VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados. — Hechos 3:19
Saulo estaba absorto en sus pensamientos cuando iba apurado por la carretera hacia la ciudad de Damasco. Frunció el ceño al pensar en las personas que se llamaban a sí mismos Cristianos. ¡Les odiaba! Se alegró que por fin tuviera un plan para deshacerse de ellos.
Antes de dejar Jerusalén, había ido a ver al sumo sacerdote. Al sumo sacerdote no le gustaba Jesús tampoco. De hecho, él había ayudado a quienes ejecutaron a Jesús en la cruz. Estaba complacido de poder ayudar en lo que fuera para que Saulo se deshiciera de los Cristianos. Le dio a Saulo una carta con órdenes que le concederían permiso para traer de vuelta a los Cristianos a Jerusalén. Allí serían golpeados y puestos en prisión. Incluso algunos de los Cristianos serían ejecutados. ¿No es tan horrible?
Ya que Saulo odiaba tanto a los Cristianos, el sumo sacerdote podía contar con él para cumplir sus órdenes. Saulo iba a Damasco para encontrarlos. Pero Jesús tuvo otros planes para Saulo.
Mientras Saulo bajó esa carretera polvorienta, una luz brillante se proyectó directamente desde el cielo sobre el sitio donde estaba Saulo. Era tan brillante que Saulo ya no pudo ver. ¡La luz le había cegado!
Saulo estaba tan asustado que cayó al suelo. Repentinamente oyó una voz del cielo que le habló, “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”
Saulo tembló de miedo. Contestó con rapidez, “¿Quién eres, Señor?” Luego oyó la voz decir, “Yo soy Jesús”.
Exactamente en ese momento Saulo creyó que Jesús era realmente el Hijo de Dios. Él preguntó a Jesús, “¿Qué quieres que yo haga?” Jesús le dijo que fuera a la ciudad, y alguien allí le diría lo que él debería hacer.
Saulo se puso de pie. Abrió sus ojos pero todavía no podría ver. Los hombres que iban con él tuvieron que cogerle de la mano para guiarle el resto del camino a Damasco. Cuando llegó, permaneció durante tres días en la casa de un hombre de nombre Judas. Allí él pasó el tiempo orando.
Ves, Jesús tuvo planes especiales para la vida de Saulo. Él le dijo a un Cristiano de nombre de Ananías que fuera a ver a Saulo. Al principio Ananías tuvo miedo. Sabía que Saulo era enemigo de los Cristianos. Pero Jesús le contó que Él tenía planes especiales para la vida de Saulo. Él les contaría a muchas personas sobre Jesús.
Cuando Ananías vino a la casa donde Saulo estaba, oró por él como Dios le había dicho que hiciera. ¡Los ojos de Saulo fueron curados! ¡Él podía ver otra vez!
Saulo cambió por completo. Ya no odiaba a los Cristianos. ¡Ahora él era un Cristiano! En adelante se mantuvo hablando de Jesús a otras personas y cómo podrían convertirse en Cristianos también. Después llegó a ser conocido como Pablo el Apóstol, y trabajó para Dios el resto de su vida.
Empezamos una unidad sobre la vida de Pablo el Apóstol, el gran misionero evangelizador de los gentiles. Nuestra historia Bíblica para la primera lección de esta unidad nos habla de los acontecimientos inusuales que rodearon su conversión.
Cuando su hijo estudie el gran cambio que tuvo lugar en la vida de Pablo, se aprenderá que la salvación para cada persona es así de real, pero posiblemente no será tan dramática. La Biblia nos dice que en la conversión, las viejas cosas pasan y todas las cosas se vuelven nuevas. Para ilustrar este punto para su hijo, ayúdele a que forme una colección de cosas viejas y cosas nuevas. Algunos ejemplos podrían ser: Un zapato viejo y un zapato nuevo, una revista vieja y una nueva, un juguete viejo y uno nuevo.
Arregle los artículos que seleccionó colocándolas en una mesa. Luego deje que su hijo le explique al resto de la familia el significado del agrupamiento y cómo Dios cambia la vida de una persona a través de la salvación.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Hechos 3:19 | LUNES: 1 Samuel 10:9 | MARTES: Salmo 51:1-2 | MIÉRCOLES: Isaías 1:18 | JUEVES: Mateo 11:28 | VIERNES: Juan 3:16 | SÁBADO: Apocalipsis 22:17