EL PLATILLO (frisbee) zumbó mientras cruzó la sala, un poquito más alto que la silla que Jaime estaba apuntando. Chocó contra la chimenea, y algo cayó al piso. Jaime corrió para ver lo que se había caído.
“Oh, no. Ahora, sí que me va a caer,” dijo al mirar el piso. El platillo (frisbee) había chocado contra el reloj favorito de su madre. Él lo recogió, lo sacudió. El estuche parecía estar bien, pero . . . Oh, oh había un ruido por dentro. “Ojalá que todavía funcione.” Colocó el reloj de nuevo en la pared de la chimenea y miró la hora 10:34. Recogió su platillo y lo puso en el armario del pasillo, y luego se fue a su habitación. Media hora después volvió a la sala y miró con ansiedad el reloj; las manecillas no se habían movido. Él se sintió afligido. A Mamá realmente le gustaba ese reloj. Lo mejor que podía hacer es era llevarlo a la tienda de reparación que estaba a la esquina. Metiendo el reloj en un bolso, se montó en su bicicleta y pedaleó tan rápido como pudo para ir donde el relojero.
¿Cree que pueda ayudarme? Jaime preguntó, colocando el bolso sobre el mostrador. “Accidentalmente golpeé el reloj favorito de mi mamá con un platillo y ahora las manecillas no se mueven. ¿Podría por favor arreglarlo para que marque la hora de nuevo?”
El relojero se rió al decir: “las manecillas estarán bien, Jaime. No hay nada malo con ellas; pero si quieres que repare el reloj, tendré que reparar lo que está adentro.”
¿Alguna vez has tratado de ser bueno y hacer las cosas correctas pero te portas mal de todos modos? Tal vez golpeaste a alguien aunque realmente no querías. Quizá llamaste a alguien de mal nombre y te preguntaste después: ¿Por qué dije eso? Quizá tu mamá te dijo que no hicieras algo, pero tú lo hiciste de todas maneras. Tratar de hacer lo bueno sin la ayuda de Dios es como tratar de hacer que las manecillas del reloj funcionen sin que lo de adentro esté funcionando correctamente.
VERSO CLAVE: Le di mi corazón a Jesús.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. — Proverbios. 3:5
El relojero tuvo que arreglar lo de adentro del reloj para hacer que las manecillas funcionarán de nuevo. Dios tiene que cambiar tu corazón para que de esa manera puedas hacer lo bueno. La Biblia dice que todos hemos pecado y Dios es el único quién puede eliminar el pecado de nuestro corazón. Puedes tratar y tratar de actuar bien, pero fallarás cada vez a menos que Dios arregle lo que está mal por dentro. Él saca el pecado y te da un corazón nuevo.
Sólo hay una manera de obtener un corazón nuevo. Le dices a Jesús cuánto lo sientes por haber hecho y dicho las cosas malas. Él sabrá cuando realmente tienes la intención de cambiar y Él entrará y hará que te sientas feliz y limpio por dentro. No tendrás que preguntarte si Él ha entrado o no. Tú lo sabrás, porque podrás sentir Su presencia. No sólo eso, podrás ver la diferencia en ti mismo. Y aquellos a tu alrededor podrán ver el cambio también.
Luego verás que es fácil hacer el bien. No será difícil hablar correctamente y tratar a tus amigos de buena manera. Serás obediente a tu madre. Cuando tu corazón está lleno de cosas buenas, se mostrará en tu vida diaria.
Cuando le des tu vida por completo a Jesús, Él entrará en tu corazón. Con esto tú Le estás diciendo: “Aquí está mi vida, te la estoy entregando. Haz lo que quieras de ella.
En la historia, Jaime comprendió que no había dicho lo que realmente él quería. Claro está que las manecillas del reloj no podían moverse correctamente si no se reparaban.
Mientras regresaba a su casa con el reloj, se sentió feliz de haberlo llevado al relojero para que lo arreglara. ¡Él se sentía mucho mejor! Aunque le costó todos sus ahorros, él podía oír el tictac del reloj y ver las manecillas moverse de nuevo.
El relojero de la tienda de la esquina sabía todo acerca de relojes y cómo arreglarlos. Dios conoce todo acerca de ti. Él sabe lo que necesitas en tu vida. Él te conoce mejor que lo que tu te conoces a ti mismo, porque Él te hizo.
Dale tu corazón y vida a Jesús. Él te dará un corazón nuevo y dirigirá tu vida de acuerdo a Su voluntad.
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Aquí Está Mi Corazón