UN LEVE TEMBLOR fue el único aviso que tuvieron los chicos. El siguiente momento Gabriel y Ernesto se tambaleaban contra el mostrador de la tienda de bienes deportivos. El piso se movió debajo de sus pies como si estuvieran en una montaña rusa. Grandes pedazos de vidrio volaban en todas direcciones mientas la ventana a su lado se destrozaba. Los gritos de miedo se oían mientras se sentía un retumbo bajo. “¡Salgamos de aquí!” Ernesto empujó a Gabriel en dirección a la puerta que locamente oscilaba. Los chicos se precipitaron en dirección hacia la entrada, segundos después se les unió más gente aterrorizada y empujando hacia la calle.
Ellos podían oír el estallido de los equipajes deportivos cayéndose de los estantes a sus espaldas mientras ellos llegaban a la acera. Entonces, tan repentinamente como comenzó, el terremoto paró.
VERSO CLAVE:
También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. — 2 Timoteo 3:1
Por un corto momento una inquietud horrorosa parecía sentirse en el aire, casi como si el universo estaba aguantando su respiración. Entonces la confusión se apoderó de los que estaban parados en la acera mientras luchaban por entender qué fue lo que sucedió. ¿Qué pasaría después?
“¿Estas bien, Ernesto?” Gabriel tomó el brazo de su hermano mayor. La cara de Ernesto estaba emblanquecida, pero él se esforzó para aparentar estar tranquilo. “Estoy bien, Gabriel, ¡pero fue algo dichoso que no estábamos un tanto más cerca a la ventana! ¡El vidrio realmente voló!
Gabriel respiró profundo y miró a su alrededor, casi aturdido. Luego dijo: “Mejor vamos a casa a ver que sucedió allá.”
A la mañana siguiente, después de aclarar todos los daños y todas las cosas puestas en orden, Gabriel agarró el periódico matutino y lo abrió sobre la mesa de desayunar. Los encabezados dicen: “Terremoto trae daño extendido.”
“¡Vaya, mira esto, Papá! Dijo Ernesto después de un tiempo.“ Registró 7.1 en la escala de Richter. En realidad eso fue algo.”
“¡Todo lo que puedo decir es que espero que este haya sido mi primer y mi último de este tipo!” Comentó su padre. “Los eventos de ayer fueron suficientes para un hombre viejo como yo.”
“Ay, Papá,” dijo Ernesto a su padre con una mirada de disgusto. “Yo también pensé que fue un poco emocionante.”
La familia se inclinó sobre la mesa en silencio, mirando los artículos describiendo el terremoto, que llenó la primera plana. “Dice que hay historias relacionadas en la página A12 y C4,” dijo Ernesto. Su padre abrió el periódico y empezó a hojearlo con el pulgar, buscando esas páginas.
“‘Brote Fresco de Pleitos Reportados en las fronteras de Israel,’” leyó en la página dos. “‘El Presidente Abandona las Platicas de la Congelación Nuclear.’” Él pasó a la próxima página: “’Infestación de Polilla Gitana se Mueve al Norte.’ ‘Miles Mueren en la India a Causa de la Sequía,’” él suspiró. “‘Naciones Africanas al Borde de Guerra.’”
“No hay nada en vía de buenas noticias, ¿No es así?” Dijo Gabriel, mientras untaba mermelada de fresas a otro pedazo de pan tostado. “Parece que todo lo que sucede es guerra y problemas y desastre. Y aún hoy, nuestra misma ciudad ha alcanzado noticias a nivel nacional.” Tragó un par de bocados, y luego miró hacia arriba otra vez. “Papá, ¿era así el mundo cuando tú eras niño?”
Su padre parecía pensativo. “Realmente yo no creo que lo era,” él contestó lentamente. “Nosotros tuvimos nuestros propios problemas, pero parece ser que las cosas están empeorando.” Él pausó por un momento. “Claro, la Biblia nos dice que así sería justo antes de que el Señor regrese.”
Ernesto dio un gemido. “O, Papá, tú siempre estás predicando.” Empujó la silla a un lado de la mesa y salió de la habitación.
Gabriel captó la mirada turbada que intercambiaron sus padres. “No te preocupes, Ernesto aún está molesto—talvez este terremoto sirvió para avisarle de su necesidad de ser salvo. Trataré de hablarle más tarde cuando él se calme un poco.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¡Observa Esas Señales!
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