“¡NO PUEDO CREER que ya se terminó!” Comentó Amanda un poco emocionada, a su amiga Jacinta. Las dos niñas se ponían sus abrigos, y miraban hacia afuera, una mañana hermosa del mes de diciembre. Los últimos carros se estaban yendo. Habían terminado de practicar el programa Navideño el cual les había costado varias horas de ensayo.
“Creo que el programa salió muy bien,” dijo Amanda. “Todos los asientos de la iglesia estaban llenos. Los accesorios que José pintó se veían bellos con la luz de los reflectores. ¡Y nadie olvidó su parte!”
Jacinta asintió su cabeza en acuerdo. “Este programa me dio un sentimiento que nunca antes había sentido. De todas maneras, la historia de Navidad es más real para mí ahora que he desempeñado el papel de uno de los personajes.”
Mientras salían de la iglesia, Jacinta dijo: ”¿Recuerdas cuando asignaron los diferentes personajes para el programa Navideño y lo emocionada que estuve al ser asignada con el personaje de María? No me aguantaba las ganas de llegar a casa y decirle a mi familia.”
“¡Sí, me di cuenta,” contestó Amanda, “porque eso fue de lo único que hablaste en toda la semana!”
VERSO CLAVE: Yo siempre puedo confiar en la Palabra de Dios.
He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. — Isaías 7:14
“Bueno, yo estaba pensando . . . ¿Te imaginas cómo se sintió la verdadera María cuando el ángel Gabriel le anunció que ella sería la madre de Jesús?”
“Wow,” exclamó Amanda. “¡Estoy segura que ella estaba más emocionada de lo que tú podrías imaginarte! Nuestra maestra nos cuenta que ella estaba comprometida con José, cuando se le apareció el ángel Gabriel. Gabriel le dijo que ella era favorecida y bendita entre todas las mujeres.”
“¡Supongo que lo era! ¿Crees que te sentirías igual si un ángel de repente se te apareciera y te dijera que Dios te ha escogido entre todas las mujeres del mundo? Por eso María estaba confusa y asustada. ¡Yo también lo estaría!”
“Claro que, el ángel Gabriel le dijo a María que no temiera,” continuó Amanda. El ángel le dijo que el Espíritu Santo vendría sobre ella y tendría un niño quien sería el Hijo de Dios y Su nombre sería Jesús.”
Jacinta con una mirada pensativa dijo: “María hubo haber sido una persona muy especial para que Dios la escogiera entre todas las mujeres del mundo para ser la madre de Su Hijo. Yo creo que realmente fue una dicha para mí el hacer el papel de María.”
“¿Recuerdas lo que dijo nuestra maestra?” preguntó Amanda. “Ella dijo que aunque María no era famosa, ni rica, ella estaba viviendo una vida dedicada a Dios, o el Señor no la hubiera escogido. Probablemente Dios estuvo mirando a María toda su vida. Imagínate, Él nos observa de la misma manera hoy en día.”
“Sí,” contestó Jacinta. “Pero si yo hubiese sido María no sé si hubiera podido creer que si alguien me hubiese dicho que yo iba a tener un niño y que este niño iba a ser el Hijo de Dios.”
“Eso muestra lo especial que era María. Ella sabía que para Dios nada era imposible. Ella no solamente creyó al ángel, sino que se encomendó diciendo: ‘He aquí la sierva del Señor.’ Ella estaba dispuesta a ser usada para los propósitos de Dios.
Jacinta pensó por unos minutos, luego detuvo su caminar y se puso frente a Amanda. “¿Quieres decir que porque María estaba dispuesta a ser usada por Dios ella fue escogida para ser la madre de Jesús?”
“Sí, esa es una de las razones. En aquellos días había mucho pecado en el mundo, así que era raro encontrar una persona con las cualidades y la disposición de María.”
Cuando las niñas continuaron caminando una vez más, Jacinta dijo: “Si Dios estaba observando a María todo el tiempo para ver si ella estaba preparada para hacer Su Voluntad, entonces eso quiere decir que Él nos está observando a nosotros también. Yo quiero estar segura de que pueda ser usada. ¿Cómo podemos estar realmente seguras, Amanda?”
“Tú sabes que el punto de partida es cuando confesamos que estamos arrepentidos por nuestros pecados.” Cuando le decimos a Jesús que no queremos cometerlos de nuevo, Él nos salva. Luego Él nos ayuda a hacer las cosas que a Él le agradan. “Eso nos hace estar preparados para ser usados para los propósitos de Dios.”
Las niñas estaban tan entretenidas en su conversación que no se habían dado cuenta de que habían llegado a la casa de Jacinta. Al llegar se detuvieron por unos minutos. Jacinta se dirigió a su casa, luego se detuvo y se volteó y miró a Amanda y dijo: “¡Sabes, Amanda, creo que esta va a ser la mejor Navidad que yo haya tenido!”
ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Un Mensaje Especial