TEXTO: Apocalipsis 21:1-7, 21-27
¿Mientras Ramón esperaba, se preguntaba será llamado mi nombre?
RAMÓN SE DESLIZÓ en su asiento esa mañana, y luego se volteó para observar el reloj en la pared del salón de conferencia; eran las 9:27 am. La asamblea empezaría en tres minutos. El Sr. Morales caminaba hacia la plataforma.
Ramón estaba muy emocionado. Hoy iban a entregar premios en la asamblea. Por muchas semanas Ramón había trabajado en su proyecto de ciencias. La semana pasada su profesor le había dicho que ese era el mejor proyecto que había visto en años, y le dijo que él había sido seleccionado entre los diez mejores. A Ramón le gustaba explorar nuevas formas de hacer las cosas, y su profesor de ciencias lo había animado a poner en práctica alguna de sus ideas.
Los proyectos de ciencia estuvieron en exhibición en el gimnasio todo el día anterior, pero hoy aquellos que participaban debían dar una demostración de su proyecto en la asamblea. Ramón estaba un poco nervioso de hablar frente al público, pero así estaban todos los otros chicos que tenían que explicar su proyecto.
La emoción era obvia. Cuando Ramón demostró su proyecto, todo el mundo estuvo sorprendido de su invento ingenioso. ¡Luego llegó el momento de recibir los premios! Ramón escuchó impacientemente mientras el director repetía las reglas del concurso.
Ante todo, para calificar por un premio, el proyecto debía estar completo. Ningún problema allí, Ramón pensó. Segundo porque el concurso intentaba que los estudiantes mantuvieran buen conocimiento, no debían descuidar las demás clases. Ramón tragó nerviosamente. ¡Él había olvidado todo acerca de esa regla! Él estuvo tan ocupado poniéndole los últimos toques a su proyecto, que había descuidado escribir su último reporte de ciencias. Esto había sido entregado ayer. Todos los estudiantes participantes en el concurso estaban excusados de clases esa semana, y él olvidó completamente el reporte.
VERSO CLAVE: Mi nombre está escrito allí.
Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. — Lucas 10:20
Quizá no lo notarían. Quizá el profesor no tuvo tiempo de revisar su libro. Ramón siempre llegaba a tiempo a clase, y sabía todas las respuestas de todas las preguntas en la clase. Seguramente no lo descalificarían por un pequeño reporte.
Ansiosamente, Ramón escuchó al director leer los nombres de los ganadores.
Mención Honorífica - Horacio Toledo y Cristina Pascual.
Tercer premio - Fernandin Moya
Segundo premio - Gerardo Castillo
Primer premio - Rony Torres
Mientras sonaban los aplausos, el corazón de Ramón se hundió, pestañeó fuerte para devolver las lágrimas. No era justo. El proyecto de Rony era bueno, pero el de él era mucho mejor.
Los estudiantes se reunieron alrededor de los ganadores, felicitándolos. Ramón se quedó de pie e inmóvil, no viendo o escuchando, hasta que se dio cuenta de que su profesor estaba parado enfrente de él, mirándolo tristemente.
“Ramón,” dijo, “No sabes cuanto lo lamento. Él tuyo era la mejor exhibición en el concurso. Pudiste haber ganado el primer lugar e ir a la competencia del estado. Esperé hasta los últimos minutos, con la esperanza de que me trajeras tu reporte de ciencias y así poder poner tu nombre como el ganador del primer premio. Discutimos las reglas en clase. ¿Recuerdas?”
Ramón sólo pudo inclinar su cabeza miserablemente. No había nada que decir. Su nombre no fue llamado porque no había seguido las reglas.
No seguir las reglas puede ser muy peligroso. Algún día, Dios recompensará a todo aquel que haya obedecido sus reglas. ¡Que tiempo más alegre de celebración ha de ser para aquellos cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida! ¡Pero piensa en los desilusionados que no siguieron las reglas! Estos tendrán que aparecerse ante el Gran Trono Blanco con Dios como Juez. Todas las acciones son grabadas. Todo lo que las personas hayan dicho y hecho sin arrepentirse de eso está escrito. Se abrirán los libros y esas personas serán juzgadas. El Libro de la Vida estará allí también, para que ellos vean que sus nombres no están escritos allí.
Todo tipo de cosas maravillosas se están construyendo para las personas cuyos nombres están escritos en el Libro de la Vida. Pero para aquellos que no han escogido seguirle, no habrá recompensa. ¡Serán separados de Dios!
La manera de tener nuestro nombre escrito en el Libro de la Vida es seguir las reglas de Dios. Jesús dijo que necesitamos “Nacer de Nuevo” para entrar en el Reino de Dios. Debemos creer en Cristo Jesús, arrepentirnos de todos nuestros pecados y pedirle que nos perdone, y poner nuestra confianza en Él. Así es cómo somos salvados de nuestros pecados, y del castigo que trae el pecado.
Ningún nombre se escribe en el Libro de la Vida por accidente. Ningún nombre es borrado por error. Es por nuestra elección. Si escogemos la vida eterna, Dios nos ha prometido enseñarnos a vivir de tal manera que nuestros nombres se mantengan en Su Libro. Luego podremos disfrutar de todas las bendiciones que Él está preparándonos ahora mismo. ¿Está tu nombre en el Libro de la Vida?
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Madres Especiales