VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. — Lucas 19:10
Mi nombre es Zaqueo. Soy un hombre muy rico. También soy un hombre muy pequeño de estatura. Bueno, eso no es algo muy difícil excepto cuando estoy entre la multitud. Tengo problemas para ver por encima de las personas o algo muy alta. Pero quiero contarte sobre una vez en que el ser pequeño de estatura me ayudó a conocer a Jesús. Yo había escuchado mucho sobre Jesús y Su maravilloso poder. Había escuchado de los milagros que había hecho y de la historias que había contado. Yo quería verle.
Un día Jesús iba a pasar por mi pueblo Jericó. Fui muy temprano para poder conseguir un buen lugar cerca del frente de la multitud. Sabía que no podía ver por encima de toda la gente así que necesitaba llegar antes que ellos llegaran. Pero no fui lo suficiente temprano. ¡Una multitud grande ya estaba allí! Debieron haber estado emocionados por ver a Jesús, y querían estar cerca del frente de la multitud también. Mientras miraba a mí alrededor noté un gran árbol de sicómoro. Estaba un poquito más adelante en el camino. Corrí al árbol y lo subí y me senté en una de las ramas. Pensé que era una cosa muy inteligente que hacer porque tenía una buena vista del camino desde allí. El árbol tenía muchas hojas así que estaba seguro que nadie me vería. ¡Pero estaba equivocado!
Poco tiempo después escuché a algunos de la multitud diciendo que Jesús venía. Miré a través de las hojas y, como era de esperar, ahí estaba Él.
Cuando se acercó al sicómoro donde yo estaba subido se detuvo y miró arriba hacía mí. Él dijo, “Zaqueo, date prisa y baja de ese árbol, porque hoy iré a tu casa”.
¡Estaba tan sorprendido! ¿Cómo supo Jesús que yo estaba en el árbol? ¿Cómo supo mi nombre? No me detuve a preguntarle. Me apresuré a bajar del árbol tan rápido como pude. ¡Jesús vendría a mi casa!
Todas las personas a mi alrededor empezaron a quejarse. No podían creer que Jesús vendría a mi casa. A ellos yo no les agradaba porque yo no era una persona honesta.
No escuché a las personas. Sólo me paré allí al lado de Jesús y le dije que había hecho muchas cosas malas. Yo había tomado dinero de otras personas, pero ahora era arrepentido. Le dije a Jesús que devolvería todo ese dinero. De hecho, pagaría aún cuatro veces la cantidad que yo había tomado. ¡Eso significa que si le había tomado una moneda de alguien devolvería cuatro monedas!
¿Sabes lo que Jesús hizo entonces? ¡Me perdonó! Y mientras Él me hablaba, un sentimiento tan feliz vino a mi corazón. Me sentí tan bien y limpio por dentro. Aún me siento así. Estoy muy feliz que Jesús me ama y que tiene el poder para perdonar el pecado.
Cuando Dios cambió el corazón de Zaqueo, Zaqueo se convirtió en lo opuesto a lo que él había sido antes. Para ayudar a su hijo a visualizar el concepto de lo opuesto, haga un juego de emparejar con una serie de tarjetas mostrando opuestos. Si su hijo sabe leer, use palabras. Si no, ilustre los objetos con imagenes de palitos simples. Por ejemplo: una cara feliz y una cara triste; una persona alta y una persona bajita; un bebé y un anciano.
Hable acerca del cambio que Dios hizo en el corazón de Zaqueo. Mientras todavía parecía el mismo por fuera, por dentro él era completamente diferente. Concluya su serie de figuras con un corazón limpio y sin mancha contrastado con un corazón “manchado por el pecado”.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Lucas 19:10 | LUNES: Mateo 1:21 | MARTES: Juan 3:17 | MIÉRCOLES: Hebreos 7:25 | JUEVES: 1 Juan 3:5 | VIERNES: Hechos 4:12 | SÁBADO: Lucas 19:9