GREGORIO ESTABA HASTIADO. Había estado cuidando de su hermano más pequeño mientras su mamá iba de compras, y las últimas dos horas habían sido interminables. Él lo único que podía pensar era en montar su bicicleta. Ahora que su mamá había regresado, finalmente podía irse. Él corrió al teléfono. “¡Hola Benjamín! ¿Qué haces? ¡Vamos a montar bicicleta!”
“¿Montar bicicletas?” preguntó Benjamín. “¡Hace mucho calor afuera. Yo voy a ir a nadar.”
“¡Pero Benjamín, no es divertido ir a montar bicicleta solo!”
“Lo se, pero lo único que he tenido en la mente en la última hora es ir al parque a nadar,” dijo Benjamín.
“¡Bueno, en lo único que he podido pensar las últimas dos horas ha sido, correr la bicicleta en la pista nueva!”
“Lo siento, pero quiero practicar mi buceo. Además, tú sabes lo caluroso que será el día de hoy,” dijo Benjamín mientras se preparaba para colgar.
“Bien,” murmuró Gregorio, mientras colgaba el receptor.
“Me imagino que tendré que montar sólo,” se dijo a sí mismo. “De seguro esto no será de gran diversión. “Realmente me hubiera gustado que Benjamín pudiera venir conmigo.”
Gregorio no lo sabía, pero en ese momento Benjamín tenía otros pensamientos. Él se encontraba sentado en el piso frente al teléfono, cuando su mamá entró.
VERSO CLAVE: Yo quiero que mis amigos amen a Jesús.
Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no lo consientas. — Proverbios 1:10
“¿Por qué estás adentro en un día tan bonito? ¿Por qué no sales y haces algo con Gregorio?” preguntó su mamá.
“Lo único que Gregorio quiere hacer es montar bicicleta. De todos modos, quiero ir a nadar ahora mismo.”
“Bueno Benjamín,” dijo su madre, “si quieres permanecer como buen amigo de Gregorio, no siempre se debe hacer lo que tú quieras. Tienen que hacerlo por turnos. Tú no siempre tienes que tener tu propia manera, sino nadie va a querer ser tu amigo.”
Benjamín consideró esto por un momento, luego se puso de pie lentamente. “Sí, creo que tienes razón, Mamá, no debí ser tan obstinado acerca de tener mi propia manera. ¡Gregorio es mi mejor amigo, y quiero que lo siga siendo!” Él se encaminó a la puerta: “creo que le iré a decir a Gregorio que iré a montar bicicleta con él.”
Benjamín se montó en su bicicleta y tomó el camino hacia la casa de Gregorio. A su sorpresa, Gregorio venía hacia él. “¡Oye, quiero hablar contigo!” gritaron a la vez.
“Me imagino que ambos tenemos la misma cosa en mente. Quiero decirte que siento haber sido tan obstinado,” dijo Gregorio. No hubiera sido divertido montar bicicleta sólo.”
“Yo también lo siento,” dijo Benjamín. “Tampoco sería divertido ir a nadar sólo. Por qué no montamos bicicleta y cuando estemos muy calurosos, vamos al parque y nadamos. ¿Qué dices?”
“Está bien” dijo Gregorio. “¡Vamos!”
Ellos a la vez se montaron en sus bicicletas. Ambos habían aprendido que tener una amigo no era lo suficiente para tener una amistad ellos debían también ser amigables para mantener su buena amistad. En la Biblia hay una historia de dos buenos amigos también. Sus nombres eran David y Jonatán. Saúl, el padre de Jonatán era el rey de Israel. Jonatán creció con bienes y poder, David era simplemente un pastor de ovejas. Su fondo era tan diferente que tal vez te maravilles de cómo llegaron a ser amigos. Un día Saúl llamó para que David le tocara el arpa. Debido a esto, Jonatán y David llegaron a ser buenos amigos. La Biblia nos dice que el alma de Jonatán se “ligó” al alma de David; y Jonatán amó a David como a sí mismo. Él le dio a David su manto, su espada, y su arco. Él amaba a David y haría cualquier cosa por él. David también amaba a Jonatán.
En muchas ocasiones su amistad fue probada, pero siempre quedaban siendo amigos. Aún cuando llegaron los problemas y la vida de David estuvo en peligro, se mantuvieron unidos, como buenos amigos, y se ayudaron mutuamente.
Si tú tienes un buen amigo, trata de hablar con él cuantas veces puedas. Le haces saber que quieres que el permanezca siendo tu amigo. Mientras más hablas con alguien, mejor le conoces. ¿Qué pasa si dejas de hablar con alguien, y nunca le llamas? Si esperas demasiado tiempo, él pensará que ya no le amas.
La mejor forma de mantener nuestra amistad es tratándolos como a nosotros nos gustaría que nos trataran. Le mostramos nuestro amor y cariño, siendo considerados y tratando de identificar sus deseos. Queremos que sean felices, y que las cosas les vayan bien.
No es difícil tratar a las personas bien si tenemos a Cristo en nuestros corazones. Cuando Él entra, nos ayuda a amar a todos. Y cuando amamos a alguien, no es difícil tratarlos bien. ¡Eso es lo que deseas!
Jesús quiere que tengas amigos. Él quiere que seas una amigo. Con Él como tu mejor Amigo, puedes ser el verdadero amigo para los demás.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Soy Yo Un Buen Amigo?