SANDI Y PAMELA caminaron juntas por el camino esa mañana soleada de otoño. Como mejores amigas, apreciaban estas caminatas en la mañana hacia la escuela como su tiempo de charlar la una con la otra.
“Las cosas andan mal en mi casa,” Pamela habló con tristeza, “¡Mamá y papá estaban de pleito anoche otra vez—ellos se pelean casi toas las noches! Tengo que taparme los oídos para poder dormir. ¡No soporto oír las cosas terribles que se dicen uno al otro!” Ella se detuvo mientras sus ojos lagrimeaban.
Sandi señaló con la cabeza su simpatía. En su casa había tanta felicidad y amor, que fue difícil para ella imaginarse por lo que su amiga estaba pasando.
“¿Qué pasará si ellos logran un divorcio? Sandi,” preguntó Pamela, su rostro tenso y blanco. “Realmente me da temor. ¿Qué pasará con nosotras?”
“No te preocupes, Pamela. Dios cuidará de ti. Él te ayudará no importa lo que pase,” Sandi trató de darle ánimo a su amiga. En su interior, ella oraba, Señor ¿qué puedo decirle para darle ánimo? Ella está tan angustiada por su familia, ¿qué puedo hacer para ayudarla?
Durante el transcurso de las clases ese día, Sandi pensaba en Pamela y los problemas que ella estaba enfrentando. Sandi sabía que su amiga amaba y obedecía a Dios. Desde que ella fue salva en un servicio de jóvenes, hacía poco más de un año, estaba tan contenta hablando de Jesús e invitándo a gente a la iglesia. Verla en esa situación como estaba le hacía a Sandi sentir la necesidad de ayudarla y consolarla.
VERSO CLAVE: Jesús me consolará.
Yo, yo soy vuestro consolador. — Isaías 51:12
Esa noche, mientras Sandi estaba en su cama leyendo la Biblia, repentinamente ella percibió que sólo Dios podría darle a Pamela el consuelo que ella necesitaba en este momento. Halló el verso en Isaías donde Dios dijo: “Yo, yo soy vuestro consolador.” Esto le dio una idea.
Yo tomaré nota de todas las escrituras que puedo encontrar sobre el consuelo que Dios ofrece. De modo que cuando Pamela tenga miedo, ella pueda leer y ser consolada con las palabras de Dios.
Saltando de la cama, buscó en su escritorio papel y lápiz, y pronto tenía una página llena de pasajes bíblicos.
Al día siguiente Sandi estaba preparada. “Pamela soy tu amiga, pero no creo que haya nada que yo pueda decirte para que te sientas mejor con respeto a lo que está sucediendo entre tus padres.” Ella sonrió y le entregó la lista de pasajes bíblicos. Aquí hay algo que te ayudará. ¡Míralo!”
Pamela lo tomó y miró con cierta curiosidad, leyó en voz alta la primera línea. “No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros (Juan 14:18). Esto es de la Biblia . . . ¡oh, sí todos lo son!” dijo ella mientras daba un vistazo al resto de la página. Ella estudió la lista por un momento en silencio, y luego miró a su amiga. “Yo reconozco que todo lo que Dios dice es verdad, Sandi. Creo que olvidé sus promesas ya que he estado tan angustiada y en el momento que más lo necesito.
Esa misma tarde durante la clase de inglés, algo que fue dicho en referencia a la historia que ellas leían, trajo a la mente de Pamela lo que estaba sucediendo con sus padres. Ella comenzó a sentir miedo, terror y espanto que se adueñaba de su ser. Pero recordó la lista que Sandi le entregó, tomó su libreta de notas, y comenzó a leer la lista. “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” Mientras ella meditaba en el verso, su temor se fue calmando poco a poco. Oh Jesús, pensaba ella, gracias por estar tan cerca para consolarme. Ayúdame a recordar que tú siempre cuidaras de mí.
¿Tienes temores y preocupaciones como los de Pamela? ¿Tienes problemas que parecen demasiado grande? Confía en Dios, pide su ayuda y abrígate en su brazo. Si perteneces al Señor, tienes la promesa de que el te consolará en todos los escollos de la vida.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Una Gran Ayuda