VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. – Juan 14:2
Había una vez una serpiente que podía ¡hablar! Era una serpiente muy hermosa, pero mala y engañosa. En fin, el mismo Satanás estaba en la serpiente. La serpiente vivía en el Huerto del Edén. Ese era un lugar muy especial y hermoso que Dios había hecho para las primeras personas que Él creó, Adán y Eva.
Adán y Eva amaban a Dios, pero la serpiente no. Él odiaba a Dios y quería que Adán y Eva odiaran a Dios también. Así que la serpiente planeó un malvado plan. Engañó a Adán y a Eva a hacer algo que Dios les había dicho que no hicieran.
Un día la serpiente vio a Eva en el Huerto y le habló. Él sabía que Dios les había dicho a Adán y a Eva que no comieran la fruta de cierto árbol que crecía justo en el medio del Huerto. Pero Satanás le preguntó de todos modos, “¿Conque Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?”
Eva le respondió que ellos podían comer de todos los árboles, excepto de uno. Ese era un árbol especial llamado el árbol de la ciencia del bien y el mal. Entonces la serpiente le mintió a Eva. Le dijo que si ella comía del fruto de ese árbol, ella sería tan sabía como Dios. En vez de decirle a la serpiente que se alejara, Eva fue y miró la fruta en el árbol especial. ¡Cuán bello era! ¡Cuán delicioso parecía! Entonces ella hizo exactamente lo que Dios le dijo que no hiciera. Estiró el brazo y cogió una fruta. Ella le dio una mordida. Entonces fue a Adán y le dio un poco y él le dio una mordida también.
Adán y Eva sabían que Dios les había dicho que no comieran del fruto de ese árbol, pero desobedecieron a Dios. Dios llama a esto pecado. Cada vez que hacemos algo que sabemos que es malo, se llama pecado.
La serpiente estaba muy complacida cuando vio que su malvado plan había uncionado. Adán y Eva habían pecado. Dios estaba muy infeliz porque Adán y Eva no le habían obedecido. Pero estaba mucho más infeliz con la serpiente por engañar a Eva.
Dios amó a Adán y a Eva pero, debido a que ellos habían pecado, tenían que ser castigados. Dios los sacó del Huerto del Edén. Ellos no podían volver a entrar otra vez. Para mantenerlos fuera, Dios puso a un ángel con una espada encendida para cuidar el Huerto.
Y ¿qué le pasó a la serpiente? Dios lo castigó también. Desde entonces ¡ha tenido que arrastrarse en la tierra y comer polvo!
El concepto de que todos nacemos con pecado en nuestros corazones puede ser difícil para un niño entenderlo. Él puede sentirse un poco dudoso de que su hermanito o hermanita puede tener pecado en su corazón.
Para hablar sobre esto, tome varias manzanas de diferentes tamaños y recórtelas. Muéstrele a su niño que cada manzana contiene semillas, no importa su tamaño.
Pregúntele si la manzana puede deshacerse de sus propias semillas. Muéstrele que usted puede remover las semillas, explicando que Dios es el que tiene que sacar los pecados de nuestro corazón.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Romanos 3:23 | LUNES: Romanos 6:23 | MARTES: Hebreos 2:3 | MIÉRCOLES: 1 Juan 1:8 | JUEVES: 1 Juan 1:9 | VIERNES: Gálatas 3:22 | SÁBADO: 1 Juan 3:9