VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Jehová los ayudará y los librará . . . por cuanto en él esperaron. — Salmo 37:40
¡Qué tiempo tan excitante fue ese! Todos los Hijos de Israel hemos dejado Egipto de inmediato. Acampamos en un lugar llamado Etam, y éramos tantos que ¡había multitudes por cualquier parte a donde miraba! Todo el mundo estaba emocionado y se hablaba del viaje que habíamos comenzado. Cuantas cosas han ocurrido en los últimos días. Voy a escribir sobre cómo Dios nos salvó de los egipcios para siempre recordarlo. La mayoría de niños de mi edad no pueden escribir, pero mi papá es un escriba, y él me enseñó.
Ante todo, Dios envió un gran hombre, Moisés, y a su hermano Aarón para hablar con el Faraón. Le dijeron que Dios había dicho, “Deja ir a mi pueblo”. Dios quería que el Faraón permitiera a los Israelitas dejar Egipto. Pero el Faraón sólo se enojó.
Moisés y Aarón fueron a ver al Faraón otra vez. Él les pidió que hicieran un milagro para probar que Dios los había enviado. Aarón tiró su vara al piso y ¡se convirtió en una serpiente! Pero los magos del Faraón hicieron lo mismo. Ni aun cuando la serpiente de Aarón se tragó a todas sus serpientes se impresionó el Faraón. Fue entonces que Dios comenzó a enviar las plagas.
Moisés y Aarón bajaron al río donde el Faraón estaba. Aarón tomó su vara y tocó el agua y ¡esta se convirtió en sangre! Y el río no fue lo único que se convirtió en sangre. ¡Los arroyos y los estanques y aun el agua guardada en marmitas también se transformaron en sangre! Los magos del Faraón hicieron lo mismo, y el Faraón no nos dejó ir.
Después, Dios envió a las ranas. ¡Hubo ranas por todas partes! Los magos hicieron lo mismo. El Faraón no estaba feliz y dijo que dejaría ir al pueblo judío si Moisés se deshacía de las ranas. Pero cuando Dios hizo que se fueran las ranas, el Faraón cambió de idea. Luego, Dios convirtió el polvo en piojos que mordieron a las personas. Esta vez, los magos no pudieron imitar lo hecho por Moisés y Aarón. Los magos dijeron a Faraón que, con seguridad, era Dios quien había enviado los piojos. Aun así, el Faraón no los escuchó.
La siguiente plaga fue enjambres de moscas. Dios no dejó que las moscas entraran a Gosén, donde estaba nuestro pueblo. ¡Qué milagro! Pero el Faraón todavía no escucharía. De manera que Dios envió una enfermedad que mató todo el ganado de los egipcios. ¡Ninguno de los nuestros murió! Luego, Dios les produjo sarpullido muy doloroso, que eran úlceras, en los egipcios.
Luego envió una lluvia de granizo que fue una de las peores cosas que alguna vez hubiera ocurrido en Egipto. Luego millones de langostas vinieron y se comieron cada planta verde en la tierra. Después vino una plaga de tinieblas por tres días. ¡Aun así el Faraón dijo que no nos dejaría ir!
La décima y última plaga fue la peor de todas. En una noche, el niño primogénito de cada familia egipcia murió. El Faraón finalmente nos dejó ir.
Mañana seguiremos por este desierto hacia el Mar Rojo. Estoy contento de servir al Dios verdadero. ¡Él siempre me ayudará, no importa lo que afronte!
Los juicios de Dios al pueblo de Egipto son el tema de la lección de la semana entrante. Cuando Moisés apareció ante el Faraón y, como dirigido por Dios, pidió que su pueblo fuera liberado, el Faraón se rehusó. Dios envió diez plagas sobre la tierra de Egipto, pero a pesar de los sufrimientos y problemas, el Faraón no dejaría ir a los judíos hasta que la última plaga que conllevó la muerte a todo lo largo de su tierra.
Nos enfocaremos en discutir que Dios dejó que estas cosas ocurrieran para lograr la liberación de Su pueblo. Dios nos ha prometido ayudarnos con nuestros problemas también. Podría ser interesante coleccionar objetos que simbolicen algunas de las plagas para ayudar a su hijo a visualizar los diferentes acontecimientos.
Los objetos podrían incluir: una rana, un matamoscas, un saltamontes, vendajes, agua de color rojo, cuadro de bebé.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Salmo 37:40 | LUNES: Hebreos 13:6 | MARTES: Isaías 41:10 | MIÉRCOLES: Salmo 37:7 | JUEVES: Salmo 18:17 | VIERNES: Salmo 34:4 | SÁBADO: Jeremías 1:8