RÁPIDAMENTE la Sra. López puso el toque final a un pastel grande de chocolate. Jorge y Susana estaban por llegar al cumpleaños de Tomás. Sólo podían estar una hora, de modo que la cena debía estar lista para ser servida tan pronto que llegaran. El timbre del teléfono la sacó de su meditación. Después de limpiarse las manos, ella contestó.
La voz casi sin aliento de su hijo penetró en su oído, “Mamá, ¿puedo detenerme en la casa de Juan camino a casa? Él tiene un equipo nuevo de baloncesto y queremos probarlo. No tengo tarea y, además, hoy es mi cumpleaños.”
VERSO CLAVE: Jesús puede mantenerme libre del pecado.
Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos. — 2 Pedro 2:9
La Sra. López miró el reloj. “Esta noche no, Tomás. Tuviste el ensayo de la banda después de clases, y me temo que no haya tiempo suficiente antes de la cena. Creo que es mejor que vengas directo a casa.”
Tomás colgó, y miró a su amigo con desilusión. “Lo siento, Juan, pero Mamá me dijo que fuera directamente a casa.”
Vamos, Tomás” urgió Juan. “¡Sólo por unos minutos! Tu mamá no se molestará si llegas un poco tarde. Vamos a llamar a los otros muchachos.”
Hora y media más tarde, Tomás abrió el portón de su casa, y entró silenciosamente, sólo para ver los ojos preocupados de su madre.
Tomás inclinó su cabeza y puso uno de los tenis encima del otro. “Ah . . . hola Mamá, . . . eh . . . ¿No fue ese el carro de tío Jorge que acaba de salir del estacionamiento?”
“Sí. Era el tío Jorge y la tía Susana, Tomás,” su madre respondió con gran pena. “¡No podían quedarse más tiempo en una fiesta de cumpleaños donde el personaje más importante nunca llegó!”
Los ojos de Tomás se abrieron desmesuradamente. “¿Quieres decir que vinieron para mi cumpleaños?”
“Sí, Tomás. Como te tenía una fiesta sorpresa esta noche, te dije que vinieras directamente a casa. Pero no llegaste. Esperamos todo lo que pudimos, pero finalmente, el tío Jorge y la tía Susana tuvieron que irse. Escogiste hacer lo que quisiste en vez de obedecerme. ¿Cómo te sientes ahora?” Tomás inclinó la cabeza. No pudo responder.
En ocasiones podremos enfrentar situaciones como la que Tomás enfrentó. Él fue tentado a desobedecer, y así lo hizo.
¿Cómo reaccionaremos? ¿Resistiremos la tentación, o cederemos y haremos lo que sabemos que no debemos hacer?
Nuestro texto bíblico para esta lección nos habla de dos personas más que enfrentaron la tentación. A Adán y Eva, las primeras personas en la tierra, se les dieron un hermoso jardín en el cual vivir. Dios les dio permiso de comer del fruto de todos los árboles, menos uno.
En ocasiones, tal vez, cuestionaremos las reglas que se nos imponen, pero recuerda lo que les pasó a Adán y a Eva. Satanás tentó a Eva para que ignorara la orden de Dios, cuestionando el mandato de Dios y creando duda de lo que sucedería si ella desobedeciera. Sus palabras la convencieron. Eva dio la primera mordida, y le ofreció un poco a Adán, y él siguió su ejemplo.
Así se cometió el primer pecado.
Ese pecado no fue cometido cuando Satanás tentó a Eva. Sucedió cuando Eva cedió a la tentación e hizo lo que sabía que era malo.
Satanás está todavía ocupado en poner trampas a los que quieren seguir al Señor. Él quiere destruir la armonía que hay entre Dios y el hombre. Él envía las tentaciones para ver si haremos lo que él dice.
¡Pero no tenemos que ceder! Nuestro verso clave nos dice que Dios puede librarnos de la tentación. Cuando el diablo trate de llevarnos a hacer algo que sabemos que no es correcto, podemos acudir a Dios. Él nos dará las fuerzas para decirle al diablo que se aleje, pues no le seguiremos.
Tomás cedió a la tentación y desobedeció a su madre. ¿Resistirás tú al diablo cuando venga a ti con una tentación? La decisión es tuya.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Usando la Fuerza de Dios