“MIRA ESO, una bicicleta de 10 velocidades” Nancy señaló el anuncio en el catálogo Navideño que ella estaba mirando. “Le dije a mi mamá y a mi papá que eso es lo que quiero para la Navidad.” Ella le sonrió a su amiga Paola, quien se arreglaba el pelo frente al espejo y le dijo: “Ya les di una lista de las otras cosas que quiero para Navidad también, claro que me aseguré que la bicicleta estuviera al principio de la lista. ¿Y tú, Paola? “¿Qué le pediste a tus padres para Navidad?”
Paola se detuvo por un momento. “Bueno, no mucho. Probablemente no podamos hacer muchos gastos este año. Papá ha estado sin trabajo por mu-cho tiempo. Por eso mi mamá ha estado cuidando niños y limpiando casas, para ayudar con los gastos.”
“Oh . . .” Nancy volvió su mirada al catálogo de nuevo, pero no dijo nada más acerca de la Navidad, y pronto comenzaron a hablar de otras cosas.
La conversación que tuvieron puso a Paola a pensar, y después que Nancy se marchó a su casa para cenar, Paola se sentó en su cama y sacó su alcancía. No había mucho ahí . . . Y ella tenía que economizar para que le durara. Pero faltaban pocos días para la Navidad. Por un momento, sus pensamientos fueron hacia el comentario que Nancy había hecho acerca de la lista que ella le había dado a sus padres. ¡Me pregunto cómo sería darle una lista a mis padres, pensó Paola, y especialmente esperar recibir lo que está en la lista! Bueno probablemente nunca lo sabré.
De repente, empezó a sentir mucha vergüenza. Ella tenía tantas cosas por las cuales estar agradecida. Se arrodilló frente a su cama y hundiendo su rostro en la cubrecama yoró. “Querido Señor,” “gracias por darme una amiga como Nancy. Gracias por darme una casa donde puedo entrar y unos padres buenos. Ahora ayúdame, Jesús, a aprender el verdadero significado de la Navidad. Ayúdame a no sentirme triste sino recibo muchos regalos. Te amo tanto, Padre, y quiero darte las gracias por enviar a Jesús a esta tierra.”
VERSO CLAVE: Estoy muy contento de que Jesús nació.
Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.— Lucas 2:11
Rápidamente las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas. “Oh, gracias, Jesús, por venir a está tierra,” Paola lloraba. “¡Gracias por salvarme! Te amo, ¡verdaderamente te amo!”
Cuando Paola se levantó, abrió su Biblia, y leyó como los ángeles fueron donde estaban los pastores para decirles que fueran a ver al niño en el pesebre. En el segundo capítulo de Mateo, leyó como los Magos viajaron de un lugar tan lejano, para traer sus regalos al niño Jesús. “¡Qué regalo de Navidad!” pensó Paola. “Dios me ha dado a Jesús, el mayor regalo que yo haya podido tener.”
Mientras cerraba su Biblia, sus pensamientos fueron hacia su familia. Me gustaría darle algo especial a mi familia para Navidad. Puedo hacer una delicada tarjeta de Navidad para Mamá y Papá y expresarles cuanto los amo. Pero ¿qué de Kelly? Ella apenas tiene cinco años y no entendería si no le doy un regalo. De pronto sus ojos miraron a su hermosa muñeca princesa. Oh, a Kelly le encantaría tener una muñeca, y Mamá y Papá no tienen dinero para comprarle una. Tal vez podría darle mi muñeca princesa.
La recogió y la sostuvo en sus brazos. La sola idea de darle su hermosa muñeca a su hermanita trajo lágrimas a sus ojos. ¿Cómo podría hacer esto? Entonces se acordó de lo que había terminado de leer en la Biblia: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” ¡Dios dio a Su único Hijo! ¿Cómo se habrá sentido Dios cuando Jesús dejó el Cielo? Y gritando Paola decía “Gracias, Padre,” “por enseñarme tu amor. Ayúdame a ser siempre amorosa con los demás.”
Pasaron rápidamente los días, y pronto llego la Navidad. Paola y Kelly bajaron las escaleras, ambas emocionadas porque era la mañana de Navidad. La familia se reunió alrededor del pequeño árbol de Navidad en la sala.
Paola le entregó a sus padres la gran tarjeta Navideña que ella había hecho para ellos. Entre los dos la leyeron en voz alta. “¡Esta es la tarjeta de Navidad más bella que he recibido!” dijo la mama y acercándose a Paola le dieron un abraso y un beso muy grande.
Ahora era el turno de Kelly. Paola caminó hacia el árbol de Navidad, donde había puesto la caja que había envuelto con mucho cuidado la noche anterior. Por un momento, se le hizo a Paola un gran nudo en su garganta al pensar en el contenido de la caja. El abuelo Rojas le había regalado la muñeca princesa cuando ella cumplió seis años. Recordó lo emocionada que estuvo esa Navidad, tantos años atrás. ¡Esa muñeca había sido un sueño hecho realidad! Sus hermosos rizos, sus diminutas zapatillas y guantes, era perfecta en todos los detalles.
Ahora ella estaba regalando su muñeca. Paola recogió la caja y se la entregó a su hermanita. “Esto es para ti Kelly,” “¡Feliz Navidad!”
Rápidamente Kelly abrió la caja. Cuando quitó el papel celofán, había una hermosa muñeca princesa. “Oh,” exclamó Kelly, “¿Me estas dando en verdad tu muñeca favorita?”
“Sí, es toda tuya, Kelly,” dijo Paola. “Sólo prométeme que la cuidaras muy bien.”
“¡Oh, lo haré, lo haré! Contestó Kelly. “¡Gracias, Paola! ¡Eres la mejor hermana del mundo!”
Paola se sentía muy contenta. Y en lo más profundo de su corazón hubo una sensación agradable que nunca antes había sentido. Paola hablando en voz baja decía: “Gracias Jesús. Y gracias Dios, por enviarnos a Jesús. ¡Feliz Navidad también a ustedes!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¡Buenas Noticias!