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¿Cómo Puedo Enfrentar Esto?

Currículo
Respuesta para Estudiantes
165
TEXTO: 1 Samuel 17:19-51

La pandilla con la que él se asociaba estaría allí esperando, y Pablo necesitaba valor.

AL TIRAR OTRA PIEDRA en el estanque, Pablo pensaba ¿Cómo podría enfrentar el hecho de ir a la escuela al día siguiente? La escuela en sí no era el problema, pero el sabía que las seis cuadras de caminata para llegar allá iba a ser más de lo que él podía controllar.
”Oye muchacho, ¿cuál es el problema?”
Pablo saltó de sorpresa. “Tomás, ¿de dónde vienes?”
“Oh, te vi mientras caminaba a casa después de mí clase de música. ¿Qué haces sólo aquí en el parque?
Pablo miraba el estanque, y dio un suspiro profundo, y tomó una piedrecita. Él miró a su hermano mayor. “Creo que estoy tratando de encontrar la piedra indicada para matar a un gigante.
”Oh, sí . . . hay muchos de ellos en los alrededores hoy. Asegúrate de hallar muchas piedras.
“Oye, Tomás, hablo en serio.”
“Supongo que sí. Bueno, vamos a casa y en el camino me hablas del asunto ¿está bien?”
El sol brillaba en las ventanas de cristal de los rascacielos mientras los dos hermanos se marchaban del parque de la gran ciudad, fría y poco amistosa donde vivían. Por lo menos podían anticipar con entusiasmo el ambiente caluroso de su casa en un edificio de apartamentos en el centro de la ciudad.

VERSO CLAVE: Nunca tendré que temer.
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley. — Josué 1:7

Su hogar no siempre había sido confortable. Las cosas no marchaban bien y la vida era una continua discusión. Pero sus padres habían comenzado a visitar la iglesia, y con el tiempo los dos fueron salvos. Por lo tanto, lo que había sido un hogar infeliz, de inmediato cambió y llegó a ser algo diferente. No mucho tiempo después, Pablo y Tomás también fueron salvos. De veras ahora su hogar era un hogar feliz, pero Pablo estaba descubriendo que el mundo era tan maligno como siempre, o aún más.
Mientras subían en el ascensor hacia su apartamento, ambos estaban tristes después de discutir el problema.
“Yo se que no puedo huir de esta situación, Tomás, pero debo admitir que tengo miedo.”
“Tienes razón. Como dije, iría contigo, pero entiendo por qué piensas que tienes que ir solo. Debes hablar con papá cuando él llegue a casa, y luego orar mucho.”
Después de cenar esa noche, Pablo se acerco a su padre en la sala. “Papá, ¿tú recuerdas esa pandilla con la que yo me asociaba antes de ser salvo?”
“¿Crees que yo lo podré olvidar, Pablo?“ Recuerda que yo fui quien te encontró en un charco de sangre con una herida de puñal en tu estomago.”
“¿Pensé que yo había borradó de mi mente esos meses que estuve en esa pandilla . . . hasta recientemente.”
“¿Qué quieres decir, hasta recientemente? ¿Estás teniendo problemas con la pandilla?”
Pablo miró la luz de la ciudad por la ventana. “La pandilla tiene un dicho, ‘No es fácil meterse en el Águila Roja, y es imposible salir.’ Yo esperaba ser una excepción a la regla. Después que él Señor me salvó, ninguno me ha dirigido la palabra, el cual es un milagro. Pero hoy fue diferente.”
El padre de Pablo estaba preocupado mientras su hijo continuaba.
“Todos están planeando encontrarme camino a la escuela mañana. Si no me presento con mi chaqueta del Águila Roja y voy con ellos a un encuentro con la pandilla de la calle 33 mañana en la noche . . . bueno va a haber problemas.”
“Yo tenía un presentimiento, Pablo, que tarde o temprano estarías enfrentado a algo como esto. Yo sé que aunque toda la fuerza policiaca fuera contigo aún no resolvería el problema a largo plazo. Las pandillas son crueles. Nosotros no podemos mudarnos, y tú no puedes abandonar la escuela, por tanto sólo hay un lugar para buscar ayuda.”
Sin otra palabra ambos se pusieron de rodillas y presentaron el problema a su Padre Celestial. Ambos sintieron la presencia de Dios mientras oraban. Después, su padre leyó de la Biblia la historia de David y el gigante. Pablo le dijo que él se sentía un poco como David teniendo que enfrentarse al monstruo gigante. “David era valiente,” comentó su padre, “no porque él confiaba en su propia fuerza, sino porque el había aprendido a confiar en Dios.”
Cuando Pablo fue a la cama esa noche, él todavía se sentía como David, pero ahora se sentía como David él valiente con valor, ¡con el Dios de Israel a su lado! Él sabía muy bien que él podía caminar esas seis cuadras con la confianza en su Salvador en vez de temor de lo que el hombre le podía hacer.
(Se continúa la próxima semana)

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: No Tengas Miedo