VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. — Santiago 4:8
Japheth secó una lágrima que rodeaba por su mejilla. Él miraba a los cerdos comer las cáscaras de maíz que él les había traído. Su estomago le dolía del hambre. Él se hayó a sí mismo deseando comer la comida de los cerdos.
Japheth pensó en tiempo cuando él todavía vivía con su familia. Allá ellos tenían criados que les atendaban y siempre mucha comida. Pero había llegado a ser infeliz viviendo allí. Él había solicitado su porción del dinero de su padre y entonces dejó el hogar para vivir en un país lejano. ¡Él había deseado divertirse y no tener a nadie que le dijera qué hacer!
Al principio parecía maravilloso el ser joven y tener mucho dinero. Él había ido a fi estas y había hecho muchas amistades quienes hallaron agrado en ayudarle a gastar su dinero. Japheth había pensado que realmente él estaba pasando un buen momento.
Pero antes de mucho tiempo todo su dinero se había ido. Japheth había dejado de ser rico y alegre a ser pobre y triste. Las personas que él creía que eran sus amigos ya no les importaba de él. Nadie le ayudaría. Él tuvo que llegar a ser un criado. Fue enviado a los campos a alimentar a los cerdos.
De modo que aquí él estaba en la pocilga, solitario, andrajoso y hambriento. Él empezó a pensar acerca de cómo tan malas eran las cosas. Sin dinero, sin alimento y alimentando cerdos. “Pues, aún los criados en la casa de mi padre estan en mejores condiciones que yo. Ellos tienen más que suficiente para comer. No he hecho nada bueno con mi vida. ¡Estoy tan triste por lo que he hecho!”
Japheth pensó acerca de ir a la casa de su padre. Pero ¿le amaría su padre después que él había malgastado todo lo que su padre le había dado? ¡Cuán avergonzado él estaba! Finalmente él decidió ir a casa y ver si él podía trabajar como un criado en la casa de su padre. Él sabía que ya no merecía ser llamado hijo.
Japheth emprendió su largo viaje a casa. Su padre lo vio venir aun antes de que él llegara a la casa. Él corrió a alcanzar a su hijo con amor y gozo en su corazón.
Japheth lloró mientras caía en los brazos de su padre. “Padre, he pecado contra Dios y contra ti. Ya no merezco ser tu hijo, pero ¿me recibirá como un criado?”
“¡Oh, mi hijo! Estoy tan feliz que hayas regresado”. El padre de Japheth les dijo a los criados que trajeran las mejores ropas y que prepararan una cena en honor de Japheth. El padre estaba feliz porque el hijo perdido estaba vivo y había regresado a casa.
El enfoque de esta lección es la importancia de compartir. Aprendiendo a expresar amor por los otros por compartir es una necesidad en la vida del niño primario, aunque a menudo es un concepto difícil de perfeccionar.
El relato de la Biblia escogido para ilustrar este punto es la historia del hombre rico que pensaba sólo en sí mismo. Como un proyecto para esta lección, dele a su hijo un poco de “Dinero de Amor”. Use dinero viejo de tableros de juego, o sea creativo y diseñe sus propias papeletas del Banco Nacional de Dinero de Amor.
Dele a su hijo veinte dólares del dinero de Amor, todos en papeletas de a uno. La tarea para esta semana es el compartir con amigos y miembros de la familia. Cada vez que él comparte, le es permitido presentar el recipiente con un Dólar de Amor. Al final de la semana, si él ha distribuido todos sus dólares, recompénselo con un pequeño premio o una sorpresa especial.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Santiago 4:8 | LUNES: Salmo 73:28 | MARTES: 1 Pedro 2:25 | MIÉRCOLES: Isaías 55:7 | JUEVES: Salmo 34:18 | VIERNES: 2 Corintios 7:10 | SÁBADO: 1 Juan 1:9