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Currículo
Respuesta para Estudiantes
22
TEXTO: Juan 1:35-51

Realmente quiero ayudar, él pensó. Sería grandioso ser el escogido.

LA MAESTRA PREGUNTÓ: “¿A quién le gustaría ayudar en este proyecto?” Cuando ella empezó a escoger a los niños, yo deseaba saber qué es lo que se necesitaría para ser escogido. ¿Cierta mirada en tus ojos? ¿Una sonrisa en tu rostro? ¿Sentarse correctamente en una silla? Tienes tu mano alzada mientras la maestra mira directamente hacia ti. Estás pensando, yo realmente quiero ser escogido. Yo quiero ayudar con ese proyecto. En ese preciso momento, ella te llama por tu nombre. Oh, piensas, es grandioso ser escogido.
Casi dos mil años, Jesús escogió a doce hombres para que fueran Sus ayudantes. Algunos de esos hombre escogidos eran pescadores. Simón (a quien Jesús llamó Pedro) y Andrés su hermano estaban a la orilla del mar cuando Jesús les habló. El dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” Ellos dejaron inmediatamente su trabajo, y lo siguieron, como si esto fuese lo que ellos habían esperado toda su vida. ¿Cuál fue la causa por la cual ellos lo siguieron sin detenerse? ¡Fueron sus corazones sinceros que creyeron!
Jesús encontró dos hermanos más a la orilla del mar, Jacobo y Juan, quienes estaban remendando sus redes. Estos hombres nos dan un buen ejemplo también de lo que es seguir a Jesús. Cuando Jesús los llamó ellos inmediatamente dejaron el barco y a sus padres para irse con Jesús.

VERSO CLAVE: Yo quiero seguir a Jesús.
Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. — Mateo 4:19

Jesús también llamó a Felipe. Luego Felipe encontró a su amigo Natanael, y le dijo: “Lo hemos encontrado, aquel de quien Moisés en la Ley, y los profetas, escribieron, Jesús de Nazaret, el hijo de José.” Cuando Natanael le preguntó: “¿Puede salir algo bueno de Nazaret?” Felipe le dijo: “Ven y ve.”
Felipe compartió estas buenas noticias con su amigo, pero él quería que su amigo viera por sí mismo que Jesús era el Cristo. Cuando Natanael llegó, Jesús le dijo que le había visto sentado debajo del árbol de higos, antes de que Felipe lo llamara. Natanael sabiendo que sí acababa de estar debajo de la higuera, inmediatamente reconoció que solamente Dios podía saber esto. Natanael dijo: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.”
Jesús continuó buscando a los hombres necesarios para que fueran sus discípulos hasta que escogió a los doce. Los discípulos vivieron cerca de Jesús durante los siguientes años. Ellos aprendieron a amar y a confiar en Él. Este amor creció profundo en sus corazones, haciendo que sus vidas fueran más hermosas. Jesús sabía que ellos necesitarían este amor y entusiasmo para poder alcanzar las almas de los hombres que no lo conocían. Jesús había venido a la tierra para morir como sacrificio por el pecado de los hombres, resucitar de entre los muertos para traer vida eterna. Pero Su vida, muerte, y Resurrección hubiera sido en vano si no sabían de Él. Por eso era muy importante que los discípulos le hablaran al mundo acerca de Él.
La palabra de Dios nos enseña que “Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.” ¿Qué te hace suponer que esto sea verdad? Cuando Jesús estaba escogiendo a sus discípulos, ¿por qué piensas que Él escogió a aquellos doce? No fue porque ellos levantaron sus manos diciendo: “¡Yo! ¡Escógeme a mí!” No, fue porque conocía la condición de sus corazones. Ellos eran hombres que habían oído el llamado y dijeron: “Eso es lo que yo quiero. Eso es lo que necesito.” Por eso Jesús los escogió. Aún hoy Jesús tiene un plan para la vida de cada persona a quien Él llama.
Hace varios años, había un navegante quien necesitaba a Dios en su vida. El navegante  determinó que no valía la pena seguir viviendo. Un día, mientras miraba por la barandilla del barco, sin pensar en Dios, mirando el océano tan agitado y listo para saltar al agua, oyó la voz de Dios. Este era el momento en el que más necesidad tenía y Dios no le falló. Dios le preguntó: “Si tú saltas al agua, ¿cuál será tu fin?” En ese mismo instante, el hombre comenzó a buscar la verdad. Dios lo guió por el sendero correcto. Cuando llegó al próximo puerto, alguien le invitó a un servicio en la iglesia. Allí escuchó la verdad, oró y recibo la salvación. Si no hubiera sido por el llamado de Dios ese día en el océano, ese hombre hubiera estado perdido por toda la eternidad. En vez de eso, él ha podido decirle a muchos acerca de Dios.
En este mundo de tumulto, el llamado de Dios aun es escuchado por personas que quieren hacer lo correcto pero necesitan la fuerza que sólo Dios les puede dar. ¿Quieres recibir la misericordia y el perdón de pecados? ¿Quieres ser escogido por Dios? El te está llamando. Síguele y sé un “Pescador de hombres.”

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Dime Sobre Eso