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Un Requisito Importante

Currículo
Respuesta para Estudiantes
153
TEXTO: Mateo 7:7-11; 9:27-30; 1 Juan 5:14-15

El anuncio en el periódico parecía demasiado bueno para ser verdad, pero sí había un requisito importante.

“¡OYE, PAPÁ!” Dijo Enrique Rosales mientras alzaba su miraba del periódico del sábado con incredulidad. “¡Escucha esto! Una bicicleta para hombre gratis para la persona elegible, en 362 Calle Santa Ana. Eso es todo lo que dice. ¡Sí! Estoy seguro que me gustaría tener una bicicleta.”
El señor Rosales condujo cuidadosamente su silla de ruedas hacia la sala, sonriendo a la expresión exuberante de su hijo. “A mí también me gustaría que tuvieras una bicicleta, Hijo.” “Desearía poder comprarte una.” Enrique apenas escuchó la respuesta a su padre. Estaba pensando, qué se requería para obtenerla. Es probablemente una bicicleta vieja que alguien quiera deshacerse de ella. Aún así, sería cosa buena tener una bicicleta al comenzar la escuela secundaria este otoño. Al mirar nuevamente la dirección en el anuncio, le dijo a su padre, “No es muy lejos, iré allí hoy mismo. Alguien pudo haberla recogido ya, pero al menos saldré de la duda.”
Con un movimiento de su mano, el padre de Enrique le dio permiso que fuera, y Enrique salió de la casa. Comenzó a caminar rápidamente hacia la calle Santa Ana. Al aproximarse más a la casa él dejo de caminar tan rápidamente. En realidad no me explico por qué vine, pensó. Estoy seguro de que la bicicleta no estará en buenas condiciones. Y si lo está, probablemente alguien ya haya ido por ella. Incluso si aún está allí puede ser posible que no me la quieran dar. Después de todo, simplemente soy un muchacho.
Enrique se aproximó a unas personas que estaban paradas a un lado de la vía hablando. Su corazón se desilusionaba cuando vio que estaban parados enfrente de la casa donde supuestamente estaba la bicicleta. Alguien ya debió haberse llevado la bicicleta, pensó. Ya no vale la pena continuar. Exactamente en el momento en que él estaba volteándose para regresarse a su casa un joven le llamó.
“Oye, muchacho. ¿Vienes a preguntar por la bicicleta?” Enrique asintió su cabeza lentamente, no sabía que decir. “Bien, tal vez puedes tener resultado con ese tipo. Él no me la dio a mí debido a que tengo un trabajo y puedo comprarme una. No se la dio a aquel porque él ya tiene una. La bicicleta es vieja, pero funciona. Aquel muchacho no califica porque su familia tiene el dinero para comprarle una. Samuel aquí pensó que ya había convencido al señor, pero luego el tipo le preguntó si realmente él pensaba que le daría la bicicleta. Todo lo que Samuel dijo fue: “Ver es creer.” Y le respondió con: “Esa no es la respuesta que estoy buscando. Me temo que no eres el indicado.” El joven se quedó agitando su cabeza: “¿Por qué no haces el intento?”

VERSO CLAVE: “Ten fe cuando ores.”
Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. — Mateo 21:22

En ese momento Enrique sintió como salir corriendo, pero pensó, he llegado tan lejos, así que haré el intento. Lentamente caminó hasta la puerta de enfrente y tocó el timbre. Un hombre de casi la misma edad de su padre abrió la puerta. “¿En qué te puedo ayudar, Hijo?” Preguntó con cortesía.
Enrique tragó en seco. “He venido en respuesta al anuncio de la bicicleta.”
“¿Cuántos años tienes?”
“Doce, señor. Este otoño comienzo la escuela secundaria.”
A Enrique le pareció que el hombre repentinamente se puso triste. Pero la mirada desapareció cuando le preguntó: “¿Ya tienes una bicicleta?”
“No, señor”
“¿Por qué no tienes una?”
Luego le tocaba a Enrique poner una mirada triste. “Mi papá está muy enfermo para trabajar. No ha podido trabaja en los últimos tres años. Mamá trabaja, y yo les corto el césped a los vecinos, pero no gano suficiente dinero para comprarme una bicicleta.”
El hombre se le quedó mirando por un momento. “¿Cómo te llamas, Hijo?”
“Enrique Rosales”
“Bien, Enrique, ¿me creerías si te digo que te daría la bicicleta?”
Enrique mostró una sonrisa amplia. “¡Si, señor! Si así lo dice.” El hombre abrió la puerta y salió a la cubierta de la casa. “Mi nombre es Joaquín Sevilla, Enrique. Ven conmigo. Te mostraré la bicicleta.” Juntos caminaron al garaje y entraron por la puerta lateral. Allí estaba la bicicleta, ¡una hermosa bicicleta de diez velocidades! El señor Sevilla se detuvo un momento como si se quedara meditando. Luego dijo: “Enrique, esta fue la bicicleta de mi hijo. Él apenas la utilizó unas pocas veces. Luego se puso muy enfermo, y hace un año murió. Mi esposa y yo decidimos que le daríamos la bicicleta a un muchacho que tuviera más o menos la edad de Tomás. Pero ese muchacho tendría que ser alguien que no pudiera comprarse una bicicleta por su propia cuenta. También tenía que ser un muchacho que realmente creyera que yo le iba a dar la bicicleta. Enrique ahora tienes una bicicleta nueva. Tómala, y que Dios te bendiga.”
Aún en su emoción Enrique recordó decir: “¡Muchísimas gracias, señor Sevilla! ¡No sabe cuánto aprecio esto!” Luego se montó en la bicicleta, y les dijo adiós al grupo pensativo que estaba reunido enfrente de la casa del señor Sevilla. ¡Que Emoción! ¡Ya no aguanto en decírselo a mamá y a papá!
Estacionó cuidadosamente la bicicleta cerca de la ventana principal, Enrique entró a la sala donde su padre aun estaba sentado en su silla de ruedas, ahora miraba con admiración la bicicleta nueva. “¿No es hermosa, Papá? ¡Y en realidad fue gratis!” Enrique rápidamente le contó a su padre todo lo que había sucedido. “Sin embargo, hay una cosa que no entiendo, Papá. ¿Por qué era tan importante para mí creer que él me la daría?”
El señor Rosales contestó meditando la respuesta. “Tal vez él deseaba que supieras que importante es la fe, Enrique. En este caso tú creíste en la palabra del señor Sevilla. Pero si tú aplicas la misma regla a tu vida espiritual, recordarás tener fe en lo que Dios dice. Cuando tú le pides algo, y de verdad crees que Él te lo dará, recibirás una respuesta.”
Enrique escuchó atentamente a su papá, luego asintió su cabeza. “No estoy seguro de que eso era lo que el señor Sevilla tenía en mente, pero estoy seguro de que yo sí ¡pensaré en eso cuando conduzca mi bicicleta nueva!”

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: La Fe es Creencia