“¡OH, QUÉ DÍA!” Sara se sentó en el suelo en la sala y cerró los ojos.
“¿Conseguiste mucho papel periódico para tu colecta?” preguntó la señora Jimenez mientras miraba a su hija con preocupación. “Te ves muy cansada.”
Sara abrió los ojos. “Sí, estoy cansada. ¡Pero fue un gran día!” Extendió sus manos ennegrecidas para que su madre las viera. “¡Sé que estoy hecha un desastre! Estoy cubierta de tinta pero logramos recolectar una gran cantidad de papel.” Sara se levantó muy despacio y se dirigió al lavamanos de la cocina para lavarse las manos. Mientras se las secaba, se dio vuelta en dirección a su madre, quien estaba ocupada haciendo una ensalada de papas. “Mamá, ¿conoces a la nueva chica, Vicky, quien acaba de mudarse a la otra cuadra? Bueno, ella fue mi pareja esta tarde. Tuvimos la oportunidad de charlar mientras caminábamos de casa en casa.”
“Ella no cree que haya un Dios. Ella piensa que nuestra vida ocurre por casualidad, y aunque exista un Dios, Él no estaría interesado en nosotros como individuos. ¡Por lo tanto no vale la pena orar! Por lo menos, eso fue lo que me dijo cuando comenzamos a charlar.” Sara dejó de hablar y le sonrió a su madre. “Sin embargo, creo que puede haber cambiado de opinión. Me alegro que nos enseñaras cuando niños acerca de las oraciones que tú sabes que fueron respondidas por Dios. Eso me ha ayudado a entender cómo Él ha cuidado de nuestra familia después de la muerte de papá. Tuve muchas cosas que decirle.”
“Mientras recolectábamos periódicos, Vicky comenzó a decirme lo que pensaba acerca de Dios. Ella dijo que Jesús era simplemente un buen maestro y que era humano al igual que todos nosotros. Creo que su padre no cree que haya un Dios. Ella dice que él es un ateo y ella sigue lo que él dice. Al principio dejé que ella hablara. Cuando el camión estaba lo suficientemente lleno, el conductor tuvo que llevar los periódicos a la escuela. Dos chicos se fueron con él para descargar, mientras Vicky y yo nos quedábamos para recolectar más periódicos. Tuvimos tiempo suficiente para conver sar en tanto regresaba el camión.”
VERSO CLAVE: Jesús siempre está conmigo.
Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. — Mateo 28:20
“Pronto creo que ella notó que yo no decía mucho, de modo que preguntó: ‘¿Qué pasa? ¿No tienes opinión acerca de esto?’ Le contesté: ‘Seguro, pero no quería interrumpirte. Quisiera decirte lo que Jesús ha hecho por nuestra familia.’ Ella como que farfulló un poco, y pensé que se enojaría. Pero sólo respondió: ‘Bueno, creo que he hablado mucho. Es tu turno. ¿Qué ha hecho Jesús por tu familia?’”
“Así que comencé a contarle de aquella vez cuando nos mudamos de California a Oregón siendo aún niños. Papá había partido a su nuevo trabajo y nosotros tuvimos que quedarnos por un rato hasta vender la casa. Le conté cómo lloraste después de que Papá partió, y dijiste que no sabías cómo lo lograríamos, porque el salario de Papá iba a ser tan sólo la mitad de lo que había estado ganando. Entonces le dije de cómo Dios te dio esas Escrituras.”
La señora Jimenez repitió las palabras que Dios le había dado. "Mi Dios pues, suplirá todo lo que nos falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús." Y "Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros."
“Vicky comenzó a reírse cuando dije esto, Mamá. Entonces le conté cómo la nueva compañía de Papá lo promovio dos veces en tres meses, y cómo nuestra casa había sido vendida durante ese tiempo. Cuando le conté que su salario inicial casi había sido duplicado, ella no sabía qué decir. Finalmente dijo: ‘Bueno, eso es pura coincidencia. Pensé que tu papá había muerto. ¿Cómo es eso el cuidado de Dios para tu familia?’”
“No sabía realmente como contestarle, así que dije: ‘No entiendo por qué mi padre murió, pero sí entiendo cómo Dios ha cuidado de nuestra familia desde su muerte.’ Le conté entonces de cuando los impuestos estaban vencidos y el carro necesitaba una transmisión nueva, y no teníamos el dinero. Entonces, después de orar, alguien puso exactamente esa cantidad de dinero dentro de la caja de los diezmos con nuestro nombre, y una notita que decía: ‘Jesús los ama y nosotros también.’ Vicky no podía creer que alguien regalaría esa cantidad de dinero sin decirle a nadie que lo había hecho.”
“En ese momento, regresó el camión, y tuvimos que trabajar muy duro para lograr que el resto del papel periódico llegara a la escuela a tiempo. Pero seguimos conversando en camino a casa. En ese momento fue cuando le conté acerca de tus oraciones por una planta para colgar en el pórtico. Ella comenzó a reírse, y dijo: ‘¿Realmente crees qué Dios escuchará esa oración?’ De modo que le conté cómo los chicos del coro de la iglesia, sin saber nada de tu oración, juntaron sus ahorros y compraron una planta grande y la dejaron en nuestro pórtico cuando no nos encontrábamos en casa. Estábamos llegando a casa en ese momento, así que le señalé el canasto colgado en el pórtico, y dije: ‘Esa es la planta’.”
“¡Deberías haber visto sus ojos! Al principio sólo se quedó parada y miró. Pero antes de iniciar el camino a casa dijo: ‘Sara, eres la primera persona que he conocido que ha podido mostrarme una respuesta a la oración. Quisiera hablar contigo de nuevo en algún otro momento.’ Mamá, me siento tan contenta de que pude decirle que Dios está realmente vivo y que Él cuida de nosotros en todo momento.”
[Los nombres y situaciones de esta historia han sido alterados, pero las respuestas a las oraciones son verdaderas.]
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Está Jesús Con Usted?