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Un Dador Alegre

Currículo
Respuesta para Estudiantes
89
TEXTO: Proverbios 3:9-10; Mateo 19:16-22; Hechos 2:44-47

Telma siempre fue un ejemplo de un dador alegre.

CUANDO OBSERVAS los hombros agachados de Telma, la cabeza que tiembla un poco, las arrugas y las manos gastadas, probablemente no te das cuenta que ella es un gran ejemplo. Pero sí lo es.
Puedes llegar a entenderlo si te detienes por un momento y tomas esas manos blandas en las tuyas. El entusiasmo al apretarte puede sorprenderte.
Si tomas tiempo para mirarle a los ojos de seguro que te darías cuenta. Hay un brillo en sus ojos que no puedes echar de menos—un brillo que refleja en su sonrisa.
Telma es feliz. Ella es bendecida por Dios. Ella es un ejemplo.
No me digas que Telma es otra de las ancianas, lo mejor de su vida ya ha pasado, ella simplemente está esperando los últimos años que le quedan. Yo sé mejor que eso.
Telma tiene en su corazón la alegría de vivir. Aunque si miras su hogar tal vez te preguntes: “¿Por qué?” Porque no es nada pretenciosa, es una simple casita de dos niveles donde ella vive con su hermana. Un poco gastada por aquí y por allí. Si observas su vestido tal vez te preguntes: “¿Por qué?” Porque su vestido ciertamente no está de acuerdo a la última moda.
Si buscas a su familia tal vez te preguntes de nuevo: ¿Por qué? Porque nunca se casó y sólo tiene a su hermana como su familia.
Telma sería la última en decir su secreto. Por ese hecho, creo que ella nunca lo ha pensado. Ella sólo diría: “Dios ha sido bueno conmigo.” Pero creo que puedo decirte por qué Telma tiene tanta paz y es tan feliz, y por qué digo que ella es un ejemplo.

VERSO CLAVE: Seré un dador voluntario.
Dad y se os dará. — Lucas 6:38

Telma ha aprendido que hay una gran bendición para aquellos que están dispuestos a darle a Dios y a darles a los hijos de Dios. Cuando Telma se da cuenta de alguna necesidad ella no simplemente sacude la cabeza y dice: “Si, realmente hay una necesidad.” Ella hace algo para aliviar esa necesidad.
Puede que no sea mucho: Un dólar o dos metidos en un sobre, y puesto en las manos de alguien. O envía tarjetas a algunos misioneros que están lejos de casa, incluyendo “algo” para una necesidad allí. Veinticinco centavos metidos en la mano de un niño de cinco años de edad. Una donación mensual para el proyecto misionero.
Yo la he visto ir al baño y quitarse sus medias para dárselas a una mujer en la calle cuyas piernas estaban descubiertas y con frío. La he visto trabajando laboriosamente recortando tarjetas viejas de felicitación y pinturas religiosas para ser enviados a la India.
Ella usa sus pocos bienes para enviar Bíblias a tierras lejanas. Ella provee alimento para una mujer joven necesitada a quien su esposo la abandonó y la dejó con sus pequeños niños. Ella da su pequeña cuota para el entretenimiento de los marinos quienes visitan la iglesia. Telma hace algo cuando ve una necesidad
Me gustaría seguir su ejemplo. Es fácil para mí pensarlo, tengo que ser cuidadosa y ahorrar cuando pueda. Yo no tengo mucho y parece ser que necesito tantas cosas. Tengo que pensar dos veces antes de regalar mi dinero a los demás. Sé que es una causa digna, puedo ver que hay necesidades, pero . . .
Si pudieras conocer a Telma, te darías cuenta que ella aprendió la verdad grabada en 2 Corintios 9:6, “El que siembra generosamente, generosamente también segará.” “¿Generosamente? Tú te preguntas. Ya te dije que su hogar, sus ropas, y su vida son sencillas. Ciertamente nada lujosa.
Pero dentro de ella hay una luz. Ella ha encontrado mayor bendición que cualquier tesoro que pueda comprarse con dinero.
Leemos: “Dios ama al dador alegre.”
Yo sé que Dios ama a Telma.
Telma fue una de las hermanas de nuestra iglesia en Portland, hasta que fue llamada para estar con Jesús después de que fuera escrita esta historia. Tal vez conoces a alguien igual que ella. ¡Mira a tu alrededor! Recuerda, tú puedes seguir su ejemplo.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Cuánto Recibiré?