VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. — 1 Juan 1:7
Mónica y su familia había estado pasando un tiempo maravilloso en el Lago Oso por unos cuantos días. Ella y su hermano habían pasado su tiempo nadando, paseando en bote y caminando por los bosques. La noche era un tiempo para sentarse alrededor de la fogata de campamento, para asar salchichas, y mirar las estrellas fugaces. La tía Catalina sacaría su guitarra y la familia cantaría himnos y canciones tradicionales hasta que fuera tiempo de acostarse. Luego se deslizaban en sus cómodos sacos de dormir, hasta que se durmieran escuchando los sonidos del silbar de las lechuzas y el chirriar de los grillos.
Un día Mónica estaba ayudando a su mamá y a la tía Catalina a poner la comida sobre la mesa. Mientras ella alcanzaba un paquete de platos de cartón, accidentalmente ella golpeó la punta de la mesa y una astilla la clavó en su dedo. Ella saltó y gritó y agarró su dedo apretadamente. La tía Catalina rápidamente envolvió una toalla húmeda alrededor de la mano de Mónica y se sentaron en el tronco cercano.
“Oh, tía Catalina, ¡mi dedo me duele! ¡Apresúrate y saca la astilla, por favor!”, gritó Mónica.
Pronto la tía Catalina había sacado la astilla. Mientras envolvía el dedo lastimado de Mónica, la tía dijo, “Este vendaje ayudará a detener la sangre y mantener la herida limpia”.
“Gracias por ayudarme”, dijo Mónica. “Esta astilla realmente duele”.
Tarde en la noche, mientras estaban sentados alrededor de la fogata, Mónica dijo, “Mi dedo se siente mejor ahora tía Catalina”.
“Qué bueno”, respondió la tía Catalina. “Sabes, eso me hace pensar acerca de cuando Jesús murió. Sus manos fueron clavadas a la Cruz. Esa pequeña astilla te dolió mucho y tu dedo sangró un poquito. Pero imagínate cómo Jesús debe haber sido lastimado y sangrado. Él fue lastimado tan gravemente que murió”.
“Tú no tenías la intención de lastimar tu dedo Mónica, pero no pudiste evitarlo”, la tía Catalina continuó. “Jesús sí pudo haber impedido ser lastimado. Pero Jesús nos amaba tanto que murió por nosotros. Hay un versículo en la Biblia que nos dice, ‘La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado’. Esa es la razón por la cual Dios envió a Jesús a este mundo. Jesús fue el único que era suficientemente bueno para morir por nuestros pecados”.
“Estoy tan feliz que Jesús me ama”, dijo Mónica. “Yo le amo y quiero verle en el Cielo algún día”.
La historia de cómo Jesús murió en la Cruz es uno de los eventos más conmovedores registrado en la Biblia y es el punto central de esta lección. Queremos enfatizar a su hijo cuánto Jesús nos amó, y que Él estaba dispuesto a pasar por esto, de manera que cada uno de nosotros pudiéramos ir al Cielo.
La Cruz ha llegado a ser un símbolo del amor de Jesús por nosotros, y su hijo podría disfrutar haciendo un marcador de su Biblia, el cual podría ayudarle a recordar este evento especial. Ayúdele a recortar una figura en forma de una cruz de una tarjeta ya usada de Navidad o de Semana Santa, o de un papel liso, el cual él podría decorar como quiera. Haga un agujero en el borde superior. Añada una hebra de hilo de 15cm. Haga que él escriba al dorso el versículo para memorizar, estando seguro de incluir la referencia de la Escritura.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: 1 Juan 1:7 | LUNES: 1 Pedro 1:18-19 | MARTES: Hebreos 9:14 | MIÉRCOLES: Romanos 6:23 | JUEVES: Filipenses 2:8 | VIERNES: Apocalipsis 1:5 | SÁBADO: Apocalipsis 5:9