VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. — 1 Samuel 16:7
David, un joven pastor, cargó la oveja más pequeña. “Cuán pequeña y lanuda eres”, le dijo en voz baja mientras acariciaba la cabeza del animal. “No te preocupes pequeña oveja”, continuó, “algún día tú serás tan grande y tan fuerte como cualquiera de estas ovejas”.
David bajó la oveja a su lado en la hierba suave y verde. Recogió su arpa y tocó una canción, cantando palabras acerca de Dios y Su bondad.
¡Cuán feliz estaba David! Él amaba el verde prado, los corderos pequeñitos y las grandes ovejas. Le gustaba cantar y tocar su arpa. Pero más que todo, en lo profundo de su corazón, David amaba a Dios.
Muchas veces durante el día, David oraba a Dios. Él decía a Dios cuánto le amaba y agradecía por el hermoso mundo que Él había hecho. David sabía que Dios era su amigo especial. Él sabía que Dios lo amaba también y siempre lo cuidaría.
Un día mientras David cuidaba sus ovejas, un hombre le trajo un mensaje de su casa. “David, ¡ven rápidamente!”, el hombre exclamó. “El profeta Samuel está en la casa de tu padre y ¡él quiere verte!”
David sabía que el profeta Samuel era un hombre muy importante. Él sabía que Samuel era un obrero de Dios. Muchas veces, Dios le decía a Samuel lo que pasaría en el futuro. Pero David no sabía por qué Samuel quería verlo.
Él no sabía que Dios había enviado a Samuel a la casa de David para hallar el futuro rey del pueblo de Israel. Samuel ya había visto a los hermanos mayores de David. Mientras cada hermano caminaba delante de él, Samuel había pensado, “¡Éste es seguramente!” Pero cada vez Dios le decía que no. Samuel vio solamente hombres bien parecidos, pero Dios estaba mirando a sus corazones.
David se apresuró a su casa. Había casi perdido el aliento por correr tan rápido. Samuel vio que él era un hombre bien parecido; sus mejillas eran rojas, su pelo volaba por el viento, y su piel estaba dorada por el sol.
Cuando Dios miró el corazón de David vio algo muy especial. Supo que David sería un buen rey. Dios habló al corazón de Samuel y le dijo que ungiera a David para ser el próximo rey de Israel.
Samuel obedeció a Dios. Tomó aceite y lo vació sobre la cabeza de David. Toda la familia de David vio a Samuel hacer esto. Ellos supieron que Dios había escogido a David para ser el próximo rey.
Desde ese día en adelante, David amó a Dios aún más. Él supo que Dios tenía un plan especial para su vida. El sabía que Dios estaría a su lado siempre.
Estamos iniciando una unidad en la vida de uno de los personajes Bíblicos más conocidos y amados, David. Nuestro estudio va a empezar con David como un joven pastor de ovejas, quien fue ungido para ser el futuro rey de Israel.
Su hijo aprenderá que Dios eligió a David porque vio en su corazón y observó cualidades que lo harían un buen rey. A fin de visualizar con su hijo este pensamiento, doble a la mitad una hoja de papel y dibuje un corazón en la parte frontal (asegúrese de que uno de los lados del corazón toque el doblez del papel). Recorte el corazón, cuidando de no cortar la parte que toca el doblez. En el corazón de la parte frontal, haga que su hijo escriba “Corazón de David”. Luego abra el corazón y haga que escriba en el interior cualidades que hacían a David un buen rey. Las palabras pueden incluir “Confió en Dios”, “Valiente”, y “Temía a Dios”. Recuérdele a su hijo que Dios ve lo que está dentro de nuestros corazones y eso es lo que le importa.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: 1 Samuel 16:7 | LUNES: Lucas 12:2 | MARTES: Salmo 44:21 | MIÉRCOLES: Salmo 33:13-15 | JUEVES: Romanos 8:27 | VIERNES: 2 Timoteo 2:19 | SÁBADO: Proverbios 21:2