TEXTO: Lucas 13:6-9; Juan 15:1-8
VERSO CLAVE:
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. — Juan 15:2
INTRODUCCIÓN
Jesús a menudo usaba árboles, jardines, viñas, ramas, y frutos para enseñar lecciones de la verdad. La vida de un cristiano es cómo un árbol, no solamente un árbol con hojas, pero un árbol que da buenos frutos. Como en lo natural, el fruto es el producto del crecimiento de una planta, de modo que es solamente por el crecimiento espiritual que el hombre da fruto al Señor. Sin crecimiento, uno llega a ser estéril, resultando en castigo eterno. Sin embargo, mientras andamos en los mandamientos de Dios, estamos en la capacidad de dar el fruto esperado.
PREGUNTA
- En varias ocasiones, Cristo usó la higuera cómo un símbolo de la nación Judía. Esta parábola ilustraba la paciencia de Dios con Jerusalén, cuyo día de Juicio se estaba acercando debido a su fracaso de dar fruto de justicia. Sin embargo, también hay una advertencia en ella para los individuos. Explique ¿cómo cree usted que esta parábola se nos aplica?
- ¿Qué hizo el viñador para tratar de aumentar la producción de la higuera?
- ¿Por qué tenía derecho el dueño de la viña de esperar fruto?
- Mirando a nuestro texto en Juan 15, ¿cómo vamos a producir fruto? Explique.
- ¿Qué les hace Dios a las ramas que producen fruto? ¿Cuánto fruto debemos producir?
- Dios le importa cada rama. Cada rama tiene el nutrimiento y la oportunidad de dar fruto. Cada rama recibe “los rayos del sol y la lluvia” del amor de Dios. ¿Qué le sucede a la rama que no produce fruto?
- ¿Qué fruto espera Dios ver en una vida? Dé un ejemplo específico de cómo cada uno es un beneficio espiritual.
- Si uno descubre que no está dando la cantidad de fruto que debería, ¿qué cree que él debe hacer para mejorar?