VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha faltado. — Deuteronomio 2:7
Mamá, tengo hambre”. Kezia siguió a su madre en su tienda de campaña.
“Sé que tiene. Pero Dios proveerá. Él sabe que necesitamos comida. Es hora de que te duermes”.
Kezia se sentó en la estera que era su cama. Contempló a su madre y dijo, “Oí a algunas personas decir hoy que debíamos habernos quedado en Egipto. Decían que allá nos sobraba comida. ¿Piensas que deberíamos habernos quedado allí, Mamá?”
Su madre se arrodilló al lado de ella y acarició su pelo. “Kezia, tu padre y yo nos hemos aprendido que es mejor confiar en Dios. Algunas personas la están pasando mal por hacerlo. Cuando las personas se quejan, entristecen a Dios. Necesitamos orar por ellos. Dios no va a dejarnos morir de hambre aquí en el desierto”.
“Pero ¿qué piensas de Egipto? No tuvimos hambre allí”.
“Eso es cierto. Pero lo que las personas olvidan es que sólo fuimos esclavos allí. Dios maravillosamente nos ha liberado. Deberíamos estar agradecidos y le deberíamos confiar en que Él nos cuidará. Oramos”.
Ambos se inclinaron sus cabezas cuando la madre de Kezia oró. “Padre Celestial, queremos darte gracias por este día. También Te damos gracias por salvarnos del ejército egipcio. Sabemos que nos proporcionarás comida. Ayude a aquellos que tienen dudas a confiar en Ti. Amén”.
Kezia se acostó y dijo, “Estoy tan contenta que nuestra familia crea en Dios. Es mejor confiar que dudar”.
Al día siguiente Moisés convocó a las personas para decirles que Dios enviaría carne esa tarde y pan en la mañana. Kezia haló fuertemente el delantal de su madre y dijo, “Ves, Mamá, tal como lo pedimos en la oración, ¿sí? No puedo esperar para ver cómo Dios alimentará a tanta gente”.
Ese tarde, miles de codornices volaron al campamento de los israelitas. Hubo carne para todo el mundo. Kezia estaba muy emocionada. Ella apenas pudo dormir esa noche preguntándose sobre el pan que Dios enviaría en la mañana.
“Kezia, ¿estás despierta ya?”, su padre le preguntó. “El sol apenas está saliendo”.
“Sí, Papá, pero ¡éste es el día en que Dios nos enviará pan! Apresurémonos para ver cómo se ve”.
En poco tiempo el campamento entero de los israelitas era un hervidero. En la tierra en todas partes estaban pequeñas semillas de culantro. El pueblo le dio el nombre de maná. Con estas hicieron pasteles tan sabrosos como las galletas hechas con miel. Kezia estaba tan feliz mientras ayudó a recoger bastante para su familia.
Esa no fue la única vez que Dios cuidó de la familia de Kezia y al resto del pueblo. Más tarde cuando necesitaron agua, ¡Él la extrajo de una roca! Y recuerda, Dios todavía vela por Su gente hoy en día.
Es importante que niños de escuela primaria se den cuenta de que Dios se preocupa por ellos y ha prometido cubrir sus necesidades. Esta historia Bíblica detalla cómo proveyó Dios comida y agua para los Hijos de Israel en formas milagrosas en su viaje hacia Canaán.
Después de leer juntos acerca del agua de la roca, maná y codornices, ayude a que su hijo a elaborar varias cosas con plastilina comestible. Mezcle partes iguales de mantequilla de maní y leche en polvo. Lentamente agregue miel a la mezcla hasta que tenga consistencia de plastilina moldeable.
Deje a su hijo usar esta mezcla para moldear una roca que represente la roca que Moisés golpeó. Luego él puede hacer una codorniz pequeña, cestas y algunos pedazos de maná. Cuando termine de preparar las piezas, ¡puede comerse lo que él hizo! Esta masa puede guardarla en el refrigerador por varios días y aun es comestible. (Nota: si usted no tiene los ingredientes para hacer la masa comestible, utilice plastilina regular para hacer las formas, pero ¡no se las coma!)
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Deuteronomio 2:7 | LUNES: Éxodo 33:14 | MARTES: Isaías 43:2 | MIÉRCOLES: Deuteronomio 20:1 | JUEVES: Génesis 28:15 | VIERNES: Salmo 34:17 | SÁBADO: Salmo 34:7