QUE DÍA TAN PERFECTO como para ir de caminata, pensó Sofía al despertar y ver la luz del sol a través de la cortina. Hoy era la excursión del grupo de la Escuela Dominical hacia las Cataratas de Arison, y casi no podía esperar el momento de partida.
Pocas horas después, Sofía se encontró junto con otros treinta y cuatro jóvenes más al comienzo del sendero, todos estaban ansiosos de comenzar la caminata.
Omar, el líder de los jóvenes dijo: “¡Cada uno encuentre un compañero!” “Comencemos a caminar hacia las cataratas. Mientras caminan, tú y tu pareja hablen de cosas en que se parecen y en las cosas que ustedes son diferentes. Discutiremos sus conclusiones más tarde.” Su voz se fue apagando mientras doblaba una curva en el camino.
Sofía y Gabriela se escogieron mutuamente para la caminata. “Ambas somos de un metro y medio de altura,” comenzó a decir Gabriela, “pero yo peso cinco libras más que tú, Gabriela,” añadió Sofía con una sonrisa.
“Mis ojos son azules y los tuyos son verdes; pero ambas tenemos cabello castaño,” dijo Gabriela, mirando a su amiga. “¡Tu pelo es más corto que el mío,” dijo Sofía, “y más lacio también!”
“Tú tocas la flauta y yo el clarinete,” dijo Gabriela. “Pero podemos decir que ambas tocamos instrumentos de viento” añadió Sofía. “Las dos vamos a la misma iglesia. ¡Hasta estamos en la misma clase de Escuela Dominical!”
“Oh, podemos seguir nombrando muchas cosas y estoy segura de que tenemos más cosas diferentes que cosas en común,” dijo Gabriela. Sofía asintió la cabeza mientras continuaban a lo largo del sendero.
VERSO CLAVE: Dios tiene un lugar para mí.
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. — 1 Corintios 12:27
Veinte minutos más tarde, llegaron a las cataratas y se unieron al grupo que se reunía alrededor de Omar, en espera de los que quedaron atrás. Todos hablaban de las cataratas, y de lo caliente y cansados que estaban.
“Todos, hallen un sitio donde sentarse,” dijo Omar, levantando la voz por encima del bramido de la cascada.
Dos muchachos comenzaron diciendo que compartían el mismo hobby de coleccionar insectos, y tenían el mismo tipo de bicicleta. Sus primeros nombres eran el mismo. Pero su parecido era muy diferente.
“¿Descubrieron que ambos tienen dos brazos, dos piernas y una cabeza?” preguntó Omar.
Todos se rieron. “Sí,” contestó uno de los muchachos “¡pero tratamos de buscar cosas que no eran muy ovias!”
“Lo que quiero decir,” dijo Omar con una sonrisa, mientras sacaba su Biblia del Nuevo Testamento de su bolsillo, “es que todos tenemos un cuerpo que tiene muchas partes. En 1 Corintios 12:14 dice: ´Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.´ El “cuerpo” en ésta Sagrada Escritura se refiere al Cuerpo de Cristo, o un grupo de cristianos. Se necesita un grupo de cristianos para formar una iglesia. Nuestra iglesia por todo el mundo tiene muchos predicadores, maestros, ujieres y conductores de los vehículos de la Escuela Dominical. El Cuerpo de Cristo necesita muchas partes, del mismo modo nuestro cuerpo físico necesita partes diferentes para funcionar adecuadamente.”
“El verso 18 dice: ´Más ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso.´ ¿Cómo funcionaría nuestra iglesia si solo tuviera predicadores? Omar preguntó.
“No habría nadie más para hacer todos los demás trabajos,” respondió Sofía.
“¡Eso es correcto! Por esa razón,” continuó Omar, “Dios tiene un lugar para cada uno de nosotros en el Cuerpo de Cristo. Todos podemos llenar la tarea de ser estudiantes fieles de la Escuela Dominical. ¿Pueden mencionar otros?”
“Podemos tocar nuestros instrumentos para el Señor,” dijo Susana, que toca el violín.
Omar asintió la cabeza. “Si Dios te ha dado el talento para tocar un instrumento, se fiel en practicarlo, tanto en la casa como en la iglesia.”
“Podemos animar a un amigo quien esté desanimado” comparó Gabriela.
“¡Seguro!” dijo Omar. “Los miembros del Cuerpo de Cristo se cuidan uno al otro, del mismo modo que tú cuidas de tu cuerpo. Si se hubieran lastimado sus pies en la caminata de hoy, ¿lo hubieran ignorado? No, se hubieran detenido, se hubieran sentado a sobar sus pies. Tus manos te ayudarían a sobar tus pies adoloridos.”
“El verso 21 dice: ‘Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito.’ El ojo y la mano se necesitan mutuamente. Nosotros, también necesitamos la ayuda y las instrucciones de uno al otro.
“Hay la misma cantidad de miembros del Cuerpo de Cristo, como la cantidad de jóvenes aquí. Cada uno tiene de Dios talentos especiales. Dios es la cabeza del Cuerpo de Cristo y Él nos ayudará a animar a los demás. Dándole nuestros talentos ahora al Señor, trae las bendiciones de Dios a través de toda nuestra vida.”
Omar cerró su Biblia y dijo: “Su parte en el Cuerpo de Cristo tal vez sólo sea conocido por Dios y tú mismo. Nosotros podemos ser usados por Dios que conoce nuestros talentos, y Él espera que los usemos. Pidámosle que nos ayude a desarrollarlos para servirle mejor.”
Mirando su reloj, Omar se paró y dijo: “¿Qué viene ahora en nuestra agenda?” Su voz se perdió entre los gritos, “¡Almuerzo, almuerzo! ¡Vamos a comer!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Cada Uno Tuvo Su Parte