VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. — Lucas 15:10
Era un hermoso día en el apacentadero. Las ovejas se estaban apacentando pacíficamente en el influjo cálido del sol. Un corderito se alimentaba por sí solo, aparte del resto del rebaño. De vez en cuando ojeaba para estar seguro que el pastor no estaba muy lejos.
Después de un rato el corderito empezó a querer saber si no había mejor pasto en otro campo. Vagó hasta la misma orilla del apacentadero en donde él estaba. Miró el pasto verde lejos en la distancia. Pensó para sí mismo, “Supongo que no lastimaría si sencillamente voy un poco más lejos y pruebo aquel terreno verde allá. Regresaré inmediatamente después que coma de él”. De modo que se fue.
Pero una vez que él había probado aquel terreno, decidió que no era tan bueno como él esperaba. Entonces vio más lejos un pasto verde que parecía ser mejor. Ahora él no podía ver al pastor y al rebaño debido a las colinas que él había cruzado.
Mientras pasaba el día, se mantuvo yendo de campo en campo, no sintiéndose satisfecho con lo que él había encontrado. Después de un momento el sol empezó a ponerse. El corderito sabía que él estaba lejos, lejos del pastor bondadoso que lo cuidaba de los lobos y otros peligros. Él estaba solo.
Se oscurecía más y más. Él empezó a oír ruidos que lo asustaban. Él quería regresar al rebaño, pero no podía recordar en cuál camino él había venido. ¡Él estaba perdido! Empezó a correr en círculos desamparados. Entonces cayó en un precipicio y su pie quedó atrapado entre dos rocas. ¡Él estaba atrapado! Él daba balidos y balidos, pero nadie le escuchaba. ¿Qué si los lobos lo encontraban allí?
Mientras tanto, el pastor había reunido el resto del rebaño para la noche. Contó para asegurarse que todas estaban allí. ¡Espera! ¡Un corderito estaba extraviado! Rápidamente agarró su vara y salió en la noche oscura. Buscó y buscó. ¿Encontraría al corderito?
Por fin escuchó un balido lánguido que venía de las colinas rocosas. Con un grito de alegría corrió hacia el sonido. Bajó hacia el corderito asustado y lo libertó. El pastor lo llevó sobre sus hombros de regreso a la seguridad del rebaño. Él estaba tan feliz de haber encontrado al corderito perdido antes de que los lobos lo habían encontrado.
“Cuán maravilloso es el estar seguro y sano”, pensó el corderito mientras trataba de dormir. “Nunca más quiero vagar lejos del pastor”.
Así como el pastor amoroso que cuida de sus corderos, Dios ama y cuida por cada uno de nosotros. Cuando estamos perdidos en la oscuridad de pecado, Jesús nos busca en amor.
Es importante que los niños primarios se den cuenta de cuánto ellos le importan a Dios, y que Él está intentando traer a cada individuo a Él mismo. Esta lección visualiza ese concepto a través de la historia del pastor que está buscando su oveja perdida.
Mientras estudie esta lección con su hijo, explique que la oveja perdida representa al pecador. El pastor que la busca es como el Señor que hace un gran esfuerzo para encontrar y traer a sí mismo a aquel que se ha desviado de Dios.
Permita que su hijo recorte varias ovejas de papel blanco, haga un redil de piedras, recoja ramitas espinosas, y haga un pas-tor envolviendo una pinza de ropa con un pedazo de tela. Él puede contar la historia usando estos artículos.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Lucas 15:10 | LUNES: Juan 10:11 | MARTES: Mateo 18:12-13 | MIÉRCOLES: Lucas 19:10 | JUEVES: Salmo 23:1 | VIERNES: Isaías 40:11 | SÁBADO: Salmo 119:176