CONOCÍA A UNA chica de cabello negro, pero pensó que el color rubio era mejor, así que se tiñó el pelo. El problema era que mientras su cabello crecía, la mayoría era rubio pero las raíces eran negras. Pudo engañar a algunas personas a pensar que ella era rubia, pero no por mucho tiempo, porque no lo era realmente.
Algunas veces las personas tratan de cambiar cosas que no les gustan de ellos mismos. ¿Conoces a alguien que ha dejado de fumar? Quizá se dio cuenta de que era un hábito dañino, sucio y lo dejó. Quizá fueron a una clase para aprender cómo parar. Una vez mí hermano vio una fotografía de cómo lucen los pulmones de los fumadores ¡y eso fue suficiente para él! Nunca jamás tocó otro cigarrillo.
Ahora, supongamos que los pecadores hicieran una lista de todo lo que están haciendo que fuese pecaminoso: fumar, beber, mentir, maldecir, robar, jurar, y cualquier otra cosa que puedan nombrar. Luego supón que pudieran parar de hacerlo ellos mismos de una vez por todas. Inmediatamente. Sin ninguna ayuda.
VERSO CLAVE: ¡Quiero estar vigilante! Jesús me perdonó.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres — Tito 2:11
Podrían decirse a sí mismos que ahora ellos están bien—tan buenos como cualquier otro cristiano. Y podrían engañar a algunas personas, por un tiempo. Ellos han cambiado el exterior. Pero así como mi amiga que se tiño su cabello, ellos no han cambiado nada en el interior.
El diablo aún tiene el control de sus corazones. Aún cuando en la superficie sus vidas puedan ser diferentes, los deseos malignos aún están en el interior. Y así como en mi amiga de pelo negro, se mostrarán de nuevo.
¿Un cambio en el interior? ¿Qué significa eso?
Nosotros lo llamamos salvación. Es un acto de la gracia de Dios por el cual recibimos perdón por nuestros pecados. Algunas veces lo llamamos recibir un corazón nuevo. Leemos en 1 Samuel 10:9 que Dios le dio a un hombre joven, llamado Saúl, “otro corazón.”
Hoy en día los doctores pueden sacar el corazón de una persona e intercambiarlo por un corazón saludable de alguien que murió en un accidente. Pero la Biblia estaba hablando de algo más que el corazón en tu pecho que circula sangre por tus venas.
Cuando Dios cambia el corazón, la persona es completamente diferente. La Biblia nos dice que las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas. Las cosas pecaminosas en tu vida se irán.
Un hombre cuenta que cuando él era un niño pequeño, él decía cosas malas de las personas que no le caían bien. Cuando su madre lo descubría, lo hacía ir hacia esa persona y decirle que estaba arrepentido. Él lo hacía, porque tenía que hacerlo. Pero todas las nalgadas en el mundo no podían hacer que le cayera bien la persona que odiaba. Él podría decir una y otra vez: “Yo quiero a esa persona. Yo quiero a esa persona,” pero él todavía la odiaba.
Pero Dios removió ese odio, y puso amor. Ese fue un cambio verdadero, y cambio es de lo que se trata toda la salvación.
¿Es difícil obtener la salvación? ¿Cuesta mucho? ¡No! La Biblia nos dice que es el regalo de Dios. Dios le ha dado el regalo de la salvación a los hombres quienes casi no tenían un centavo en sus bolsillos, pelagallos, vagabundos, hombres viviendo en barrios bajos. Él les ha dado la salvación a los niños que no tienen nada más que centavos en sus alcancías. También les ha dado la salvación a las personas con buena moral. Dios no mira a lo que un hombre tiene o no tiene. Él mira el corazón.
¿Cómo conseguimos la salvación?
La pedimos. Confesamos nuestros pecados a Dios, y prometemos abandonar el pecado. Cuando Él ve que estamos realmente arrepentidos y determinados a no tener parte con el mal otra vez, Él nos transforma—hecha fuera el corazón viejo lleno de pecado y nos da uno nuevo, lleno de justicia.
En 1 Juan 1:9 leemos: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
Inténtalo. ¡Realmente funciona!
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Un Nuevo Comienzo