FOREIGN LANGUAGES

Usada por Dios

Currículo
Respuesta para Estudiantes
206
TEXTO: Lucas 19:12-28

Un violonchelo quebrando y un dolor de garganta hicieron que Julia se desesperara por ser usada por Dios.

MIRANDO TRISTEMENTE por la ventana de la habitación, Julia vio a su amigo Esteban montando su bicicleta con dirección hacia la casa de ella.
“¡Oye Julia! ¿Por qué estás tan triste?” preguntó  Esteban.
Con su cabeza entre sus manos Julia dijo lentamente: “Oh, todo va mal, Esteban.”
Esteban estacionó su bicicleta, entonces dijo con un rostro de seriedad forzada. “Dígame, señorita Tomson, ¿cuando comenzaron los problemas que la han llevado a este espantoso momento en el comienzo de su vida joven?”
Sin poder evitar sonreír, Julia tomó una almohada cercana e hizo como si fuera a arrojársela por la ventana. “¡Tú sí que sabes arruinar mis malos ratos, Esteban Hunter! Pero aun así no seré capaz de asistir al concierto Juvenil este fin de semana.”
“¿De qué estás hablando? ¿Se te olvidó acaso cómo tocar tu violonchelo o algo por el estilo?”
“No, bobo. Accidentalmente lo rompí ayer. Cuando mi mamá lo llevó a reparar esta mañana le dijeron que no podrían tenerlo arreglado antes del concierto.”
“Bueno, pero al menos podrás cantar con el coro.” “No parece que será así. Me levanté con un terrible dolor de garganta esta mañana. Así pues, que pasen un buen rato sin mí. En este momento no le soy de mucha ayuda al Señor.”
“¡Oye, no hables así! El Señor te ha dado mucho más para servirle que sólo el canto y habilidad para tocar tu violonchelo.”
“¿Cómo qué?”
Esteban pensó por un momento y dijo: “Bueno . . . podrías . . . uh . . . debe de haber algo. Después de todo, eres la hija del pastor.”
“¿Qué tiene que ver eso con el otro? Tal vez sea una cristiana con sólo dos talentos y los dos están dañados.”
Esteban se montó en su bicicleta. “Bueno, tengo que irme, pero mantén la cabeza en alto, Julia. Pienso que el Señor puede usarte aun cuando estás dañada.” Partió con una sonrisa, gritando “¡oraré por ti!”
Julia se alejó de la ventana pensando. Si este dolor de garganta desaparece, por lo menos sería capaz de cantar. Seguramente el Señor quiere que cante para Él.
Arrodillándose al lado de su cama, Julia comenzó a orar para que Jesús la sanara. Cuando terminó, su garganta todavía dolía, pero pensó que tal vez en la mañana estaría mejor.
La tarde siguiente Esteban llamó a Julia y le preguntó cómo se sentía.

VERSO CLAVE: Usaré mis talentos para el Señor.
Guarda lo que se te ha encomendado. — 1 Timoteo 6:20

“Peor, Mamá cree que puedo tener dolor de garganta causada por una inflamación séptica de la garganta.”
“¡Estás bromeando! ¡Ahora sí no habrá forma de que estés en el concierto!”
“Gracias por darme ánimo, Esteban. Recuérdame entre nota y nota mientras estés tocando tu trompeta.”
“No estoy tratando de hacerte sentir mal, Julia, pero he estado pensando sobre eso y estoy seguro que el Señor aún puede usarte de alguna manera incluso si estás enferma en la cama.”
“Quisiera creerte, pero no se ve muy claro.”
La noche del concierto llegó y la casa de los Tomson estaba muy ajetrada mientras toda la familia se alistaba, todos, menos Julia. Julia se estaba sintiendo mejor, pero no lo suficiente como para salir.
“¿Estás segura que estarás bien quedándote sola esta noche, Julia?”
“No te preocupes por mí, Mamá. Tendré el teléfono junto a mi cama y siempre podré llamar si lo necesito. ¡Que pasen un buen rato!”
El carro de la familia se alejó sobre la calle, y la casa quedó en quietud excepto por el viejo reloj de péndulo que lentamente hacía tictac en la sala. Julia pensó para sí por qué el Señor había permitido que esto sucediera. También pensó en el comentario de Esteban acerca de tener otros talentos además de la música. Señor, oró ella, ¿hay algo más que me hayas dado que pueda usar para Ti? Si acaso hay, ayúdame a ser fiel. Momentos después cayó dormida.
El sonido del teléfono la despertó súbitamente de su sueño. “Hola, ¿es esta la residencia Tomson?”
“¿Se encuentra el pastor Tomson?”
“No, lo siento. Estará fuera de casa esta noche. ¿Quiere dejar un mensaje?”
Hubo un momento de duda. “No . . . necesito hablar con un ministro.” Rompió la voz de la mujer.
“Bueno,” ofreció Julia, “puede llamar a la iglesia.”
“Realmente necesito hablar con él. No sé qué otra cosa hacer . . . ” El tono de la voz de la mujer sonaba desesperada.
Los pensamientos de Julia corrieron y el temor la abordó. ¿Podría esta mujer estar pensando en el suicidio? “De verdad siento que mi padre no esté en casa, pero tal vez yo pudiera . . . ”
“Ah, no te preocupes,” interrumpió la mujer. “Probablemente de todas maneras no serviría de nada. Siento haberte molestado.”
“¡Espere! ¡No cuelgue! Tal vez yo podría ayudar. ¿Quiere hablar de eso?”
Hubo un largo silencio. Entonces la mujer dijo: "Sí, tal vez ayudaría hablar con alguien.” Poco a poco su historia afloró, una historia de pena y desesperación que la había llevado a considerar quitarse la vida. Las dos hablaron por un buen tiempo, y Julia estaba sorprendida de las palabras que el Señor le dio para responder a las preguntas de la mujer. Finalmente le preguntó a la mujer si acaso quería orar.
“¿Quieres decir aquí mismo por teléfono?”
“No sé por qué no,” dijo Julia. “Jesús puede responder a las oraciones dondequiera que nos encontremos. ¡Creo que Él nos escuchará justo ahora!”
Habían lágrimas corriendo en ambos lados de la línea telefónica esa noche. Pero Julia sintió que Dios había brindado verdadera victoria cuando la mujer prometió visitar la iglesia la tarde siguiente y hablar ahí con su padre.
“Jamás volveré a pensar en quitarme la vida, Julia. Quiero agradecerte por orar conmigo. Me siento mucho mejor ahora”
¡Cuando por fin colgaron, Julia se sentía agradecida y feliz! El Señor le había mostrado que Él podía usarla tanto como ella lo dejara.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Usando Lo Que Él Me Dio