VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. — Mateo 22:39
El hombre estaba tirado por el camino. Sus ojos estaban cerrados ¡Oh, él estaba tan herido que no podía ni levantar la cabeza del suelo! ¿Por qué alguien no se detiene a ayudarle?
Había pasado un largo tiempo desde que aquellos hombres malos lo habían golpeado. Él venía de Jerusalén a la ciudad de Jericó, atendiendo sus propios asuntos, cuando de un momento a otro, ¡le habían atacado! Ellos habían tomado todo su dinero y le habían dejado tirado a un lado del camino. Pensaron que estaba muerto. ¡Parecía que su cuerpo le dolía en mil lugares! No podía ni caminar.
En ese momento escuchó algo. Alguien venía. Él pensó, “Quizás esta persona me ayude. O quizás no”. Nadie se había parado cuando lo veían. Éste posiblemente no se parará para ayudar tampoco.
Dos personas habían pasado de largo. Uno de estos era un sacerdote. El hombre había estado seguro de que el sacerdote se detendría a ayudarlo. Los sacerdotes debían ayudar a las personas. Pero cuando el sacerdote vio al hombre herido, ¡tomó el otro lado del camino!
El otro hombre que había pasado era un levita. Él sólo se había acercado para mirar al hombre herido, ¡entonces pasó de largo!
¿Por qué habían pasado al otro lado del camino? ¿Por qué no lo ayudaron? ¿Tenían miedo de que él los lastimara?
Esta otra persona era diferente. ¡Se detuvo! Era un hombre de Samaria. Él se apresuró hacía donde estaba el hombre herido. Se arrodilló al lado de él y preguntó, “Mi amigo, ¿qué te ha pasado?”
En un momento, tomó aceite y lo echó sobre las heridas y los golpes. Con cuidado vendó las heridas del hombre. Entonces, lo subió sobre su asno y lo llevó al pueblo.
Él encontró un mesón donde el hombre herido se podía quedar. Lo cuidó en la noche. En la mañana se tenía que ir, así que le pidió al mesonero que por favor lo cuidara hasta que él estuviera bien. ¡Le dio al mesonero un poco de su propio dinero y le dijo que él le daría más si era necesario, cuando regresara! Jesús le dijo esta historia a un joven intérprete de la ley quien le había preguntado, “¿Quién es mi prójimo?” ¿Cuál de los hombres crees tú que fue el prójimo o amigo verdadero del hombre herido? ¿Fue el sacerdote, el levita o el samaritano?
Eso es, fue el samaritano. Porque él fue bondadoso, a veces lo llamamos el Buen Samaritano.
En la Biblia, Jesús nos dice que debemos ser como el Buen Samaritano. Cuando nosotros vemos a alguien que necesita ayuda, debemos hacer lo que podamos para ayudarle. Nosotros debemos hacer las cosas para otros así como queremos que ellos hagan por nosotros.
Esta semana mientras hable del ejemplo de amor y del cuidado del Buen Samaritano, centrese en las formas en que podemos mostrar amor al ayudar a otros. Permita que su hijo haga un cartel de “Ayudando a Otros”. Dele varías revistas en las cuales encuentre figuras de personas que están ayudando a otros.
Para un proyecto familiar escriba el nombre de cada miembro de la familia en tiras de papel, y colóquelos en un tazón. Haga que cada persona escoja un nombre, y mantenga ese nombre en secreto. Cada día durante la próxima semana, los ayudantes secretos estarán prestos para ayudar a la persona cuyo nombre ellos escogieron, sin que la persona se da cuenta de quién la está ayudando. Por ejemplo, pueden lustrar sus zapatos o hacer su cama.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Mateo 22:39 | LUNES: Juan 15:12 | MARTES: Juan 15:9 | MIÉRCOLES: 1 Juan 4:7 | JUEVES: 1 Tesalonicenses 3:12 | VIERNES: 1 Juan 4:11 | SÁBADO: Romanos 13:10