VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová. — Isaías 12:2
“¿Quién quiere pelear conmigo?”, gritaba el grande y malo gigante. “¡Están todos ustedes asustados!”, vociferaba. “Salgan de sus escondites. ¡Los reto! ¡Veremos quién es el más fuerte!”
David, sólo un joven pastor, miraba mientras el gigante llamaba al pueblo. Miraba alrededor esperando ver un soldado valiente del ejército de Israel salir para pelear con Goliat, el gigante. Pero nadie se movió.
David estaba sorprendido. Les preguntó a unos soldados cercanos a él, “¿Quién es este filisteo? ¿Por qué se burla de Israel?” “Goliat puede ser fuerte”, pensó David, “pero mi Dios es más fuerte”. Entonces David se dio cuenta de que todos estaban asustados. “Yo pelearé con Goliat”, dijo David mientras saltaba a sus pies. “Dios siempre me ha cuidado. Él me protegerá ahora cuando yo pelee con este gigante”.
David fue llevado al rey Saúl. El rey Saúl estaba sorprendido cuando él vio cuán joven era David. Trató de convencer a David de no pelear con Goliat, pero David le dijo a Saúl todo sobre su Dios y cómo él supo que Dios lo ayudaría.
El rey Saúl puso su propia armadura sobre David. Pero David no pudo salir a encontrarse con Goliat vestido así. Él se la quitó porque su fe estaba en Dios y no en la armadura.
David corrió al valle sin ninguna armadura, su honda en su mano. Él halló un pequeño arroyo de agua y buscó algunas piedras lisas. Cuando encontró cinco piedras, las puso dentro de su saco pastoril. Entonces fue a pelear con Goliat.
¡Goliat estaba enojado cuando vio a David venir! Goliat tenía más de 2.7 metros de altura y David era mucho más pequeño. ¡Cómo rabió Goliat!
David no estaba asustado cuando oyó a Goliat. Él dijo, “Vengo a ti en el nombre de Jehová”. David le dijo a Goliat que Dios ganaría la batalla. Entonces todo el mundo sabría cuán grande era el Dios de Israel.
David puso una piedra en su honda. Corrió hacia el gigante, dando vueltas y vueltas a la honda. De repente, David dejó la piedra volar. ¡Cataplum! La piedra golpeó al gigante justo en la cabeza. ¡Cayó sobre su rostro en la tierra! Dios ayudó a David a vencer el gigante.
¡David estaba en lo correcto! Su Dios era más grande que un gigante. Su Dios era más fuerte que un gigante. Él no tenía que estar asustado.
Dios nos ama y nos ayuda a todos nosotros también. El pueblo de Dios nunca tiene que estar asustado.
Esta historia bíblica es una que segura-mente agitará la imaginación de su niño: la historia de David confrontando al gigante, Goliat, y ganando una poderosa victoria para los Hijos de Israel a través de su coraje. El énfasis para esta lección es que Dios estará con aquellos que confían en Él.
El campeón filisteo tenía más de 2.7 metros de altura. Para ilustrarle a su niño cuán alto es esto, mida esa distancia y haga que él se pare al lado de esta.
Un simple saco pastoril pude hacerse cortando un círculo de una hoja de papel marrón aproximadamente 18 cm de diámetro. Haga pequeños hoyos alrededor del círculo, aproximadamente 2 cm del borde. Arrugue el círculo entre sus manos para hacer que se parezca a un cuero. Amarre un cordel o algo parecido a través de los hoyos y hálelo para formar un saco. Permita que su hijo busque cinco piedras lisas para colocarlas dentro del saco.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Isaías 12:2 | LUNES: 2 Timoteo 1:7 | MARTES: Marcos 9:23 | MIÉRCOLES: Proverbios 3:5 | JUEVES: Jeremías 17:7 | VIERNES: Salmo 145:18 | SÁBADO: Salmo 27:1