“¡NO, NATALÍ! ¡No te vayas! ¡Por favor no te vayas!” Marcos decía. Desde su asiento, él trató de alcanzarla, pero se sintió paralizado. Él pudo ver a Natalí caminando fuera de la iglesia pero él no pudo hacer nada al respecto. Había mucha gente a su alrededor, pero ellos no mostraron interés en el hecho de que perderían a Natalí. Ninguno de ellos dijo ni una palabra. ¿No le importa a nadie?
De repente, Marcos sintió alguien sacudiéndolo. Una voz dijo: “Marcos, despierta, Marcos. Estas soñando.” La escena en la iglesia desapareció y Marcos abrió sus ojos. Su padre lo estaba mirando con una expresión de preocupación en su rostro. “Debiste haber tenido un mal sueño, Hijo.”
Marcos frotó sus ojos mientras él recordó su sueño y lo sobrecogió. “Oh, Papá, fue horrible.” Él dijo mientras se sentaba. “Yo soñé que Natalí, una muchacha en mi clase de Escuela Dominical, ya no quería ser una cristiana. A nadie más le parecía importar. Yo estaba tratando que no se fuera. Ella no me escuchó. ¡Papá, vine muy tarde!”
Su padre se sentó al borde de la cama. “Yo quiero saber lo que te hizo soñar una cosa como esa.” Él dijo. “¿Está pasando algo con Natalí? ¿Ha pasado algo diferente en su vida recientemente?”
VERSO CLAVE: Yo ayudaré a esos quienes me necesitan.
Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles. — Romanos 15:1
“Sí.” Marcos respondió lentamente, mientras se aclaraban sus pensamientos. “Hace unas pocas semanas, Ana, una de sus amigas de su escuela vino a la Escuela Dominical con ella. Ella parecía divertirse bien, pero . . .”
“¿Cuál es el problema? Parece como que Natalí está siendo una buena misionera.” Dijo el papá de Marcos. “Debes estar muy contento.”
“Tú debes pensar así, especialmente ya que Ana viene todos los domingos ahora. Aún, desde ese primer domingo, Natalí cambió. Ella y Ana se sientan y cuchichean todo el tiempo en la clase, e hacen comentarios absurdos sobre las lecciones.” Replicó Marcos. “Natalí solía estar interesada en aprender la Palabra de Dios. Cuando ella se convirtió en una cristiana hace casi cuatro meses, sus padres le dieron permiso de quedarse para el servicio de la mañana. Ella dijo que quería saber todo lo que pudiera de manera que ella pudiera contarles a los demás acerca de Jesús.”
El papá de Marcos asentó su cabeza. “Eso es grandioso, pero no estoy seguro que veo una conexión entre las acciones de Natalí y tu sueño.”
“Bien, ella le habló a Ana de Jesús, y la trajo a la Escuela Dominical, pero ahora Natalí parece estar interesada solamente en lo que Ana tiene que decir. Papá, en vez de ganar una amiga para Jesús, su amiga parece estar alejándola de Jesús. Los niños en la clase quieren a Natalí, pero desde que Ana empezó a venir, la mayoría sólo ignoran a Natalí. Algo sobre este asunto me hace preocuparme por Natalí. No quiero que ella deje de venir a la Escuela Dominical. Me gustaría que Ana supiera que Jesús realmente la ama también, pero hasta ahora, no pienso que ella ha escuchado ninguna de las lecciones. ¿Hay algo que pueda hacer yo sobre esto, Papá?”
“Sí, hay algo que puedes hacer para ayudar.” Respondió el papá de Marcos. “Tú dices que Natalí es cristiana hace sólo cuatro meses. Nosotros los que conocemos a Jesús por más tiempo y hemos sentido el amor y cuidado que Él nos da cada día, debemos ayudar a aquellos que están empezando su vida cristiana.
“Tu preocupación por Natalí y Ana es buena. Este es un buen momento para salir de la rutina y practicar lo que has estado aprendiendo. Si te conviertes en el amigo cristiano que Natalí necesita, los otros estudiantes en tu clase seguirán tu ejemplo. La Palabra de Dios nos dice sobrellevad uno las cargas de los otros. Me parece que Natalí tiene una carga, y necesita alguna ayuda. En vez de sólo mirarla a ella y a Ana cuchicheando y hacer comentarios sin sentido, ¿por qué no te sientas a su lado en la clase? Es posible que las acciones de Natalí son la forma de pedir ayuda en ganar a Ana para Jesús. Por lo menos ellas siguen viniendo a la Escuela Dominical. Eso debe significar que ellas desean el compañerismo. Haz el esfuerzo de conversar con ellas antes y después de la clase. Si todos las ignoran o las hacen sentir despreciadas, Natalí ya no querrá venir a la Escuela Dominical.”
Hubo silencio mientras Marcos pensaba en las palabras de su papá. Luego él dijo lentamente: “Bien, esta conversación me ha ayudado a ver una cosa. Yo quiero hacer lo que yo pueda para ayudar a Natalí, y necesito hacerlo ahora mismo. Trataré de ser el amigo cristiano que ella necesita. Eso debe ser lo que Ana necesita también. Papá, ora para que Dios me dé las palabras correctas para decirle a Natalí y para fortalecer su fe en Él. Yo estoy seguro que ¡no quiero que ese sueño horrible se convierta en una realidad!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Una Mano Cooperativa
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