VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. — Juan 1:29
“¡Mira toda la gente! ¿Adónde van?”, pregunté.
Rut me miró con sorpresa. “¿No has escuchado? El hombre que ellos llaman Juan el Bautista está predicando en el Río Jordán otra vez, hoy. Yo iré allí para escucharle. ¿Te gustaría ir conmigo?”
Realmente quería ir y ver a este hombre, Juan. Había escuchado mucho sobre él. Las personas decían que comía langostas y miel silvestre, y no tenía ninguna ropa lujosa. ¡Se viste con ropas hechas de pelo de camello!
Así fue cómo pasó que fui con Rut al Río Jordán ese día. Y allí vi algo que jamás olvidaré.
“¡Arrepentíos!”, Juan el Bautista decía a la gente. “¡Prepárense para el Reino de Dios!”
Pronto, algunas de las personas de la multitud se movieron hacia el agua. Estas eran personas que querían hacer la voluntad de Dios y seguirle. Ellos le habían dicho a Dios que estaban arrepentidos de sus pecados. Juan sumergía a las personas, una a una en el agua. Cuando él los sacaba del agua ellos estaban muy felices porque habían sido bautizados por Juan.
Juan le habló al pueblo acerca del Reino de Dios, pero también les dijo sobre Jesús. Estas personas pensaban que Juan era una gran persona, pero él dijo que Jesús era mucho más grande que él. ¡Pues, les dijo que no era digno de desatar el calzado de Jesús!
De repente Juan paró de hablar. Miró más allá de la multitud. Un Hombre caminó hacia el rió, pasó al lado de todas las personas y entró al agua donde estaba Juan. Había algo especial en este Hombre. Cuando le dijo a Juan que lo bautizara, Juan le dijo, “¡Oh, yo no puedo hacer esto! Jesús, Tú eres más grande que yo. Yo necesito ser bautizado por Ti. ¿Por qué Tú vienes a mí para ser bautizado?”
Otra vez Jesús le habló a Juan y dijo, “Tú debes bautizarme ahora. Porque así conviene que cumplamos con todo que Dios nos dice hacer”.
Yo escuché a una mujer decir, “Éste es el Hombre llamado Jesús. ¡Él es de quien Juan había estado hablando!” ¡Todos estaban tan emocionados!
Entonces Juan sumergió a Jesús en el agua. Cuando ellos salieron del agua un sentimiento maravilloso estaba en el aire. Todo el mundo pudo sentir el Espíritu de Dios cuando una paloma blanca bajó volando del cielo y vino a posar sobre Jesús.
Todo estuvo muy quieto. Entonces todos escuchamos una Voz desde el Cielo, la Voz de Dios, “Éste es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”.
Yo nunca olvidaré ese maravilloso día, el día que vi a Juan el Bautista bautizar al propio Hijo de Dios.
Esta semana, dé una mirada a la lección para el siguiente domingo al hablar acerca de todas las cosas que aprendemos a través del ejemplo. Haga una lista en una hoja grande de papel, y coloque la lista donde puedan ser añadida fácilmente más sugerencias que lleguen a la memoria: atar los zapatos, hacer la cama, arreglar la mesa, etc.
Hable de cómo Jesús nos dejó un ejemplo al ser bautizado en agua. Busque la palabra “bautizar” en el diccionario y hable de su significado. Ayude a su hijo a comprender que el bautismo es una manera de decirles a aquellos que nos rodean que tenemos una nueva vida en Cristo.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Juan 1:29 | LUNES: Lucas 3:16 | MARTES: Lucas 1:76 | MIÉRCOLES: Isaías 40:3 | JUEVES: Juan 1:23 | VIERNES: Marcos 1:10-11 | SÁBADO: Juan 1:15
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