo del Espíritu Santo. “Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3). La santificación es el acto de la gracia de Dios mediante el cual la naturaleza pecaminosa de la humanidad se restaura en pureza y santidad. Luego de ser salvados, el Espíritu de Dios en nuestras vidas nos lleva a una relación aún más profunda con Cristo. Dedicamos nuestras vidas completamente a Él y a través de la fe y de la Sangre de Cristo, nos santifica y nos aparta para Su uso. Mientras la salvación brinda perdón para los pecados realmente cometidos, la santificación brinda la limpieza de la naturaleza interna de pecado con que todos nacemos.

Cuando eres santificado, eres un candidato para recibir el regalo del Espíritu Santo. “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros” (Juan 14:16-17).

El bautismo del Espíritu Santo es la experiencia de la Tercera Persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, entrando a la vida de una persona para darle el poder para el servicio a Dios. Para ser llenado con el Espíritu Santo, la persona debe primero haber renacido a través de la experiencia de la salvación. Un segundo paso, la santificación, ocurre cuando la persona salvada profundiza en la consagración y Dios purga el corazón de la naturaleza interna del pecado. Entonces, el corazón está listo para el regalo del Espíritu Santo.

Ahora que eres Cristiano, podría ser que te preguntarás exactamente qué está involucrado en vivir esta vida. Nos gustaría asegurarte que ¡te has embarcado en la mejor y más satisfactoria experiencia de tu vida!

Entiende que a todos les ocurren eventos alentadores y desalentadores, y los Cristianos no están exentos de su buena cuota de situaciones problemáticas. El enemigo de nuestras almas es implacable y necesitamos ser igualmente implacables permitiendo a Cristo a moldear y fortalecer nuestro carácter para que coincida con el Suyo. Los pasos destacados al comienzo de este folleto son cosas prácticas que puedes hacer cada día y que reforzarán tu decisión de seguir a Cristo, así como también fortalecerán tu relación con Él.

Satán utiliza muchas tácticas para distraer, desalentar y apartar a los creyentes de Cristo. Hasta que sea eternamente amarrado, Satán no se detendrá con nada para separarnos de nuestro Señor. Pero hay noticias maravillosas. Pablo el apóstol pregunta en Romanos 8:35-36, “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero”.

Él responde en los versos 37-39 con, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.

La conclusión es . . . no importa qué utilice Satán para tratar de debilitarte y hacer que falles, siempre que continúes creciendo fuerte en tu relación con Cristo – ¡ganarás!