VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Ha resucitado el Señor verdaderamente. — Lucas 24:34
La tierra estaba temblando mientras caminamos hacia la tumba, llevando las especies aromáticas para el cuerpo de Jesús. Nuestros corazones habían estado cargados cuando emprendimos el viaje, y ahora estábamos asustadas. ¡Nosotras no sabíamos lo que estaba sucediendo! “Oh María, ¡apresurémonos!”, yo dije.
Cuando llegamos al lugar donde Jesús había sido enterrado, estábamos muy sorprendidas por lo que vimos. La piedra grande que había sido pues-ta delante de la abertura había sido removida. ¡La tumba estaba abierta! ¿Qué había sucedido?
Nos apresuramos a la entrada de la tumba, y temerosamente miramos al interior. ¿Qué veríamos? “¡Está vacía! ¡La tumba está vacía! Oh, ¿qué le ha pasado a Jesús? ¿Dónde está su cuerpo?” María habló estas palabras en una voz conmovida.
No podía responderle. Yo no sabía qué hacer. Los pasados pocos días habían sido tan tristes para nosotros. Era justamente el viernes pasado cuando una multitud enfurecida había clavado a nuestro amado Jesús a una cruz sobre una colina afuera de Jerusalén. Ellos habían puesto un título sobre la cabeza que decía, ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. La gente le había escarnecido y se había reído de Él.
El verle allí había roto nuestros corazones. ¿Cómo podían aquellas personas maltratar a uno que sólo había hecho lo bueno? Después que Jesús murió, el cielo se oscureció como la noche y un gran terremoto sacudió la tierra. Oh, fue un momento terrible. Y ahora, ¡esto! El cuerpo de Jesús se había ido de la tumba donde nosotros lo habíamos colocado. Debe haber sido robado.
María y yo sencillamente nos paramos allí mirando a nuestro alrededor. Entonces vimos a alguien—¡un ángel! Él debe haber visto el miedo sobre nuestros rostros, ya que él nos dijo que no temiéramos. Él sabía que estábamos buscando a Jesús. Él nos dijo que Jesús no estaba allí porque Él había sido resucitado de los muertos justamente como Él había dicho que lo haría.
Sí, Jesús había dicho que ¡Él resucitaría de los muertos! Un gozo llenó nuestros corazones mientras recordábamos. Nuestros temores desaparecieron a las palabras del ángel. Súbitamente tuvimos la esperanza de ver a Jesús de nuevo.
El ángel nos dijo que fuéramos rápidamente y les dijéramos a todos los discípulos de Jesús que Él había resucitado de los muertos. Jesús les iba a ver de nuevo en Galilea. ¡Qué mensaje tan maravilloso!
Rápidamente dejamos el lugar donde Jesús había sido enterrado. Habíamos estado temerosas, pero ahora estábamos contentas. Jesús estaba vivo y queríamos decírselo a todos inmediatamente. Sentimos tanto gozo. Sencillamente sabíamos que toda la gente que amaba a Jesús estaría gozoso también. Corrimos lo más rápido que pudimos para encontrar a los discípulos de Jesús. Teníamos que decirles, “¡Jesús está vivo!”
La Resurrección de Jesucristo, el dramático evento del primer domingo de Pascua, es el punto céntrico de nuestras creencias Cristianas. Enfatice ese evento en una manera especial esta semana con su familia. Una opcion sería que cada uno de los miembros de su familia podría usar el saludo/respuesta de la Pascua usada por la Iglesia Primitiva: “¡Cristo es resucitado!” / “¡Verdaderamente Él ha resucitado!”
Construya recuerdos de la Pascua en el menú de su comida esta semana. Prepare a su familia algunos alimentos que podrían causar pensamientos acerca de la primera semana de Pascua. Algunas posibilidades: pan (Mateo 26:26); Pescado (Juan 21:12-14); sufl é (algo que levanta mientras hornea) (Marcos 16:6); pastel de ángel (Mateo 28:5-6). A la hora del almuerzo permita que los miembros de la familia traten de adivinar cuál es la comida especial y explique por qué es significativo. Si se atascan, dele el texto de las Escrituras para que lo busquen como una pista.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Lucas 24:34 | LUNES: 1 Corintios 15:20 | MARTES: 1 Pedro 1:3-4 | MIÉRCOLES: Mateo 28:5-6 | JUEVES: Mateo 28:8 | VIERNES: Lucas 24:6-7 | SÁBADO: Hechos 4:33
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