“¡OYE, KATY!” gritó Sandy, asomando su cabeza a la puerta de la oficina de la escuela. “¿Escuchaste las noticias? ¡Has sido elegida la Joven Más Amistosa!”
Katy colgó el teléfono después de completar una llamada para la secretaría de la escuela, y miró a su amiga con asombro, “¿Estás bromeando?”
“No, es la verdad. Sabes Katy, realmente has cambiado. Estoy tan contenta de que seas mi amiga. Bueno, tengo que irme. Tengo que detenerme en mi armario antes de clases. Te habló luego, ¿Está bien?”
Rápidamente, Katy terminó lo que le quedaba por hacer en la oficina. Ella pensó en lo bueno que había sido Dios con ella. ¡Oh! Haber sido elegida la Joven Más Amistosa era realmente un gran cambio de lo que ella era antes. No hacía mucho tiempo, que ni siquiera hubieran pensado en ella, mucho menos ser elegida, para tan gran honor. Ella sabía que la única razón para esto era que el Señor la había cambiado. Unos meses atrás ella se arrodió y orado le pidió a Dios que perdonara sus pecados y la salvara. ¡Qué diferencia había hecho esa oración en su vida! La persona suspicaz y malhumorada que había sido, desapareció en un momento. ¡Katy misma no lograba entender la diferencia que había ocurrido en ella!
VERSO CLAVE: Quiero ganar a otros para Cristo.
El que gana almas es sabio. — Proverbios 11:30
Ella pensó por un momento sobre la lección de la Escuela Dominical que había estudiado el día que fue salvada. La lección era acerca de una muchacha que había sido llevada cautiva. La muchacha había servido a la esposa de Naamán, quien era general del ejército del rey de Siria. Naamán tenía una enfermedad llamada lepra. La muchacha le dijo a la esposa de Naamán: “Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.”
Katy aprendió a través de esta historia que ésta muchacha realmente amaba a Dios. Como Katy había oído de cómo Naamán había ido al Río Jordán y fue limpiado de su lepra, ella sintió en su corazón que ella quería hacer lo mismo que esa muchacha en guiar a otros a Jesús. Ese mismo día se tiró de rodillas y oró. Dios entró a su corazón, y había hecho un cambio verdadero.
Mientras cerraba las puertas de la oficina y corría a clase, los pensamientos de Katy fueron de nuevo a la noticia que Sandy le había dado. Ella no podía más que sentirse alegre de haber sido elegida. Ella sabía que era porque Dios le había dado una alegría especial en su corazón.
¡Cuán infeliz había sido anteriormente! Ella se enojaba muy rápidamente y les gritaba a sus amigos; parecía que no podían ayudarla. Cuando los chicos se dieron cuenta que no podían bromear con ella, ya no la incluyeron en sus actividades.
Katy sabía que el cambio que Dios había hecho en su corazón, era real, porque toda la escena había cambiado en la escuela. Ahora ella tenía muchos amigos, cristianos también. Cuando Dios hizo la transformación, Katy quería decirle a sus amigos de la escuela sobre esto. Ellos habían notado rápidamente la diferencia en ella. Cuando preguntaron, era la oportunidad perfecta para decirles lo que Dios había hecho por ella.
Sentándose en su asiento en el salón de clases, Katy captó la mirada de Sandy y un pequeño cálido resplandor se extendió sobre ella. Sandy fue una de las primeras que Katy había logrado llevar al Señor.
Katy conocía a Sandy desde que se mudó al barrio, cuando estaban en el quinto grado, pero nunca se habían llevado muy bien. Sandy siempre había sido una bromista, ¡y de tiempo en tiempo sus bromas habían hecho enojar a Katy! Pero un día, después que Katy fue salva, Sandy escuchó por casualidad un incidente en el pasillo. Otro estudiante le hacía bromas a Katy debido a una mala respuesta que había dado en clase ese día. En vez de ponerse furiosa como de costumbre, Katy se rió entre sí y dijo: “Bueno, no puedo ser inteligente todos los días.” Al momento de notar que Sandy la observaba detenidamente. No pensó mucho acerca de esto hasta que Sandy se le acercó después de clases y le preguntó acerca de esto. Sandy se había impresionado tanto con la diferencia en Katy, que visitó la iglesia en el primer momento que Katy la había invitado. Sólo unas semanas después Sandy había dado su corazón al Señor.
¡Ganar el premio de la Joven Más Amistosa, es grandioso, pensó Katy al abrir su libro, pero el ganar a mis amigos para Cristo, es mucho más emocionante!
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¡Diles a los Demás!
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