“¡NO PUEDO CREER lo que ven mis ojos!” Dijo alguien con una gran risa.
“¡Oigan chicos, vengan a ver! Luis de León está recogiendo basura.”
Luis miró a Bardo con una leve sonrisa. “¿Y por qué no? Tú sugeriste el plan de ayudar. Sabes que cada campista se ofreció a hacer algo en el mantenimiento de la cocina cuando el director del campamento y su esposa se enfermaron, y hoy es nuestro turno.”
“¿Sí, pero tu, recogiendo la basura? Tú no puedes decirme que alguna vez has recogido siquiera una cuchara en tu casa, al menos tal vez para comer. Yo pensaba que encontrarías algo de más categoría, como supervisor, para hacer.”
Luis se encogió de hombros. “Oh, a mi no me importa. El trabajo tiene que hacerse. ¿Así que por qué no yo?”
“Bueno,” murmuró Bardo mientras se alejaba, “todo lo que puedo decir es, que ya lo he visto todo.”
¡Pero no era así! La próxima tarde, casi todos los campistas se reunieron alrededor del asta de la bandera, y se anunció que era hora de limpiar el campamento, recogiendo la basura esparcida. Como casi era la hora de nadar, ninguno estaba emocionado con el proyecto. Los muchachos se separaron y comenzaron a recoger un poco aquí, un poco allá, pero al poco tiempo, dijeron: “Ya eso es suficiente,” y se encaminaron hacia sus cabañas para cambiarse de ropa.
Cuando Bardo y un grupo de amigos se dirigían hacia el lago, observaron a Luis cerca del granero, con una bolsa plástica de basura todavía en la mano, y no una vacía tampoco. Obviamente, estaba ocupado en su labor.
“¡Esto sobrepasa todo!” Exclamó Bardo. “Apuesto a que Luis nunca hace nada en su casa, quiero decir, son tan ricos que probablemente tienen sirvientes que les hacen todo. ¡Estoy sorprendido de que él sepa trabajar!”
VERSO CLAVE: Me hace sentir bien cuando les doy a los demás.
Más bienaventurado es dar que recibir. — Hechos 20:35
“Saben” dijo otro de los muchachos. “Esta maña-na cuando me dirigía hacía los baños, vi a Luis en la puerta de la cocina. ¿Y saben lo que estaba haciendo? ¡Pelando papas! ¡A esa hora de la mañana!”
“¡Ah, de seguro te soñaste eso!” Dijo Bardo con muestra de incredulidad. “¡Ninguno, absolutamente ninguno, se levanta antes del primer timbre!”
“¡No, sí estoy seguro que era él!” insistió el otro. “¡Hasta me dio los buenos días!”
“Yo sé que el Sr. Roberto quiere que todos hagamos lo mejor. Quiero decir, esto era hacerlo bien o cerrar el campamento. ¡Pero nunca pensé en ver a un miembro de la familia tomando parte en este tipo de tarea!”
El campamento juvenil siguió su curso, y aún las tareas extras no lograron desanimar el entusiasmo de los campistas. Pronto llegó el viernes, la noche tradicional de cantos y premios alrededor de la fogata.
El Sr. Roberto, el director de jóvenes era el maestro de ceremonia para la ocasión. “Bueno, tengo una lis-ta de logros importantes que deben ser reconocidos esta noche,” comenzó diciendo. “Antes que nada, quiero escuchar un gran aplauso para Rodrigo Ferra. Rodrigo logró llegar a tiempo para el izar de la bandera a las 7 todas las mañanas. ¡Felicidades, Rodrigo!” Se escuchó un gran aplauso y una gran risa por este momento.
“Enseguida,” prosiguió, “quiero dar el premio de la cabaña más limpia a la cabaña C. Hicieron un gran trabajo . . . quiero decir que antes de la inspección cada mañana, abrieron un camino hacia la cabaña.”
Y prosiguió con risas y diversión mientras se señalaba cada cosa. Pero al fin el Sr. Roberto levantó la mano y dijo: “Ahora tengo un comentario que hacer. Ustedes saben que cada año tratamos de seleccionar a alguien que haya hecho una verdadera contribución al éxito del campamento.”
“Este año cuando nuestro director de campamento se enfermó, se sugirió que debíamos apuntar nuestros propios grupos de campistas que tendrían la responsabilidad del cuidado de nuestra comida, limpieza y vigilancia. Creímos que era buena la sugerencia, y decidimos que el premio al campista del año tendría relación con esto.”
Bardo sonrió a varios de sus amigos, se figuraba lo que venía de todos modos, él fue quien sugirió el plan. ¿No era así?
“Con esto como base, nuestra decisión de este año es para Luis de León.”
Luis pareció sorprendido. “Pero ¿qué hay de Bardo muchachos?” Dijo a los que estaban cerca de él. “¿No debe él recibir el premio? De todos modos la idea de los ayudantes de campamento fue de él”
Una ovación crecía alrededor de él. El Sr. Roberto y el comité de campamento no eran los únicos que habían observado la disposición de Luis de ayudar con los trabajos más fuertes, y su fidelidad en hacer todo lo que fuera necesario hacer. Aún Bardo se unió al aplauso.
“En el servicio de la capilla esta mañana, estudiamos acerca de Saúl, y aprendimos que fue subido a la posición de primer rey de Israel debido a su humildad y obediencia hacia Dios. Quiero mencionar que Luis ha mostrado estas dos cualidades, humildad por la disposición de hacer las tareas más sencillas, y la obediencia en hacer lo mejor en todo lo que se le pedía que hiciera. ¿Por favor puedes pasar adelante Luis, y aceptar esta placa con tu nombre como el ganador de este año?”
Mientras se levantaba e iba hacia el centro del círculo, el Sr. Roberto extendió los brazos y decía “Felicidades, y gracias Luis, por tu trabajo bien hecho.”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Enrollo Regio
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