EL DÍA EN QUE NACISTE fue un día normal para la mayoría de las personas en el mundo. La vida siguió como de costumbre. El sol salió y se puso. Las personas fueron a la escuela y al trabajo, y estuvieron ocupados con los negocios de la vida. Pero para una persona por lo menos eso fue diferente. Para tu madre ese fue un día especial. ¡Ella esperó mucho tiempo por ti! Cuando finalmente llegaste al mundo ella estaba muy feliz. Hiciste de ese día un día sobresaliente en su vida. Cuando Dios te dio a tu madre, Él le estaba dando un regalo muy especial.
Cuando Dios nos entregó a nuestros padres también les entregó una gran responsabilidad, enseñarnos lo bueno y lo malo. Es su deber enseñarnos acerca de Dios y que hemos nacido en este mundo para servirle. Los padres cristianos quieren que amemos a Dios y que seamos el tipo de persona que Dios quiere que seamos. Por eso es que ellos nos premian cuando hacemos bien, y nos castigan cuando hacemos mal. Ellos quieren que seamos obedientes.
VERSO CLAVE: El amor de una madre es muy especial.
Grande es tu fe; hágase contigo como quieres. — Mateo 15:28
En nuestra lección, leemos sobre una madre que tenía una hija a la cual amaba mucho. Pero la Biblia dice que ella tenía un espíritu malo en ella. Esto hacía a su madre sentirse muy triste.
Alguien debió contarle acerca de Jesús, y lo que Él podía hacer por su hija. Cuando Jesús vino a su ciudad, ella lo siguió y le gritó: “Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí.” Ella le habló a Jesús acerca de su hija y el espíritu malo que habitaba en ella.
Al principio Jesús no le dijo ni una palabra, pero ella se mantuvo persiguiéndole y pidiéndole ayuda. Ella sabía que Jesús era el único que podía ayudar a su hija, así que siguió implorando Su ayuda. Ella quería que su hija fuera sanada.
Finalmente Jesús le respondió y dijo: “O mujer, grande es tu fe.” Jesús había escuchado su súplica y pudo sentir el amor que ella tenía por su hija. A esa misma hora su hija fue sanada. Cuando regresó al hogar ella sin duda le contó a su hija sobre Jesús y cómo Él había sido el único quien la sanó. La hija seguramente debió agradecer a su madre una y otra vez el haber encontrado a Jesús y seguirlo hasta que Él contestara su súplica. Esta madre había encontrado la clave para vivir una vida buena cuando encontró a Jesús. Ella se la pasó a su hija y sus vidas nunca volvieron a ser las mismas.
Los padres cristianos quieren lo mismo para sus hijos hoy en día. La Escuela Dominical y la devocion familiar son partes importantes para ayudar a los niños a encontrar a Jesús.
Nosotros apartamos un día en el año para hacer énfasis diciéndole a nuestras madres cuanto las queremos, y cuanto apreciamos lo que han hecho por nosotros. Durante el año, debemos recordar decir gracias cuando ellas hacen algo por nosotros. Pero en ese día tomamos tiempo para darles a nuestras madres gracias extras por todas las cosa que ellas han hecho por nosotros. Cuando honramos a nuestras madres, estamos obedeciendo la palabra de Dios. En Efesios 6:2-3, leemos, “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra.” Honrar significa mostrar respeto siendo obediente y cortés. Debemos obedecer y respetar a nuestras madres todos los días para agradar a Dios.
Si aprendemos, a amar y a respetar a nuestros padres, cuando somos jóvenes, esto nos ayudará a aprende como honrar y amar a Dios. Amar a Dios es lo más importante en nuestra vida. Nuestros padres pueden contarnos acerca de Jesús cuando somos jóvenes, pero nosotros debemos hacer nuestra propia decisión por Él.
La mejor manera de honrar a nuestros padres es pedirle a Jesús que entre en nuestro corazón y que nos quite nuestros pecados. Muchas personas le han entregado a Jesús su corazón en el día de las madres. Ese es el mejor regalo que uno le puede dar a una madre el Día de las Madres. ¿Puedes pensar en una manera mejor de decir “Gracias, Mamá”?
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Madres Especiales
%402x.svg){kind=icon}
%402x.svg){kind=icon}