VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. — Mateo 2:13
¡Oro puro! ¡Aroma maravilloso de incienso y mirra! Qué regalos tan preciosos trajeron los Magos. ¡Sí, esto realmente había pasado! Magos del oriente habían estado en su hogar. Ahora todo había terminado. Los Magos estaban en camino a su casa. Estos tesoros y memorias eran las únicas cosas que quedaban para recordarse a María y José de esa visita especial. La pequeña familia estaba cansada por la emoción del día. Se acostaron para tomar un buen descanso nocturno. De repente José despertó. Frotó sus ojos. Hacía un momento un ángel le había visitado en sueño. El mensaje que el ángel le dio era urgente. José pensó, “¡No hay tiempo que perder!” Rápidamente encendió la lámpara de aceite y despertó a María.
“¡María!”, le susurró. “Un ángel vino con un mensaje de Dios. Debemos dejar esta ciudad de Belén ahora mismo. El Rey Herodes tratará de matar a nuestro pequeño Jesús”.
Sobresaltada, María se incorporó. Sus ojos estaban llenos de miedo. “José, ¿qué podemos hacer? ¿Adónde podemos ir?”
“El ángel dijo que debemos ir a Egipto”, respondió José. “Debemos quedarnos allí hasta que el ángel nos traiga noticias de que es seguro volver”.
María rápidamente dobló las sabanas de la cama y comenzó a recoger sus pocas pertenencias.
José la ayudó a envolver cuidadosamente los regalos que habían recibido de los Magos. Él pensó sobre el maravilloso cuidado de Dios. Dios sabía que ellos necesitaban dinero para el viaje y su estadía en Egipto. ¡Cuán maravillosamente Él había provisto—aún con anticipación!
Caminando hacia la puerta, miró hacía fuera a la noche tranquila. Todo en la calle estaba en quietud. Nadie los vería irse. José no sabía qué les pasaría en este viaje, pero él no tenía miedo. Dios siempre había estado muy cerca de ellos.
María vino al lado de José con el niño durmiendo en sus brazos. Estaban listos para irse. Caminaron hacia el asno, y María una vez más se colocó sobre la espalda del animal. Ella pensó en el viaje de Nazaret antes del nacimiento de Jesús.
José suavemente colocó a Jesús en los brazos de María. Como la estrella guió a los Magos, así Dios guió a la pequeña familia hasta que al fin llegaron a Egipto.
Después de vivir en Egipto por un tiempo, el ángel les visitó de nuevo. Esta vez fue con las buenas noticias de que habría seguridad para ellos al volver a Israel. El malvado Rey Herodes había muerto.
Cuando llegaron a la tierra de Israel fueron a vivir a la ciudad de Nazaret. ¡Cuán feliz se sentían de estar en casa otra vez!
Haga un juego con su hijo para ilustrar la importancia de escuchar a Dios y confiar en Él para cuidarnos. Coleccione varios objetos los cuales representan peligro—un bote para basura, silla, almohada, etc. Vende los ojos de su hijo y explíquele que va a colocar estos objetos en varios lugares alrededor de la habitación. Entonces diríjalo verbalmente por la habitación y ayúdelo a no tocar ninguna de las cosas que representen “peligro”.
Hable sobre cómo ha mantenido sus ojos en él mientras le indicaba la dirección, y compare esto a la manera en que Dios nos vigila todo el tiempo. Entonces hable sobre por qué es importante por su hijo escuchar y obedecer.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Mateo 2:13 | LUNES: Salmo 91:11 | MARTES: Salmo 34:7 | MIÉRCOLES: Mateo 18:10 | JUEVES: Lucas 12:7 | VIERNES: Salmo 91:4 | SÁBADO: Salmo 125:2