FALTABA SÓLO UN DÍA para celebrar el día de Acción de Gracias, y en la casa de los Suárez había mucha actividad. El miércoles, después de terminar la clase, Roció entró por la puerta delantera con cierta prisa para encontrarse con su madre, muy afanada en la mesa del comedor.
“¿Qué es eso?” Preguntó Rocío “¿Por qué están sobre la mesa estas frutas y estos vegetales?”
“Esto se llama el cuerno de la abundancia,” explicó su madre. “Se usa en el día de Acción de Gracias para recordarle a la gente de todas las cosas por las cuales debemos ser agradecidos.”
“Pero a mí ni siquiera me gusta la calabaza o la pimienta verde,” dijo Rocío. “¿Por qué tengo que recordarme a mi misma de ser agradecida?”
“OH, no Rocío, no quiero decir que seamos agradecidos sólo por estas frutas y vegetales,” dijo su madre. “Cuando miramos el cuerno de la abundancia lleno de cosas diferentes, debe recordarte de todas las cosas que disfrutamos cada día del año, nuestra casa,
VERSO CLAVE: ¡Gracias a ti, Jesús!
Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia. — Salmo 107:1
nuestra familia y todas las demás cosas buenas que nos da el Señor. De modo que cada vez que entres a este comedor y veas el cuerno de abundancia, trata de pensar en las otras cosas por lo cual debes estar agradecida.”
Rocío pensó por un momento. “Eso no será difícil, Mamá. Dios ha hecho mucho por mí, y por toda nuestra familia.”
¿Cuáles cosas supones que hizo Dios por Rocío, cosas por las cuales ella estaba agradecía? ¿Son cosas con las cuales Dios te ha bendecido también? ¿Te has puesto a pensar en que todas las cosas buenas que tienes en la vida, vinieron de Dios? Tu familia, tu hogar, tus amigos, tu iglesia, y todo lo que es importante para ti, es una dádiva de Dios.
Cuando quieres darle un regalo a una amiga especial, pasas mucho tiempo escogiendo ese regalo. Quieres que ese regalo sea perfecto. ¡Y casi no puedes esperar que esa amiga lo abra! Quieres que diga, “¡Gracias! ¡Es precioso, te lo agradezco!” Pero, si no muestra entusiasmo, te sentirás decepcionada.
Así se siente Dios. Él preparó este mundo y todas las cosas preciosas para nosotros, y Él quiere que seamos agradecidos.
Debemos tomar tiempo todos los días para dar gracias a Dios por las bendiciones. Esto lo hacemos por medio de la oración. Cuando nos sentamos a comer, debemos dar gracias a Dios por la comida que Él nos ha dado. El alimento podrá estar preparado justamente cómo nos gusta, pero Dios es quien lo obsequia.
En la Biblia leemos acerca de diez hombres que tenían una terrible enfermedad llamada lepra Tenían que dejar a sus familias y amigos para vivir fuera de la ciudad. Como no había cura para la lepra, no tenían ninguna esperanza de sanidad.
Un día, mientras Jesús se acercaba a su ciudad, vio a los leprosos. Ellos también le vieron, pero no podían acercarse, de modo que le llamaron: “¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!” Jesús les dijo que fueran y se mostraran al sacerdote. ¡Mientras iban, fueron sanados!
Uno de los hombres, cuando vio que había sido sanado, regresó y se echó a los pies de Jesús dándole las gracias. Jesús le preguntó, “¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?” Aunque Jesús los limpió a todos, sólo uno volvió a darle las gracias. Este recibió una bendición mayor que los demás. ¡Si sólo hubieran tomado tiempo para dar gracias!
También nosotros somos bendecidos cuando oramos a Jesús y le damos las gracias por todos los beneficios que recibimos de Él. ¡Nunca debemos ni queremos estar demasiado ocupados para decirle gracias al Señor! Cuando le decimos cuanto apreciamos las cosas buenas que Él nos da, Él añade bendiciones a nuestras vidas.
Démosle las gracias a Dios por Su bondad, no solamente un día al año, o sólo los domingos cuando nos acercamos a la iglesia, pero todos los días del año. ¡Dios nos ha dado tanto!
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Dar Gracias a Dios