VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos. — 1 Corintios 15:20
Era temprano el domingo en la mañana y tres mujeres caminaban silenciosamente hacia la tumba donde los amigos de Jesús habían puesto Su cuerpo. Sus rostros estaban tristes. Sus corazones entristecidos. Su amado Jesús estaba muerto.
María pensaba en el día en que Jesús había sido crucificado. Ella sabía que nunca olvidaría el dolor que sintió en su corazón, cuando miraba al querido Hijo de Dios morir en la cruz. Aún ahora las lágrimas corrían por su rostro cuando lo recordaba.
Esta mañana ella, Salomé y la otra María habían venido a traer especias aromáticas para ponerlas sobre el cuerpo de Jesús. No hubo tiempo de hacerlo el día en que murió. Cuando ellas iban hacia la tumba, María de repente recordó que los soldados habían puesto una piedra enorme en la entrada de la tumba. ¿Cómo podrían moverla? La piedra era tan grande que aun las tres juntas no serían suficientes para moverla. Quizás habrían algunos hombres alrededor que las ayuden.
Ellas ya estaban cerca de la tumba cuando María se detuvo con gran sorpresa. “¡Miren, María, Salomé! La piedra ya ha sido removida”, dijo ella con asombro. Era cierto, la gran piedra había sido movida a un lado y la tumba estaba abierta. ¿Quién había hecho esto? Rápidamente las tres mujeres se apresuraron a la entrada y miraron dentro.
En un momento vieron que el cuerpo de Jesús ya no estaba allí. En cambio, un hombre joven con una larga ropa blanca, estaba sentado donde había estado el cuerpo de Jesús. ¡Era un ángel! María y sus dos amigas dieron marcha atrás con miedo.
Pero el ángel les habló con voz suave. “No teman”, les dijo. “Están buscando a Jesús de Nazaret, quien fue crucificado”. Luego él continúo para darles la sorprendente noticia. “¡Él no está aquí, ha resucitado!”
Las tres mujeres se miraron con asombro. ¿Resucitado? Eso quiere decir que Jesús no estaba muerto. ¿Podría realmente ser verdad algo tan maravilloso?
El ángel continuó con su mensaje. “Vayan y digan a Sus discípulos y a Pedro que Él está vivo y que le verán en Galilea”. María y las otras mujeres obedecieron rápidamente al ángel. Sus corazones se agitaban a medida que se alejaban de la tumba.
El anuncio que el ángel dio esa mañana a María y a sus dos amigas era cierto. Jesús había resucitado, tal y como dijo que lo haría. Ese mismo día Jesús se le apareció a Sus amigos cercanos y discípulos. ¡Qué día tan especial y maravilloso fue para ellos! Pero fue un día especial para nosotros también. Debido a que Jesús murió y resucitó otra vez, podemos vivir con Él en el Cielo algún día.
Usted no puede ignorar los adornos comerciales que nos rodean en la época de Pascua (Semana Santa).
Sin embargo, es importante asegurarse de que su hijo entienda el verdadero motivo de la celebración de la Pascua: ¡cuando Jesús resucitó de entre los muertos Él abrió el camino para que nosotros vivamos con Él en el Cielo para siempre!
Tómese el tiempo durante la semana antes de la Pascua para ir en un paseo en familia, hablando de la historia de la Pascua y en búsqueda de símbolos que representen los diferentes eventos. Ideas: 1) Una rama para representar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. 2) Algo comestible para la Santa Cena. 3) Un jardín en representación de la oración de Jesús en Getsemaní. 4) Una caña por Jesús haber sido golpeado. 5) Algo afilado por Jesús haber sido clavado en la cruz. 6) Algo negro para representar el sol que se oscureció durante la muerte de Jesús. 7) Algo hueco para representar la tumba vacía. 8) Algo blanco para represen-tar a los ángeles que anunciaron por prime-ra vez que Jesús estaba nuevamente vivo. En la mañana de Pascua, levántese temprano para ver el amanecer. Es un gran recordatorio de que a pesar de que el sol se pone por la noche, se levanta en la mañana, ¡así como Cristo resucitó de la tumba!
Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: 1 Corintios 15:20 | LUNES: Romanos 10:9 | MARTES: Juan 6:40 | MIÉRCOLES: 1 Pedro 1:3-4 | JUEVES: Mateo 28:6 | VIERNES: Lucas 24:7 | SÁBADO: 2 Corintios 4:14
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