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No se Haga mi Voluntad

Currículo
Respuesta para Estudiantes
85
TEXTO: Mateo 26:36-42; Filipenses 2:5-11

Jesús estableció el ejemplo al decir no se haga mi voluntad.

ESTABA MUY TRANQUILO, con las primeras luces en el cielo. Los soldados de pie conversaban suavemente, contentos de que la larga noche casi había pasado. De repente, la tierra bajo sus pies comenzó a temblar. ¿Era un terremoto? La piedra enfrente de la cueva que estaban cuidando se desprendió. Un ángel vino y removió la piedra y se sentó sobre ella. Los soldados estaban atemorizados y cayeron al suelo como si estuviesen muertos. ¡Jesús había resucitado!
Esto sucedió el primer día de la Resurrección, pero ¿qué sucedió antes de esto?
* * * * *
La Biblia dice: “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gálatas 4:4). Eso significa que cuando llegó el tiempo apropiado para que Jesús viniera a la tierra, Dios Lo envió. Nosotros no sabemos qué fue dicho cuando Jesús dejó el Cielo, pero Él sabía quién era y por qué venía a la tierra.
Quizá Dios el Padre se volvió a Jesús y le dijo: “Ya es tiempo, Hijo Mío. De acuerdo a nuestro plan, este es el tiempo que Tú debes dejar el Cielo e ir a vivir a la tierra. Tú comenzarás tu vida como un bebé y crecerás igual que los otros seres humanos. No serás el hijo de un príncipe. No serás el hijo de un hombre rico. Tus padres serán pobres. Serás pobre toda tú vida. Algunas de las personas en la tierra te amarán, y escucharán Tus palabras. Pero algunas otras te rechazarán, y luego, en el tiempo apropiado, en el lugar escogido, Tú morirás como un humano. Cuando Tú mueras, llevarás todos los pecados del mundo sobre Ti, y sufrirás más que cualquier persona que haya vivido en la tierra.” Jesús contestó: “Sí, Padre, Te obedeceré.” Y así, Dios el Hijo vino a la tierra para vivir como un ser humano.

VERSO CLAVE: Haré lo que Jesús diga.
Enséñame a hacer tu voluntad; porque tu eres mi Dios. — Salmo 143:10

Cuando esa pequeña criatura nació, los ángeles cantaron y dijeron que habría paz en la tierra. Cuando ese niño pequeño creció, Él ayudó a las personas, y los amó, y luego les habló de Dios. Él aun les dijo que Él era el Hijo de Dios—porque Él lo era.
Algunas personas creyeron en Él, pero otras se enojaron y dijeron que Él tendría que morir porque Él dijo que era el Hijo de Dios.
Una noche, Jesús el Hijo de Dios, fue a un jardín donde le gustaba ir. Pero esta noche Él estaba muy triste. Él sabía que el momento había llegado. Esto era cuando Él tenía que tomar el pecado de todo el mundo sobre Él. La carga se puso más y más pesada. Qué agonía tuvo que pasar mientras estaba orando ahí solo. La Biblia nos dice que su sudor era como grandes gotas de sangre. Él oró a Dios: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
Muy pronto el jefe de los sacerdotes y los oficiales de los judíos vinieron y llevaron a Jesús ante el gobernador, cuyo nombre era Pilato. Él dijo que Jesús tenía que morir.
Ese mismo día, sacaron a Jesús fuera de la ciudad y lo clavaron en una cruz de madera. Durante todo este tiempo el peso de los pecados de todo el mundo estaba sobre Él. Finalmente clamó diciendo: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Jesús tenía el poder para bajar de la cruz. Él no tenía que aguantar eso. Él pudo haberse revelado como Dios en ese momento importante, y Sus enemigos hubieran huido en temor. Él sabía que este momento llegaría, pero no huyó. Él se sometió al plan divino, nunca se quejó o dijo: “no voy a morir en la cruz.”
Después de la muerte de Jesús, algunos amigos pusieron Su cuerpo en una tumba. Los enemigos de Jesús pidieron soldados para que cuidaran la tumba. Querían asegurarse de que nadie se robaría el cuerpo de Jesús. Pero al tercer día, Jesús volvió a la vida. El ángel removió la piedra y declaró: “¡Ha resucitado!”
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Jesús obedeció, aun cuando era muy difícil. Si Él hubiera decidido que no iba a morir por nosotros al fin y al acabo, no hubiese Domingo de Resurrección. No hubiese salvación de pecados. Y nosotros no tuviéramos la esperanza de vida eterna.
Dios tenía un plan para la vida terrenal de Su Hijo, Jesús. Él tiene un plan para nuestras vidas también.
Jesús se enteró de lo que Su Padre quería que Él hiciera, y Él lo hizo. ¡Así debemos hacer nosotros también.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: No mi Volunta, Sino la Tuya