TEXTO: Daniel 6:1-28
La conversación de Antonio con su hermano le ayudó a comprender la importancia de decir no.
ANTONIO MIRABA fijamente hacia el techo, con una mirada preocupativa en su rostro. Cruzando los brazos detrás de su cabeza, no se dio cuenta cuando su hermano mayor, Roberto, se detuvo en la entrada de su habitación.
“Parece que las cosas no están marchando bien, verdad chico. ¿Qué sucede, Mamá te quitó la bicicleta de nuevo?”
Todavía miraba hacia arriba. Antonio suspiró y dijo: “No . . . sólo tengo muchas cosas en mi mente.”
La mueca de burla de Roberto desapareció. Miró más de cerca a Antonio. Roberto luego entró a la habitación y cerró la puerta. ¿Quieres hablar sobre eso?
“Sí . . . supongo que entenderás.” Cruzó su pie a la orilla de la cama y se incorporó apoyando su barbilla en su mano. “Es algo que sucedió hoy día en la escuela.”
Roberto colocó una silla y se sentó cerca de él. “Bien, continua, le animó.”
“Unos de nosotros estábamos afuera jugando detrás de la escuela durante el almuerzo. Estábamos hablando acerca de la fiesta de la Noche de Brujas que había sido planeada. Jorge, tú lo conoces, ese es el chico grande que vive al cruzar la calle, dijo que iba a ser la fiesta más divertida que jamás se haya hecho.
“Luego . . .“ Antonio se demoró. “Luego sacó un bulto de cigarrillos de marihuana de su bolsillo.”
Por un momento hubo un silencio en la habitación. “Hummm,” dijo Roberto pensativamente. “¡Bien, estoy contento que me lo hayas dicho! Platiquemos sobre esto un poco más.”
“He visto a los chicos fumar en la escuela muchas veces, pero nunca antes me habían ofrecido. ¡Realmente no supe que decir!” “No quería que los chicos se burlaran de mí. Además, he escuchado que realmente no te daña . . . ” La voz de Antonio se desvaneció.
VERSO CLAVE: ¡Quiero estar vigilante! Nada me puede detener si Dios está de mi lado.
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. — 2 Timoteo 2:1
“¡Bueno, eso no es verdad!” Roberto dijo enfáticamente. “Más y más se enteran de que la marihuana sí tiene un efecto dañino en el cuerpo.” Haló su silla un poquito más cerca de Antonio. Recuerdo una vez mi maestro de gimnasia nos dijo: “Chicos, cualquier cosa que no sea natural no es correcto. Es algo seguro de que los efectos que la marihuana produce en tu cuerpo no son naturales.”
“Bien, yo sabía que no era correcto,” confesó Antonio, él se quedo en silencio por un momento. Luego añadió: “Pero se necesita mucho valor para apartarse cuando la presión está sobre ti, yo sé eso. Yo no supe cómo decir que no. A pesar de todo, no hay ningún lugar en la Biblia que dice que no podemos fumar marihuana, ¿lo hay?”
Roberto se inclinó y tomó la Biblia de Antonio que estaba encima de la mesita de noche. “No exactamente,” dijo mientras hojeaba las páginas. “Pero hay un verso aquí que lo hace ver muy claro . . . sí, aquí está. En 1 Corintios 3:16-17, dice: ‘¿No sabéis que sois templos de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Sí alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.’ Creo que fumar marihuana vendría bajo la clasificación de ‘profanación,’ ¿no lo crees? Como dije: Ha sido probado como perjudicial a nuestros cuerpos.”
Antonio miró hacia arriba. “Bien, ¿eso sería cierto con el fumar cigarrillos también, no lo sería? Hay incluso una advertencia impresa en cada paquete de cigarrillos. Esto nos hace saber que fumar es peligroso para la salud.”
¡Algo seguro! ¿Puedes pensar en cualquier otra cosa que podría ser considerada como profanación o ensuciamiento?
“¿Qué hay acerca de tomar?” Antonio contestó. “¡Eso seguro puede arruinar tus intestinos!”
Roberto asintió: “Tienes razón. Cualquier cosa que no es natural o dañina a nuestros cuerpos desagrada a Dios. Esta puede ser la primera vez que hayas estado cerca de probar algo que pudiera dañarte físicamente, ¡pero de seguro que no será la última vez! Podrías ser tentado a decir que sí debido a la presión de tus amigos, pero no te rindas. Antonio, toma valor verdadero para defender lo que sabes que es correcto. Y si resistes, serás un cristiano más fuerte debido a esto.”
Después de pensar tranquilamente por un momento. Antonio se puso de pie y le dio a Roberto un puñetazo leve en el brazo. “¡Gracias, amigo! Creo que ya me siento mejor.” Observando que Roberto tenía una mirada curiosa, añadió con una sonrisa: “¡Y para terminar esta conversación . . . ¡No! Yo no acepté el cigarrillo de marihuana! ¡Fui aliviado de la presión cuando sonó el timbre de la escuela. Ahora creo que sé como lidiar con esta situación la próxima vez que se presente.”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Un Desafío Para Ti