VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. — Filipenses 4:19
Hace mucho tiempo hubo un chico que fue a oír hablar a Jesús. La Biblia no nos dice su nombre. Pero llamémosle Carlos. Mirando a gentes en la ladera, Carlos vio que una enorme multitud se había reunido para ver a Jesús. Ellos querían oír toda palabra que decía.
Carlos estaba parado cerca de uno de los discípulos de Jesús llamado Andrés, cuando oyó que Jesús hablaba a Felipe, otro discípulo. Jesús dijo, “¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?”
Felipe dijo que había demasiadas personas que alimentar. Pero Jesús no estaba preocupado porque ya Él sabía lo que haría.
Carlos miró en el pequeño bolso marrón que tenía en su mano. Su madre lo había llenado esa mañana. Ella había empacado sólo lo que era suficiente para su almuerzo. Pero todos a su alrededor eran personas que no tenían comida. De repente Carlos supo qué debía de hacer.
Él le habló al discípulo Andrés. “Por favor . . . oí que Jesús dijo que no había comida para la gente. Tengo un almuerzo. No es mucho, pero espero que Jesús pueda usarlo”. El discípulo miró en la pequeña bolsa con sorpresa. Le agradeció a Carlos y volvió a donde estaba Jesús.
Carlos lo miró y deseaba saber si a Jesús le gustarían los dos pescados y los cinco panecillos de su almuerzo. Él escuchó como Andrés le decía a Jesús que un jovencito había ofrecido darle su almuerzo. Una dulce sonrisa provino del rostro de Jesús. “Haced recostar la gente”, les dijo a Sus discípulos. Carlos se sentó también, tan cerca de Jesús como pudo. ¿Qué iba a pasar?
Jesús tomó los panes y los peces, miró hacia el Cielo, y dio gracias por la comida. Luego partió los panes. “Da esto a la gente”, dijo, y pasó un poco de pescado también. Los discípulos tomaron lo que Jesús tenía en Sus manos y lo dieron a las personas. Pronto todas las personas comían.
Carlos comió tantos panes y pescado como pudo, pero difícilmente podía creer lo que estaba viendo. Los discípulos se mantuvieron repartiendo comida. ¿De donde vino? ¡Nunca se terminaba! Pronto todos estuvieron saciados. Aun los niños que estaban tan hambrientos, negaron con la cabeza cuando los discípulos les ofrecieran más pan o pescado.
Jesús les dijo a Sus discípulos que recogieran toda la comida que la gente no se había comido. Recogieron ¡doce cestas de pedazos que sobraron! Carlos había traído sólo un bolso pequeño de peces y panes. Ahora había más de lo que él podría llevar a su casa. Jesús había obrado un milagro con los panes y los peces. ¡Qué alegre se sintió Carlos por haber compartido con otros lo que tenía!
Ayude a su hijo a hacer un mosaico ilustrando la verdad fundamental del Versículo para Memorizar de esta lección. Use trozos de papel de varios colores. Permítale a su hijo recortarlas de distintas formas.
En cada pedazo coloreado, ayúdale a escribir algunas necesidades que Dios provee para él. Anímale a pensar en cosas específicas más que generalizadas; por ejemplo, un pequeño gelatina de vainilla en lugar de comida. Cuando sea posible coordina el color con el artículo escrito en él. Por ejemplo, el azul puede representar el agua, el amarillo la luz del sol.
En una hoja de papel blanco, escriba las palabras “Dios Suple Todas Mis Necesidades” en la parte de arriba. Luego permita que su hijo pegue los pedazos coloreados para hacer un mosaico en un patrón atractivo.
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Filipenses 4:19 | LUNES: Lucas 9:12 | MARTES: Mateo 14:16 | MIÉRCOLES: Marcos 6:38 | JUEVES: Marcos 6:39 | VIERNES: Marcos 6:41 | SÁBADO: Mateo 14:20-21