CASI 2,500 AÑOS ATRÁS un rey llamado Nabucodonosor vivió en un lugar llamado Babilonia. Él era un rey muy orgulloso, y se nos dice que era un rey rápido en tomar decisiones. Sus decisiones no siempre eran sabias, pero cuando decía que iba hacer algo, iba y lo hacía, fuera buena o no su decisión.
Un día, Nabucodonosor decidió construir una imagen de oro. Era como una estatua, pero realmente era un ídolo. La imagen era muy alta (como la altura de un edificio de nueve niveles) y bastante estrecha (como de tres metros de ancho). Nabucodonosor la colocó en un lugar donde podía verse desde gran distancia. Él llamó a un grupo especial de músicos. Y le dijo al pueblo que cuando oyeran la música, debían inclinarse y adorar la imagen.
Tres de los líderes en Babilonia, Sadrac, Mesac y Abednego, eran judíos y sabían que realmente sólo había un Dios. Ellos sabían que la imagen hecha por los hombres de Nabucodonosor, no podía hacer nada en favor de nadie. Sabían que si obedecían al rey y adoraban esa imagen estarían desagradando a Dios. Así que no se inclinarían.
VERSO CLAVE: Con Jesús, no necesito seguir a los demás.
No seguirás a los muchos para hacer mal. — Éxodo 23:2
El día de la dedicación de la imagen, un pregonero del rey le instruyó a la gente que debían inclinarse al escuchar la música. Si no se inclinaban serían echados al horno de fuego.
Sadrac, Mesac y Abegnego escucharon a los músicos tocar. Vieron a todas las personas inclinándose ante la estatua de oro, pero ellos no se inclinaron.
Hubiera sido más fácil para ellos pretender que se inclinaban, luego decir: “Realmente no adoramos a la estatua. Sabemos que el Señor es el único y verdadero Dios. Nosotros simplemente no queremos causar problemas.” Pero sólo se mantuvieron parados allí, y no se inclinaron a adorar la estatua.
Inmediatamente un grupo de hombres fueron donde el rey. “Rey Nabucodonosor,” dijeron, “hay tres hombres en este gobierno que no obedecen tus órdenes. Ellos escucharon el sonido de la música, pero no se inclinaron ante la estatua que levantaste.”
Nabucodonosor se llenó de ira. “Trae a esos hombres aquí ahora mismo,” él ordenó. Cuando Sadrac, Mesac y Abednego estuvieron ante el rey, él los interrogó cuidadosamente. “¿No se inclinaron ante mi imagen? Si obedecen a mi orden la próxima vez que suene la música, no los castigaré. Pero, si continúan desobedeciéndome, ¡serán echados al horno de fuego!”
Sadrac, Mesac y Abednego ni siquiera pidieron tiempo para pensarlo. “No adoraremos a tus dioses ni a tu imagen. Si nos echas al horno de fuego nuestro Dios puede librarnos. Pero, aún cuando no nos librase, no adoraremos a tu imagen de oro.” ¡Y no lo hicieron!
En ocasiones cuando leemos historias que ocurrieron hace muchos años atrás, pensamos qué tienen que ver con nosotros. Si esto fuera un cuento acerca de tres jóvenes que desafiaron a un rey, no importaría. Pero, sabemos que todo lo que leemos en la Biblia es verídico, y que tiene un significado especial. Podemos aprender de esto, si queremos.
Sadrac, Mesac y Abednego hicieron lo que creían que era correcto, aún cuando todos a su alrededor hacían algo diferente. Esto no es fácil siempre, pero ellos lo hicieron. Tuvieron un viaje rápido al horno, pero también tuvieron un tiempo emocionante allí, porque Dios envió a Su Hijo para estar con ellos. Dios les concedió honor porque hicieron lo que era correcto.
Tal vez se te pida que hagas una cosa que sabes que no es correcto. Los amigos te pedirán que dejes de ir a la escuela, hablar mentiras, o copiar las respuestas a un examen. Tal vez seas tentado a usar drogas o escuchar música cuyas palabras dan honor al diablo. ¡Te parecerá que todos a tu alrededor hacen estas cosas! Pero es importante decir no a la tentación, al igual que lo fue para Sadrac, Mesac y Abednego, el resistir la presión de adorar a la imagen de oro. Dios es el mismo igual que en los tiempos Bíblicos. Si confiamos en Él, como lo hicieron Sadrac, Mesac y Abednego. Él nos ayudará al igual como los ayudó a ellos.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Soy Yo Un Buen Amigo?