SANDRA RECOGIÓ los últimos granos de bizcocho de fresa de su plato, mientras echaba un vistazo a su padre. ¿Será este el momento oportuno para pedirle ese par de zapatos que ella deseaba? Después de esta cena deliciosa, probablemente éste era el mejor momento.
Sus palabras salieron: “¿Papá, puedo comprar unos zapatos Nikes nuevos? Son los mejores zapatos para correr. Mis zapatos viejos realmente ya no lucen bien, y los Nikes duran para siempre. Realmente los necesito. ¿Por favor, Papá?”
Su padre levantó la cabeza mientras comía su postre, pero antes de que pudiera contestar, la mamá de Sandra llamando desde la cocina dijo: “Sandra, ¿podrías venir aquí un momento?”
Sandra recogió su plato y fue donde su madre. “¿Quieres que te ayude con los platos, Mamá?”
“No, sólo quiero hablar contigo, sentémonos aquí en la mesa.”
“Cuando te oí hablar con tu padre hace un momento sobre unos zapatos nuevos, recordé algo en el Padre Nuestro.” Notando la cara fruncida de Sandra, ella continuó: “Te parecerá extraño que quiera hablarte acerca de tu padre y el Padre Nuestro al mismo tiempo, pero escúchame un poco y creo que entenderás.”
“Cuando yo era joven aprendí el Padre Nuestro de corazón. Esto es, aprendí las palabras, pero me tomó un poco más de tiempo el aprender lo qué Jesús quería enseñarnos.”
“Yo lo aprendí también, cuando comencé a asistir la Escuela Dominical,” dijo Sandra. “Significa que podemos pedirle a Dios todo lo que necesitamos.”
VERSO CLAVE: Jesús me enseña a orar.
Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. — 1 Juan 5:14
“Estás en lo cierto Sandra. El Señor quiere que vayamos a Él cuando tenemos necesidades. Él dijo que el proveerá. Él contestará nuestras oraciones, aunque en ocasiones su respuesta puede ser no. Pero, ¿cuántas palabras hay en el Padre Nuestro que se refieren a pedir cosas materiales?” “Preguntó la mamá de Sandra.”
“Déjame ver . . . ” Sandra pensó por algunos minutos luego dijo: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, son siete.”
”Eso es correcto. ¿Siete de cuántos?”
“Un momento Mamá. Tengo que conseguir mi Biblia para contar.” Ella salió de la cocina y en pocos minutos estaba de regreso. Hubo silencio mientras buscaba Mateo 6 y contaba las palabras. Entonces ella dijo: “Siete de setenta y una palabras, Mamá.”
“Ahora vamos a ver que dicen las otras palabras, Sandra. La primera palabra: ‘Padre Nuestro,’ es muy importante. Esto significa que Él debe ser tuyo por experiencia personal. Segundo, esto muestra unidad con otros que también pueden llamarle Padre. ¿Qué crees que significa ‘Santificado sea tu nombre’?”
Sandra pensó por un momento. “Bueno, yo pienso que debemos de darle honor y mantener Su nombre santo.”
“¡Eso es exacto! Ahora, ‘Venga tu reino.’ “¿Qué tipo de corazón debemos tener para que queramos esto en realidad?”
“Uno que esté correcto con Dios. De otro modo no vamos a querer que Él venga, ¿no es así? Esto va para la otra parte también, ‘Hágase tu voluntad.’” replicó Sandra. “Ya dijimos: ‘Dánoslo hoy el pan de cada día.’ Luego viene: ‘Perdónanos nuestras deudas.’ Eso significa que debemos de confesar cuando hacemos algo indebido.
“Yo tomaré el siguiente,” dijo su mamá. “’Y no nos metas en tentación’ Esto significa que podemos mirar a nuestro Padre celestial para que sea nuestro Guía.”
“’Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre. Amén’“ dijeron juntas.
“Ves, Sandra,” dijo su madre, cerrando la Biblia, “sólo una parte muy pequeña del Padre nuestro pedía por necesidades materiales. Las demás muestran adoración, gratitud, y alabanza.
“Ahora volvamos a la pregunta hecha a tu Papá. Después de todo, esto fue lo que nos trajo a esta conversación. En efecto, miremos hacia atrás a los meses pasados. ¿Cuántas veces te has sentado a conversar con tu papá? ¿De qué hablaron?”
“¡Oh, de muchas cosas, Mamá! Ayer le hablé de ese traje de baño nuevo que vi que estaba en rebaja. La noche anterior, le dije a Papá cuanto deseaba ir a la playa en las vacaciones este año. Y hablamos de conseguir una bicicleta de diez velocidades para mi cumpleaños, y . . .” la voz de Sandra quedó en silencio, y una mirada pensativa cruzó por su rostro. “Mamá, parece que cada vez que hablo con Papá, es para pedirle algo. ¿Es esto lo que querías decirme?”
“Eso es, Sandra.”
Sandra permaneció en silencio por un momento. Luego le sonrío a su mamá algo apenada. “Bueno, de todos modos todavía quiero mis zapatos Nikes, pero ya veo por qué me hiciste contar cuantas palabras que pedían algo en el Padre Nuestro. Yo sé que mi conversación con mi Padre celestial debe ser algo más que sólo pedir. ¡Pienso que al hablar con Papá debe ser así también!”
Su madre sonrío al levantarse de la mesa. “¡Sí, Sandra, el Señor nos ha enseñado una lección importante de cómo orar cuando nos dio el Padre Nuestro como ejemplo! Pero si lo estudiamos cuidadosamente, podemos aprender varias cosas acerca de nuestra vida diaria también!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: El Padre Nuestro