VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. — Lucas 2:52
“¡José!”, gritó María, “¡No puedo encontrar a Jesús! Oh, ¿dónde puede estar?”
Todos en el grupo estaban cansados del largo viaje. Ellos regresaban de la ciudad de Jerusalén donde habían ido a celebrar la Fiesta de la Pascua. Y ahora, ¡no podían encontrar a Jesús!
“María, Jesús tiene doce años, así que no te preocupes. Él está bien. Seguramente está visitando a otro grupo de viajeros”, dijo José.
Ellos buscaban a Jesús entre las otras personas, pero ¡ninguno le había visto en todo el día! Pronto, José comenzó a preocuparse también. Así que él y María decidieron regresar a la ciudad de Jerusalén.
Buscaron en la ciudad por mucho tiempo hasta que finalmente lo hallaron en el Templo.
“José, ¡ahí está!”, la voz de María estaba llena de alivio. “Él está sentado en medio de ese grupo de hombres. ¡Ellos son los ancianos del Templo!”
José dio un profundo suspiro de alivio. Las largas horas de búsqueda por su Hijo se habían terminado. “Yo estoy tan agradecido”, él dijo. “Buscamos por todas partes en nuestro camino de vuelta a Jerusalén, y por toda la ciudad. No podía pensar dónde seguiríamos buscando”. Su voz sonó insegura. Tragó en seco y continuó, “Hablemos con Él. ¿Por qué se quedó aquí en el Templo?”
Juntos María y José se apresuraron hacia el grupo de hombres. Ellos planeaban sacar a Jesús del grupo y empezar su viaje a casa. María se preguntaba qué le estaban diciendo los ancianos a su Hijo. Él se veía tan jo-ven, sentado allí con ellos.
Jesús ni siquiera levantó la vista mientras ellos se acercaban. María le dijo a José, “Él está tan interesado en lo que los ancianos le están diciendo, que no nos ha visto”. Pero mientras ellos se acercaban al grupo ella se dio cuenta de la realidad. ¡Jesús no solamente estaba escuchando a los ancianos sino que también estaba hablándoles y haciéndoles preguntas! ¡Y los ancianos del Templo estaban escuchando! Ellos estaban interesados en todo lo que Él decía.
María fue hacia Jesús y tocó suavemente Su hombro. “Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy preocupados mientras te buscábamos”.
Jesús le dijo a María y José que Él estaba haciendo los negocios de Su Padre Celestial. Pero ellos no comprendían lo que Él quería decir.
Entonces era tiempo de que todos dejaran Jerusalén otra vez. Esta vez Jesús iba con ellos. Regresaron a su hogar en la ciudad de Nazaret. Y por un largo tiempo, María pensó sobre las palabras que Jesús había dicho: “Debo hacer los negocios de mi Padre”.
Una buena manera de enfocar realmente la lección de esta semana es ayudar a su hijo a representar los eventos descritos en el texto, usando muñecas pequeñas. Improvise cosas como un camino (una tira larga de papel marrón) y el Templo (hecho de una caja de zapatos). Mientras planees un diálogo, ayude a su hijo a pensar sobre qué clase de preguntas y respuestas fueron intercambiadas entre Jesús y los ancianos del Templo.
Disponga de un tiempo especial para su hijo para mostrar esta presentación a otros miembros de la familia.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Lucas 2:52 | LUNES: Salmo 122:1 | MARTES: Salmo 26:8 | MIÉRCOLES: Salmo 27:4 | JUEVES: Salmo 65:4 | VIERNES: Juan 4:34 | SÁBADO: 1 Pedro 2:2
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