VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. — Salmo 119:105
La brisa estaba quieta. Todo estaba tranquilo mientras los dos hombres ca-minaban en el camino a Emaús.
“Está tan tranquilo hoy”, dijo Cleofas. “Estoy contento que estamos lejos de las multitudes en Jerusalén”.
Su amigo acordó, “Sí, y podemos hablar ahora. Todo ha sido tan confuso. Todavía no estoy seguro si entiendo lo que había estado sucediendo. Pero sí sé que Jesús murió en esa cruz y . . .”
Escuchando los pasos detrás de ellos, los dos hombres se voltearon y miraron mientras un Extranjero se aproximaba. Cuando Él les alcanzó, empezaron a hablar juntos. Después de un momento, Él miró a los rostros de los hombres. “Ambos parecen tan tristes ¿Qué les está preocupando?”
Cleofas y su amigo le miraron con sorpresa. “¿No sabes? Debes ser un extranjero en Jerusalén si no has escuchado de todas las cosas que han estado sucediendo allí”.
“¿Qué cosas?”, el Extranjero preguntó. “¡Acerca de Jesús de Nazaret!”, Cleofas dijo. “Él curó a la gente y le enseñó con el poder que sólo podía venir de Dios. Pero los principales sacerdotes y los ancianos lo habían arrestado. Entonces lo crucificaron sobre una cruz”.
“Pensamos que Él era el que vendría a libertar a Israel”, explicó su amigo. “Y ahora parece que los romanos seguirán gobernando”.
“Y además de eso”, exclamó Cleofas, “ahora ¡Su cuerpo se ha ido! Algunas mujeres llevaron especias aromáticas a Su tumba esta mañana y la encontraron abierta y vacía. Ellas dijeron que vieron un ángel que les dijo que Jesús estaba vivo”.
Entonces el Extranjero empezó a hablar. “¿No entendieron que esto era el plan de Dios para Jesús, el Salvador, que sufriera todas estas cosas?” Entonces Él empezó a explicar lo que decían las Escrituras acerca del Salvador.
Cleofas y su amigo escucharon cuidadosamente al Extranjero. Estaban maravillados por lo que Él les había dicho. Parecía un corto tiempo antes de que el Extranjero y los dos hombres llegaron a Emaús. Ellos le pidieron que se quedara y comiera con ellos. Al principio, parecía que Él continuaría Su viaje, pero a lo último decidió unir-se a ellos.
Mientras el Extranjero bendijo el pan para la cena, algo maravilloso sucedió. Súbitamente los dos hombres supieron quien era Él. ¡Él era Jesús! Tan pronto ellos le reconocieron, ¡Jesús desapareció de enfrente de sus ojos!
Después que Él se había ido, se miraron unos a otros en asombro. “¡Yo sentí que mi corazón se ardía cuando Él estaba hablándonos en el camino!”, exclamó Cleofas. “Él explicó las Escrituras de modo que realmente pudimos entenderlas”.
“Regresemos deprisa a Jerusalén”, dijo su amigo. “Debemos decirles a los otros. ¡Vamonos! ¡Jesús está vivo!”
Esta lección es acerca del encuentro de Jesús con dos de Sus discípulos en el camino de Emaús. A lo primero, ellos no lo reconocieron, pero más tarde, después que ellos se habían sentado para comer juntos, ellos comprendieron que Él era su Señor.
Use el versículo para memorizar como el enfoque de su tiempo juntos con su hijo. Ya que compara la Palabra de Dios a una lámpara, hay muchas posibilidades para visualizar este versículo. Haga que su hijo cuente todas las lámparas (o fuentes de luz) que puede encontrar en su casa. Hable acerca del porqué necesitamos luz. Use una luz para hacer sombras chinas sobre la pared. Esconda un objeto en una habitación oscura y permita que su hijo lo busque con una linterna.
Después de pasar algún tiempo en estas actividades, lea el versículo de nuevo juntos. Permita que su hijo le explique por qué él piensa que la palabra de Dios es como una luz.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Salmo 119:105 | LUNES: Juan 5:24 | MARTES: Juan 1:12 | MIÉRCOLES: Salmo 119:130 | JUEVES: Juan 6:40 | VIERNES: Juan 6:35 | SÁBADO: Juan 12:46
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