VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. — Génesis 1:1
¿Alguna vez te has preguntado cómo se llegó a existir nuestro mundo? ¡Realmente es una historia emocionante! Podemos leer todo acerca de esto en las primeras páginas de la Biblia.
“¡Sea la luz!”, sonó la voz de Dios con poder mientras hacia eco a través del espacio vacío. Esas fueron las palabras que Él habló mientras empezó a crear los cielos y la tierra. Tan pronto como Dios dijo las palabras, la oscuridad empezó a moverse. La luz empezó a mostrarse a través de la oscuridad, encendiendo las oscuras esquinas del espacio. Ya no hubo oscuridad total porque Dios había hecho la luz. Él miró la luz y la llamó día, y a las tinieblas las llamó noche. Desde ese momento empezó el tiempo—el primer día de la Creación estaba cumplido.
Dios no había terminado con Su plan. Había agua por todas partes, y Dios la quería dividida en dos partes. Cuando Dios habló, el cielo empezó a dividir el agua. Las nubes llenas de agua se formaron. Debajo de ellas, la tierra estaba cubierta de agua. Este fue el segundo día.
En el tercer día, la próxima parte de la creación de Dios llegó a existir. Terreno seco apareció mientras todas las aguas se movían en grupo hacia varios lugares. Dios llamó al terreno seco tierra, y tenía la forma que Dios quiso. Las altas montañas alcanzaban al cielo, con valles profundos situados en el medio. Dios puso hierba verde en la tierra. Puso árboles, flores y arbustos aquí y allá.
Las aguas sobre la tierra ahora tenían bordes. Algunas aguas fueron puestas en lugares grandes para hacer nuestros océanos. Los pequeños arroyos y riachuelos hacían ímpetu sobre las rocas hacia los ríos. Los anchos y amplios ríos fluían hacia los mares. Dios miró alrededor de la tierra y las aguas que Él había colocado, y Él supo que todo era hermoso. Él estaba feliz con todo lo que Él había creado.
En el cuarto día, Dios decidió hacer las luces para el cielo. Él sabía justo lo que Él quería. Hizo el sol, grande y brillante, para brillar cada día y calentar la tierra. Colocó la luna plateada en los cielos para alumbrar en la noche. Hizo también las estrellas para que esparcieran un poco de luz la cual alumbraría el cielo. Dios planeó que el sol y la luna estuvieran allí para ayudarnos a diferenciar la noche del día y para darnos días, semanas y años.
Dios vio todo lo que había hecho por el poder de Su Palabra. Miró el cálido brillo del sol brillando sobre la linda tierra. Él estaba feliz con lo que Él vio. El mundo que Él había empezado a crear era bueno. Era exactamente de la manera que Él lo quería.
Es muy especial ver cómo un niño se maravilla al ver el mundo que Dios ha hecho. Esta semana tome tiempo para ver, para ver realmente, el mundo de Dios a su alrededor. Si el clima lo permite, vaya con su niño a un paseo para ver la naturaleza. Llame la atención de su niño hacia algunas de las maravillas de la creación de Dios. Señale el color oro en una hoja de otoño, una nube en el cielo, el árbol alto.
Cuando su niño hace un descubrimiento, tome tiempo para examinar y apreciar la belleza que él ha encontrado. Ayúdelo a reconocer el hecho de que cada cosa que él ve es el trabajo de Dios.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Génesis 1:1 | LUNES: Salmo 102:25 | MARTES: Salmo 19:1 | MIÉRCOLES: Salmo 33:6 | JUEVES: Hebreos 11:3 | VIERNES: Salmo 148:5 | SÁBADO: Juan 1:3
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