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¡La Perseverancia!

Currículo
Respuesta para Estudiantes
75
TEXTO: Marcos 5:24-34

¡La Perseverancia en hacer un envase de barro le enseñó a Daniel el valor de continuar!

DANIEL GOLPEÓ EL BARRO con frustración, convirtiéndolo en una masa deforme. Cada día de esta semana él había tratado de hacer un envase, había tratado y había fallado.
Era el último día antes de finalizar el período de las calificaciones. ¿Por qué no podía conseguir que el envase tomara forma? Sus manos parecían inútiles.
Todo el trimestre él se había ocupado en pintar las hermosas cerámicas que su maestro había sacado de los moldes. Él estaba orgulloso de esos trabajos, y había dado varios de ellos como regalos.
Pero crear algo con sus propias manos . . . ¿por qué no podía hacerlo?
Él comenzó de nuevo. Despacio, cuidadosamente, y tan uniformemente como él pudo, extendió algunos rollos que debían formar los lados del envase. El fondo estaba liso, se veía bien. Poco a poco comenzaba a atar el primer rollo, apretándolo suavemente a la base y estirando los lados hacia arriba.

VERSO CLAVE: Anda todo el camino con Jesús.
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. — Mateo 10:22

“¿Cómo te va Daniel?” La voz del maestro captó su atención, “es casi hora de limpiar.” Daniel dio un vistazo al reloj y con asombro dijo: ¿cómo es posible? Era casi la hora para que sonora la campana, y él no había completado su proyecto. “Oh no, él exclamó. Estaba tan desalentado, ya que realmente había trabajado duro. Ahora su calificación bajaría, y él esperaba conseguir una calificación alta.
Notando su aspecto de desesperación, su maestro se acercó a su área de trabajo. Animándolo y ayudando, él le mostró a Daniel donde apretar, donde estirar, y donde mover para suavizar, y luego terminó. La simetría de la vasija le sorprendió. ¡Parecía tan fácil con la ayuda del maestro!
Juntos pusieron el envase en el mostrador para que se secara. Mientras Daniel le agradecía al maestro por su ayuda, pensaba con que facilidad se había completado el envase. Considerando que hace un momento había estado en absoluta desesperación, y sin ninguna esperanza de terminarlo.
El autobús de la escuela lo dejó, pero no le importó esa tarde, él estaba muy contento y aliviado de haber completado su proyecto. Mientras caminaba hacia la casa, él se maravilló de nuevo del cambio de sus emociones: Quince minutos antes había estado totalmente deprimido y ahora se sentía libre como un pajarito.
Esto es justamente lo que Jesús hace por las personas que están desalentadas. Sólo un toque de Sus manos y la escena es totalmente cambiada, Daniel pensó. Cuando estamos en problemas y desesperados, entonces Dios nos ayuda.
Él pensó en las Sagradas Escrituras que había estado estudiado esa semana para su lección de Escuela Dominical. Ciertamente la mujer de la cual había estado leyendo había estado llena de desesperación y desaliento. Ella había estado enferma por doce largos años. Que era casi el tiempo completo de la vida de Daniel. ¿Y si él hubiese estado enfermo desde el día que nació? ¡No lo podía imaginar!
Ella había ido a todos los médicos de su pueblo y había gastado todo su dinero para ver si ellos podían sanarla. ¿Logró sentirse bien? No. No del todo. ¡Ella había empeorado!
¡Imagínate el dolor! Sin embargo ella lo sintió. Ella se levantó y siguió a Jesús. Ella empujó y se abrió paso entre la multitud.
Si sólo pudiera lograr acercarse lo suficiente para tocar Su manto, pensó, luego se sentiría sana. Su energía casi se había agotado. La multitud empujaba. Ella extendió su mano, pero Jesús se había movido. Ella trató de nuevo, pero alguien se movió justo enfrente de ella. Temerosa de que nunca lo alcanzaría, empujó hacia adelante con gran determinación y tocó el borde de Su vestido. En ese momento, había sanado perfectamente por completo.
El papá de Daniel tenía una gran palabra para este tipo de “actitud.” Era perseverancia. Y esto es lo que la señora había mostrado al ir a Jesús, a pesar de su dolor y desesperación. Ella había ido, y persistido hasta que tuvo lo que había ido a buscar.
Daniel pensó que su papá estaría orgulloso de él también. Él había perseverado también; se mantuvo trabajando en ese envase hasta que su maestro había visto su aplicación y determinación y había extendido una ayuda esa mañana.
Daniel decidió que el próximo domingo, él le diría a su maestro de la Escuela Dominical lo que había aprendido acerca de la perseverancia esta semana. Es aun más importante perseverar en la oración y en el servicio de Dios.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Cómo Debemos Orar?