MIGUEL ABRIÓ LA PUERTA de su habitación y tiró su mochila sobre la cama. Apresuradamente la abrió. Sacó su libro de Estudios Sociales. Luego su libro de matemáticas, un cuaderno. ¡Ah! ¡Aquí están! Él agarró un nuevo libro de historietas cómicas que su amigo Carlos le había prestado y se sentó sobre la alfombra.
Un momento más tarde su madre se asomó a la puerta de su habitación. “¡Hola Miguel! Creí que te oí llegar.”
Miguel miró a su mamá y le dio una sonrisa breve. “Oh sí, llegué hace unos minutos.”
“Has estado tan callado que pensé que no habías llegado todavía,” continuó su madre. Luego ella notó las historietas cómicas que estaban esparcidas frente a él. Ella frunció el ceño un poco. “Miguel, deja suficiente tiempo para hacer las tareas antes de la cena. Sabes que iremos a la casa de la abuela esta noche, de manera que no tendrás tiempo para hacerla después.”
“Está bien, Mamá . . .” La voz de Miguel sonó distraída mientras miraba el libro de historietas cómicas de G.I. Joe (muñeco soldado) abierto enfrente y le daba vuelta a otra página. Su madre lo miró por un momento, luego dejó salir un suspiró, y caminó lentamente a la cocina.
“¡Miguel!” La voz de su madre llamó más o menos una hora más tarde. “Tu papá ya llegó y es casi hora de lavarse las manos para la cena.” Miguel miró sorprendido y con el ceño fruncido miró el reloj en su estante. ¡No podían ser las cinco ya! Parecía que sólo había leído unos cuantos minutos. Oh, aun no había empezado su tarea de matemáticas, y, además tenía que estudiar para el examen de Estudio Sociales para mañana. Bueno, era mejor bajar ahora para cenar. Quizá él podía comer rápido y terminar parte de su tarea antes de que llegara el momento para ir donde la abuela.
VERSO CLAVE: Haré que cada minuto cuente.
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. — Salmo 90:12
“Pienso que debemos apresurarnos unos segundos esta noche,” su papá dijo un poco más tarde después que terminaban la cena. “De seguro que la abuela tendrá un postre preparado.” Él miró su reloj. “Además, debemos darnos prisa. Necesito detenerme para recoger una pieza para el carro antes que la tienda cierre a las 6:00.”
Miguel tragó en seco. ¡Se fue el tiempo de su tarea! Su madre lo miró: “¿Terminaste la tarea Miguel?”
Miguel bajó su vista y miró el plato vacío que estaba frente a él. “Uh, no exactamente, Mamá . . .”
Ella le miró irritadamente. “¡Miguel! ¿Aún no has comenzado? O ¿pasaste toda una hora leyendo las historietas cómicas antes de la cena?”
Miguel bajó la cabeza. “No fue mi intención, Mamá. No pude creerlo cuando me llamaste para la cena. ¡El tiempo se fue muy rápido!
“¿Cuánta tarea tienes que hacer Miguel?” Su padre preguntó.
“Sólo un capítulo de matemáticas y estudiar para un examen de Estudios Sociales.”
Su padre suspiró. “Miguel, temo que tendrás que quedarte en casa esta noche para estudiar. Es muy importante que yo consiga esa pieza para el carro, así que tenemos que irnos ahora mismo. Y tu abuela nos estará esperando a las 6:30.”
Miguel reflejó en su cara su desilusión. “Ah, Papá, ¿no puedo hacerla cuando regrese a casa?” “No, Hijo. Es mejor que te quedes y la hagas.”
Más tarde esa noche los padres de Miguel regresaron a la casa, y su papá fue a la habitación de su hijo. “Lamento que no hayas podido ir con nosotros,” dijo su papá. Tu abuela te echó de menos. Ahora antes de que te vayas a la cama, me gustaría hablar contigo unos minutos.”
Él se sentó a la orilla de la cama de Miguel y agarró la Biblia. “Hay un par de versos que me gustaría leerte.” Señaló a Efesios 5:15 y 16.
Miguel tomó la Biblia y miró donde su papá le estaba señalando. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”
“¿Qué significa la frase “aprovechando bien el tiempo,” para ti, Miguel? Su papá preguntó. “Bueno . . . ” Miguel buscaba las palabras para expresarse. “¿No significa no malgastar nuestro tiempo sino que hacer que cuente cada minuto?”
“Sí, eso es correcto.” Su papá estuvo de acuerdo. “Aprovecharse de algo es tomar posesión de él por medio de un pago. De modo que para aprovechar el tiempo, debemos pagar un precio. Hacer esto puede significar tener en cuenta la manera en que usamos nuestro tiempo.”
Miguel parecía un poco culpable. “Supongo que eso significa no pasar mucho tiempo leyendo historietas cómicas cuando hay cosas más importante que hacer.”
Su padre sonrió. “Lo entendiste rápido, Miguel. Estaba pensando en las historietas cómicas, pero no sólo eso. Hay muchas maneras en que las personas desperdician el tiempo. Es necesario que consideremos cuidadosamente nuestras actividades, y cuánto tiempo pasamos haciéndolas. No quiero decir que no debes disfrutar un momento de recreación, pero quiero que recuerdes que cada momento que trabajes para el Señor o uses tus talentos para Él, o estudies Su Palabra es una preparación para la eternidad. ¡Esto es muy importante! Así que evalúa cuánto tiempo pasas en cada una de esas cosas contra la cantidad de tiempo que usas en las cosas que no tienen ganancia para la eternidad.” Él le dio unas palmaditas a su hijo en el hombro. “¡Ahora, si terminaste de hacer la tarea, la abuela mandó un pedazo grande de pastel de chocolate para su nieto favorito!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Tienes Tiempo?