VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. — Salmo 95:6
Un día, cuando yo era niñita, creí que sería divertido hacer algunas galletitas por mí misma. Le pedí permiso a Mamá, y ella dijo que estaba bien. Ella me ayu-dó a buscar una receta para galletas de chocolate.
Después que Mamá regresó a plan-char, empecé a leer la receta. Había mu-chas cosas para revolver. Parecía un poco difícil así que decidí que no necesitaba la receta.
Recordé que Mamá siempre empezaba a hacer las galletas bateando un poco de mantequilla y azúcar. Puse un poco de cada uno en un tazón, saqué una cuchara de madera y empecé a batir. Los huevos fueron lo próximo. La mezcla se veía un poco rala hasta que le puse harina. Entonces en vez de tomar las cucharas de medir, eché un poco de sal y polvo de hornear en mi mano, de la forma que había visto a mi mamá hacerlo. Las vacíe dentro de la masa. Por último, le puse toda la funda de chispas de chocolate, excepto los que ya me había comido.
Coloqué porciones de masa en la bandeja de horno. Mamá ya había encendido el horno por mí, así que en un ratito las galletitas ya estaban. No olían muy mal, pero no lucían como las que Mamá hace. Y cuando probé un pedacito—¡Guácala! ¡Sabían horrible!
Mamá entró en ese momento, así que le di una. Cuando ella probó un pedacito, ella puso una cara rara. Ella me preguntó qué le había cambiado a la receta. Yo me temía que ella se enojaría conmigo, pero le dije por qué no la use.
Ella me miró y movió la cabeza. Entonces tomó la receta y me enseñó la forma correcta de hacer las galletas. Se tomó un poco más de tiempo, pero sabían mucho mejor. Yo estaba muy agradecida de que Mamá me enseñara la manera correcta.
Hay una lección en lo que me pasó. ¿Debo decirte lo que es? Bueno, así como la receta me dice la manera correcta de hacer galletas, Dios nos dio un Libro que nos dice la forma correcta para vivir. Ese Libro es la Biblia. Él quiere que hagamos lo que nos dice el Libro. Él no quiere que nosotros hagamos un “desastre” de nuestras vidas, como yo hice de las galletas cuando traté de hacerlas por mí misma. Dios está tan feliz cuando tomamos tiempo para leer Su Libro.
Si tenemos preguntas acerca de cómo debemos hacer algo, podemos pedirle a Dios en oración. Yo pude preguntarle a Mamá sobre las galletas, pero no lo hice. ¡Ella probablemente deseó que yo lo hubiese hecho cuando probó esa galleta! A Dios le agrada que hablemos con Él en oración. Él no quiere que nosotros hagamos cosas de la manera incorrecta y nos metamos en problemas.
Leer la Biblia y orar a Dios son dos maneras en que podemos mostrarle que nosotros realmente queremos hacer lo que Él quiere que hagamos.
Aparte un tiempo especial cada día para hablarle a Dios con su hijo. Explique que Dios le gusta que le hablemos. Una de las mejores maneras de enseñar a su niño a orar es orar usted con palabras que él pueda entender. Ayúdelo a expresarse sugiriéndole que primero piense sobre lo que le quiere decir a Dios, y entonces que haga su oración en sus propias palabras.
Los pequeños disfrutarán aprendiendo esta pequeña rima, y diciéndolo juntos varias veces durante la semana.
Dios ama que yo hable con Él,
Él escucha las palabras que digo. Yo sé que siempre está escuchando, Cualquier momento que oro.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Salmo 95:6 | LUNES: 2 Timoteo 3:16 | MARTES: Salmo 119:11 | MIÉRCOLES: Salmo 5:3 | JUEVES: Jeremías 29:13 | VIERNES: Marcos 11:24 | SÁBADO: Isaías 58:9